Benzema hizo de Cristiano
Madrid, As
Benzema fue el principal protagonista de un partido que buscaba estrellas en ausencia de Cristiano. Después de un encuentro completísimo, el francés consiguió un gol de bandera que representó el final con beso que merecía. La Real apenas presentó resistencia más allá de los tres primeros minutos: ni se le vio el talento ni la defensa. Tampoco el entrenador, sólo el portero.
El inicio fue una descarga eléctrica: dos goles en dos minutos, de cabeza y sin saltar. A los 40 segundos marcó Aritz Elustondo, al rematar un córner con tanta pericia como asombro, su primer gol en Liga. Poco después fue James quien anotó, esta vez a pase de Marcelo. El colombiano hizo un giro de cabeza tan académico que permite pensar que quiso colocar la pelota en la escuadra. Por allí entró. Si James potencia esta habilidad, en pocos meses podrá lanzar dardos con el flequillo.
La emoción taquicárdica todavía duró un minuto más: Canales desvió un tiro de Granero y el balón estuvo a punto de colarse en la portería de Casillas. Después, se hizo la calma, momentánea. Hasta la lesión de Vela (13’) el partido no dejó noticia alguna. Sin el mexicano, la Real empezó a retrasar sus líneas, pecado mortal para un equipo que no sabe defenderse, que sólo se sostiene con el balón.
El gol de Sergio Ramos fue la consecuencia natural de un ataque sostenido. No excesivamente coordinado, pero sostenido. Marcelo volvió a iniciar la jugada: Benzema controló su pase al segundo palo y Rulli repelió con tan mala fortuna que el balón cayó a los pies de Ramos. El indudable mérito del central fue estar allí, tan lejos de su hogar.
Acabada la intriga, comenzó el cuchicheo. Benzema condujo una contra y regaló el gol a James, claro, cantado. Sin embargo, antes de que el colombiano pudiera chutar, Bale se abalanzó sobre él y disparó fuera. El estadio entero susurró “chupón” y no faltó quien lo gritó al viento serrano.
Aquello debió afectar a Bale, que es un chupón con conciencia y remordimientos. De manera que el resto del partido lo dedicó a asistir a sus compañeros. El tercer gol se lo cedió a Benzema después de una pared con el francés. En las jugadas posteriores insistió en la filantropía. Unas veces de tacón y otras de espuela. Hasta que no pudo más y se jugó una contra sin atender a la ayuda de Chicharito. Rulli evitó el gol redentor.
El resto son nombres propios. Benzema, ya está dicho, completó otro partido espléndido, en permanente beneficio del equipo. Illarramendi, por su parte, no escapó de la languidez que le condena. Isco, como suele, llenó el partido de farolillos y banderitas. De fiesta, en definitiva.
La Real, por último, nos mostró a un gran portero de 22 años que tiene la cara de un niño de 15. Antes de que finalice la temporada se le curtirá el cutis, le crecerá barba de náufrago y le brotarán cicatrices de pirata. Madurez, lo llaman.