La impactante foto que muestra las desigualdes que hay en Brasil entre ricos y pobres
Río de Janeiro
El fútbol, ese deporte de masas adorado por millones de personas en el mundo, suele servir como un elemento de unión, un espacio en el que compartir el amor a unos colores y sentir unas emociones muy especiales. Sin embargo, curiosamente en uno de los países en los que más se disfruta del fútbol y en el que además su combinado nacional es el más laureado con cinco títulos mundiales, ocurre exactamente lo contrario.
Donde debería haber puentes, se han abierto abismos y la celebración en Brasil en 2013 de la Copa Confederaciones y en 2014 del Mundial han supuesto la gota que ha colmado el vaso de miles y miles de personas que apenas tienen nada con lo que sobrevivir y que prefieren que los recursos empleados en la organización de tales eventos deportivos se gasten en mejorar las condiciones de vida de su población.
Como buena muestra de esta situación, la imagen que acompaña este post, tomada por el fotógrafo Eduardo Soares para el diario O Povo, en la que se ve a una mujer buscando alimento o algo útil en el interior de un cubo de basura, mientras que varios aficionados brasileños pasan por delante y arrojan cosas dentro.
Dilma se abraza con Lula durante un discurso en la campaña (AP)Dilma se abraza con Lula durante un discurso en la campaña (AP)Es la brecha entre ricos y pobres, aquellos que pueden ver un partido de fútbol sin preocupaciones frente a los que cada día tienen que realizar un esfuerzo mayúsculo por garantizar su propia supervivencia. La imagen, que se ha hecho muy viral en el mundo entero, no corresponde al Mundial de 2014, pese a que en un primer momento se pensó que sí.
Se trata de una foto capturada durante la Copa Confederaciones en la que Brasil terminó alzando el título tras golear a España en la final por 3-0, pero muchos brasileños tenían poco que celebrar.
Y es que el país se ha convertido en una de las economías más florecientes del mundo gracias a sus abundantes recursos, pero este auge todavía no ha llegado de la misma manera a su población. Aún hay mucha pobreza, persisten muchas desigualdades y en ocasiones el sistema no protege a los más desvalidos.
[Relacionado: El fin del sueño de Marina Silva, la candidata humilde que creyó que podía ganar en Brasil]
Si bien es cierto que con los consecutivos gobiernos del Partido de los Trabajadores (Lula de 2003 a 2011 y Dilma Rousseff desde 2011 a la actualidad) han salido de la pobreza extrema más de 36 millones de personas, lo cierto es que aún queda un larguísimo camino por delante.
La reelección de Dilma en las elecciones generales que se celebraron en octubre muestran que Brasil todavía cree que el PT es la respuesta para conseguir dejar atrás de una vez las tremendas desigualdades y conseguir que el fútbol sea solo un entretenimiento y una pasión y no la brecha en la que se ponen de manifiesto dos formas muy distintas de vivir en el país.
El fútbol, ese deporte de masas adorado por millones de personas en el mundo, suele servir como un elemento de unión, un espacio en el que compartir el amor a unos colores y sentir unas emociones muy especiales. Sin embargo, curiosamente en uno de los países en los que más se disfruta del fútbol y en el que además su combinado nacional es el más laureado con cinco títulos mundiales, ocurre exactamente lo contrario.
Donde debería haber puentes, se han abierto abismos y la celebración en Brasil en 2013 de la Copa Confederaciones y en 2014 del Mundial han supuesto la gota que ha colmado el vaso de miles y miles de personas que apenas tienen nada con lo que sobrevivir y que prefieren que los recursos empleados en la organización de tales eventos deportivos se gasten en mejorar las condiciones de vida de su población.
Como buena muestra de esta situación, la imagen que acompaña este post, tomada por el fotógrafo Eduardo Soares para el diario O Povo, en la que se ve a una mujer buscando alimento o algo útil en el interior de un cubo de basura, mientras que varios aficionados brasileños pasan por delante y arrojan cosas dentro.
Dilma se abraza con Lula durante un discurso en la campaña (AP)Dilma se abraza con Lula durante un discurso en la campaña (AP)Es la brecha entre ricos y pobres, aquellos que pueden ver un partido de fútbol sin preocupaciones frente a los que cada día tienen que realizar un esfuerzo mayúsculo por garantizar su propia supervivencia. La imagen, que se ha hecho muy viral en el mundo entero, no corresponde al Mundial de 2014, pese a que en un primer momento se pensó que sí.
Se trata de una foto capturada durante la Copa Confederaciones en la que Brasil terminó alzando el título tras golear a España en la final por 3-0, pero muchos brasileños tenían poco que celebrar.
Y es que el país se ha convertido en una de las economías más florecientes del mundo gracias a sus abundantes recursos, pero este auge todavía no ha llegado de la misma manera a su población. Aún hay mucha pobreza, persisten muchas desigualdades y en ocasiones el sistema no protege a los más desvalidos.
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Si bien es cierto que con los consecutivos gobiernos del Partido de los Trabajadores (Lula de 2003 a 2011 y Dilma Rousseff desde 2011 a la actualidad) han salido de la pobreza extrema más de 36 millones de personas, lo cierto es que aún queda un larguísimo camino por delante.
La reelección de Dilma en las elecciones generales que se celebraron en octubre muestran que Brasil todavía cree que el PT es la respuesta para conseguir dejar atrás de una vez las tremendas desigualdades y conseguir que el fútbol sea solo un entretenimiento y una pasión y no la brecha en la que se ponen de manifiesto dos formas muy distintas de vivir en el país.