Una veintena de muertos en varios ataques talibanes en Afganistán

Los insurgentes intensifican sus ataques a soldados y funcionarios en vísperas de la retirada de las tropas extranjeras

Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Al menos 20 personas han muerto este sábado en Afganistán en varios atentados talibanes. Ese grupo insurgente ha aumentado sus operaciones en vísperas de la retirada de las tropas internacionales. A partir del 1 de enero, sólo quedará un pequeño contingente extranjero para entrenar a los soldados afganos. Entre las víctimas hubo un alto funcionario del Tribunal Supremo, siete empleados del Ministerio de Defensa y 12 desminadores, lo que confirma su estrategia de atacar a las fuerzas y funcionarios públicos para desalentar a esos trabajadores y socavar la autoridad del Estado.


El atentado más espectacular se produjo a media tarde en Kabul, cuando un suicida se lanzó con su carga de explosivos contra un autobús que transportaba a empleados del Ministerio de Defensa. Dejó siete muertos y 14 heridos, según Hashmat Stanekzai, portavoz de la policía de la capital, citado por la cadena de televisión afgana TOLOnews. Aunque todos los fallecidos eran militares, hay algunos civiles entre los heridos. Según fuentes hospitalarias, una niña se encontraba en estado crítico.

Los talibanes se responsabilizaron del ataque, el segundo del día en Kabul. A las ocho y media de la mañana, dos hombres en una moto mataron al secretario jefe del Tribunal Supremo, Atiqullah Raufi, cuando salía de su domicilio. El comunicado no explicaba el motivo, pero los rebeldes, que gestionan sus propios tribunales, a menudo denuncian como corrupto el sistema judicial estatal. Stanekzai dio a entender que podría tratarse de un “asesinato político”.

En el momento en el que las fuerzas afganas están a punto de quedarse solas para mantener la seguridad del país, resulta especialmente preocupante que los insurgentes puedan hacer semejante demostración de fuerza en la capital. Kabul se encuentra teóricamente blindada, en comparación con el resto de las provincias afganas.

De hecho, el ataque más grave se produjo en la provincia de Helmand, al sur del país. Un comando talibán atacó a un grupo de especialistas que estaban desactivando minas. Doce de ellos resultaron muertos. Los soldados respondieron a la agresión y mataron a dos de los atacantes, además de hacer cuatro prisioneros, según informó Omar Zwak, portavoz de la gobernación provincial, citado por la agencia France Presse.

Desde hace algunas semanas, se han multiplicado los atentados. El viernes, dos soldados estadounidenses murieron en un ataque al este de Afganistán. El día anterior, otro suicida mató a un alemán e hirió a otras veinte personas en el centro cultural francés de Kabul.

Pero son los afganos quienes se llevan la peor parte. En lo que va de año, los talibanes han causado la muerte de 1.500 civiles y 4.600 policías y soldados. En un intento de frenar esa sangría, el nuevo presidente, Ashraf Ghani, ha ofrecido negociaciones a los insurgentes, pero estos rechazan el diálogo directo con Kabul, al que ven como una marioneta de EEUU.

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