El FBI y la fiscalía recomiendan imputar al general Petraeus
El fiscal general debe decidir si presenta cargos contra el exdirector de la CIA por divulgar información clasificada a una amante
Joan Faus
Washington, El País
El futuro de la golpeada reputación del exdirector de la CIA David Petraeus depende en gran parte del fiscal general saliente de Estados Unidos, Eric Holder. El FBI y los fiscales del Departamento de Justicia han recomendado imputar a Petraeus alegando que proporcionó, como director de la Agencia de Inteligencia, información reservada a la que fue su amante, Paula Broadwell. La divulgación de la relación extramatrimonial llevó al laureado general a presentar su dimisión en noviembre de 2012.
Tras la recomendación del FBI y el Departamento de Justicia, revelada el viernes por el diario The New York Times, Holder debe decidir si presenta o no cargos contra Petraeus, de 62 años. El general de cuatro estrellas podría enfrentarse a penas de cárcel. La investigación se inició poco antes de destaparse la relación con Broadwell, de 42 años, que se había iniciado en 2011 cuando la veterana del Ejército trabajaba en una biografía sobre el militar.
La investigación se centra en si Petraeus —que asumió la dirección de la CIA en abril de 2011— dio acceso a Broadwell a su correo electrónico y a otra información clasificada. Tras la dimisión del general, agentes del FBI hallaron documentos clasificados en el ordenador de la escritora. En el momento de la renuncia, el FBI ya investigaba si Broadwell había podido tener acceso a información reservada.
Petraeus —que tuvo un papel clave en estabilizar Irak como comandante de las fuerzas estadounidenses en la fase final de la guerra y que más tarde ocupó el mismo cargo en Afganistán— siempre ha negado haber proporcionado información a Broadwell.
Desde finales del año pasado, se espera una decisión de Holder en el caso. El retraso, según The New York Times, ha causado malestar en el seno del FBI y el Departamento de Justicia por el temor a que el fiscal general conceda un trato de favor a Petraeus mientras mantiene una política de mano dura contra las filtraciones a periodistas.
Poco después de la renuncia de Petraeus, el presidente de EE UU, Barack Obama, dijo no tener evidencias de que el exdirector de la CIA divulgara información clasificada que “en cualquier modo hubiese tenido un impacto negativo en nuestra seguridad nacional”.
Desde su salida de la sede de la agencia en Langley, a las afueras de Washington, Petraeus ha mantenido un perfil público bajo. Se ha dedicado a la docencia, a impartir discursos y a trabajar como socio en una firma inversora. En marzo de 2013, se disculpó por primera vez públicamente: “Lamento mucho las circunstancias que me llevaron a dimitir”, afirmó.
Joan Faus
Washington, El País
El futuro de la golpeada reputación del exdirector de la CIA David Petraeus depende en gran parte del fiscal general saliente de Estados Unidos, Eric Holder. El FBI y los fiscales del Departamento de Justicia han recomendado imputar a Petraeus alegando que proporcionó, como director de la Agencia de Inteligencia, información reservada a la que fue su amante, Paula Broadwell. La divulgación de la relación extramatrimonial llevó al laureado general a presentar su dimisión en noviembre de 2012.
Tras la recomendación del FBI y el Departamento de Justicia, revelada el viernes por el diario The New York Times, Holder debe decidir si presenta o no cargos contra Petraeus, de 62 años. El general de cuatro estrellas podría enfrentarse a penas de cárcel. La investigación se inició poco antes de destaparse la relación con Broadwell, de 42 años, que se había iniciado en 2011 cuando la veterana del Ejército trabajaba en una biografía sobre el militar.
La investigación se centra en si Petraeus —que asumió la dirección de la CIA en abril de 2011— dio acceso a Broadwell a su correo electrónico y a otra información clasificada. Tras la dimisión del general, agentes del FBI hallaron documentos clasificados en el ordenador de la escritora. En el momento de la renuncia, el FBI ya investigaba si Broadwell había podido tener acceso a información reservada.
Petraeus —que tuvo un papel clave en estabilizar Irak como comandante de las fuerzas estadounidenses en la fase final de la guerra y que más tarde ocupó el mismo cargo en Afganistán— siempre ha negado haber proporcionado información a Broadwell.
Desde finales del año pasado, se espera una decisión de Holder en el caso. El retraso, según The New York Times, ha causado malestar en el seno del FBI y el Departamento de Justicia por el temor a que el fiscal general conceda un trato de favor a Petraeus mientras mantiene una política de mano dura contra las filtraciones a periodistas.
Poco después de la renuncia de Petraeus, el presidente de EE UU, Barack Obama, dijo no tener evidencias de que el exdirector de la CIA divulgara información clasificada que “en cualquier modo hubiese tenido un impacto negativo en nuestra seguridad nacional”.
Desde su salida de la sede de la agencia en Langley, a las afueras de Washington, Petraeus ha mantenido un perfil público bajo. Se ha dedicado a la docencia, a impartir discursos y a trabajar como socio en una firma inversora. En marzo de 2013, se disculpó por primera vez públicamente: “Lamento mucho las circunstancias que me llevaron a dimitir”, afirmó.