Los tres problemas que volvieron “ingobernable” a Israel

Israel, BBC
Netanyahu anunció su intención de disolver la Knesset “lo antes posible” y de convocar elecciones anticipadas.
“Mi responsabilidad como primer ministro es hacer eso. Preservar la seguridad, desarrollar la economía, disminuir el costo de la vida. Cuidar de ustedes, ciudadanos de Israel”, dijo Benjamín Netanyahu en rueda de prensa este martes.
En el evento televisado, el jefe de gobierno anunció su intención de disolver la Knesset (Parlamento) “lo antes posible” y de convocar elecciones anticipadas.
Con ello pretende terminar con una situación de “ingobernabilidad”, según dijo.


Y mientras, la figura dominante de la política israelí en las dos últimas décadas mencionó entre líneas los problemas que le han puesto entre la espada y la pared.
Con una frase hizo referencia a dos de los retos que enfrenta su gobierno: la seguridad y la economía.
Pero sobre todo subrayó el tercero: las crecientes tensiones internas de la cada vez más deficiente coalición de gobierno que lidera.
“En las recientes semanas, incluyendo las últimas 24 horas, los ministros (de Finanzas, Yair) Lapid y (de Justicia, Tzipi) Livni atacaron duramente al gobierno que dirijo. No voy a (…) tolerar ministros que atacan desde dentro del gobierno a las políticas gubernamentales y a su líder”, sentenció.
Y tras acusarlos de dar “un golpe de Estado”, zanjó lo dicho con la expulsión de Lapid y Livni de la coalición de gobierno compuesta por cinco formaciones que van del centro a la extrema derecha.

Divisiones internas

“He cumplido la tarea”, dijo Netanyahu el 16 de marzo del 2013, sentado junto al presidente israelí Shimon Peres, en la presentación de la recién acordada coalición de gobierno.
El primer ministro subrayó la “cooperación” en su Ejecutivo, conformado por Likud (su partido), el ultranacionalista Israel Beitenu (concurrieron juntos a las elecciones como Likud-Beitenu), el ultraderechista Habait Hayehudí, y los partidos de centro Yesh Atid y Hatnua.
Mientras, Peres reconocía el esfuerzo: “Formar un gobierno es una tarea compleja y requiere tremendo esfuerzo y recursos. Hay algunos problemas, pero también muchas oportunidades en los ámbitos de la seguridad, la sociedad y la paz. El país lo necesita y la gente lo necesita. Ha llegado el momento”.

Tzipi Livni subrayó que Netanyahu y ella provienen de la misma casa política, pero que han tomado direcciones distintas.
Sin embargo, parecen haber pesado más los problemas que las oportunidades, y tras 22 meses de legislatura la alianza está a punto de romperse.
Las desavenencias internas se hicieron más patentes con la discusión de una controvertida norma hace diez días.
Ésta pretende cambiar la Ley Básica de Israel y definirlo como “Estado nación judío”.
Yesh Atid calificó la expulsión de los ministros del gabinete de Netanyahu como un “acto cobarde” y una “maniobra” del primer ministro, “rendido a las presiones de los (judíos) ultraortodoxos”.
También expresó que Netanyahu está yendo “demasiado hacia la derecha” con su apoyo a los asentamientos judíos en Jerusalén Este y en Cisjordania.
“Netanyahu y yo venimos de la misma casa política, pero hemos tomado diferentes direcciones”, declaró por su parte Livni.
Antes de unirse al partido formado por el exprimer ministro Ariel Sharon, Kadima, Livni fue parlamentaria y ministra en varios gobiernos de Likud.
“Las elecciones decidirán si seremos un Estado sionista o extremista”, añadió la ya exministra.

Economía

“Netanyahu ha escogido convocar elecciones en un momento en el que la situación es particularmente difícil“, dijo Yacoov Peri, ministro de Ciencia y compañero de Lapid en el partido Yesh Atid, tras el anuncio del primer ministro.
“Está la crisis con los Estados Unidos y la condición de la clase media, que se está deteriorando”.

Yair Lapid cree que dede el punto de vista económico es “una irresponsabilidad” convocar elecciones anticipadas.
Por su parte, en una conferencia el martes, el ministro de Finanzas ya había hecho referencia a la situación económica de Israel y su empeoramiento a causa de la ofensiva de 50 días sobre Gaza del pasado verano, la más larga llevada a cabo sobre la Franja desde 2009.
Según la agencia de evaluación de riesgo crediticio Fitch Ratings, la operación militar sobre Gaza le costó a Israel el 0,6% de su producto interno bruto.

Ante la intención de llamar a los votantes a urnas, Lapid acusó a Netanyahu de gastar “miles de millones de shekels (moneda israelí) en la celebración de elecciones en lugar de utilizarlos para mejorar la vida de los ciudadanos”.
La economía israelí, que había estado creciendo a una tasa anual del 3% recientemente, se contrajo un 0,4% en el tercer trimestre de este año, coincidiendo con la ofensiva.
Gigi Kleiman, de la oficina de la BBC en Jerusalén, no cree que la economía sea uno de los motivos para convocar elecciones anticipadas.
Pero aliviar la situación económica de la clase media sí será un reto que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno, subraya a BBC Mundo.

Seguridad

La situación de seguridad también es un problema con el que debe lidiar el gobierno israelí.
El pasado 18 de noviembre dos hombres armados con una pistola, hachas y cuchillos atacaron una sinagoga en el barrio ortodoxo de Har Nof, en Jerusalén, mientras se llevaban a cabo rezos.
Los atacantes mataron a cuatro personas y dejaron ocho heridos.
Según la policía israelí, los atacantes eran palestinos de Jerusalén Oriental.

El gobierno llamó a elecciones en 2015.
Ante esto, el primer ministro responsabilizó al líder palestino Mahmoud Abbas de “incitar” el ataque.
En esa línea, un diputado de Likud, Yariv Levin, presentó un plan de ocho medidas para “combatir el terrorismo”.
La iniciativa había sido encargada por Netanyahu, e incluye la demolición inmediata de las casas de los palestinos involucrados en los ataques contra Israel y la retirada de la ciudadanía.
Unas medidas vistas por sus socios de gobierno más moderados como un intento de contentar a las facciones más de derecha.
Estos tres retos tendrá que enfrentar el gobierno que emerja de las elecciones convocadas para el 17 de marzo.
Será el Ejecutivo número 33 en los 67 años desde que se fundara el Estado de Israel, un país acostumbrado a las rupturas de las coaliciones de gobierno.

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