Italia admite que desconoce cuántas personas han muerto en el ferri
El fiscal que investiga el suceso dice que el paradero de 179 viajeros es una incógnita
Raquel García
Roma, El País
A medida que avanzaba este martes la jornada, aumentaba la confusión sobre cuántas personas viajaban en el ferri incendiado el domingo en el Adriático y su paradero actual. El procurador jefe de Bari, Giuseppe Volpe, que ha abierto una investigación criminal para esclarecer lo ocurrido en el Norman Atlantic, confirmaba que se han comenzado a recoger los testimonios de los náufragos incautándose además de los teléfonos móviles con los que se grabaron imágenes del fuego y de la evacuación de la nave. Solo una pequeña parte de los supervivientes está ya en tierra, otros muchos (se desconoce exactamente cuántos) navegan hacia la costa a bordo de diversas embarcaciones a las que llegaron en los botes salvavidas y los helicópteros que los sacaron del barco en llamas en un rescate que duró 36 horas.
Contando los pasajeros que ya están en tierra (unos 60), al fiscal Volpe le faltan 179 personas respecto a las listas publicadas por las autoridades (478 personas, incluyendo miembros de la tripulación). Pero de ellas “la mayoría, si no todas”, deberían estar, aseguró en conferencia de prensa, “a bordo de dos buques mercantes que han ayudado en las labores de rescate y que se dirigen hacia Grecia”.
Desde la Capitanía del puerto de Bari, el fiscal Volpe modificó las cifras iniciales: a las 478 personas de la lista oficial añadió 18 viajeros anteriormente no computados y tres inmigrantes indocumentados —dos afganos y un sirio— “escondidos en la bodega de la nave”. Por lo que, en total, en el Norman Atlanticviajarían “499 personas”. “Y nos tememos que, cuando se recuperen los restos de la nave, se descubran aún más cadáveres [de inmigrantes clandestinos]” que se sumarían a los fallecidos confirmados hasta ahora.
Las autoridades sí oficializaron a media tarde del marte el hallazgo de otro cadáver, lo que eleva a 11 el número de víctimas mortales. El resto de los números no cuadran. El resultado final podría añadir gravedad a la tragedia que mantiene en vilo a Italia, al mando de la operación de salvamento, pero también a Grecia y Albania desde que se declaró el incendio del ferri italiano que zarpó del puerto griego de Patras en dirección a la ciudad italiana de Ancona y llegó, empujado por la fuerza del mar en pleno temporal, a aguas albanesas.
En la declaración ante los medios con la que este martes el primer ministro italiano ponía fin a la parte institucional de su visita de un día a Albania, Matteo Renzi elogiaba la dedicación del personal que ha participado en las labores de rescate “dando prueba de una eficacia al límite del heroísmo”.
Acto seguido recordó que por la mañana dos marineros albaneses habían muerto al romperse el cable de acero con el que intentaban amarrar lo que queda de la embarcación para remolcarla hasta el puerto albanés de Vlorë (en italiano Valona). Las últimas informaciones apuntan a que se intentará remolcar el casco del ferri hasta el puerto de Brindisi (Puglia) cuando mejoren las condiciones meteorológicas.
Al mensaje “moriremos como ratas” de uno de los pasajeros con el que los medios italianos ilustraban el pánico de los primeros momentos tras declararse el incendio se suman las declaraciones de los náufragos ya a salvo, como la griega Hieron Urania que desde el Hotel Nettuno de Brindisi aseguraba a la televisión pública italiana que la señal de alarma se dio tarde: “Las llamas ya habían llegado al bar […]. Además, la tripulación, mitad italianos y mitad griegos, ni se entendían entre ellos. De todas formas la nave, con todos esos camiones, no tenía que haber transportado también familias con niños”. Otros testimonios describen terribles escenas en una desesperada lucha por la supervivencia. “Me llegaron a ofrecer de todo, hasta joyas, para subir antes a los helicópteros”, explicaba el socorrista Christian Wiersdorf al diario La Repubblica.
El último cuerpo sin vida fue recuperado a media tarde por el buque anfibio militar italiano San Giorgio, que retrasaba así otra vez su llegada al puerto de Brindisi. La Marina militar italiana ha habilitado a bordo de la embarcación San Giusto un centro de coordinación y acogida para los familiares de las 214 personas que, según las últimas cifras de la Fiscalía de Bari, viajaban a bordo. Entre ellas, los miembros italianos de la tripulación y el capitán del ferri, Argilio Giacomazzi, bautizado por la prensa italiana como “el anti-Schettino” porque, a diferencia del capitán del Costa Concordia en 2012, esta vez fue el último en abandonar la nave. Siguiendo el procedimiento habitual, tanto él como el armador de la embarcación serán interrogados y podrían tener que hacer frente a la acusación de “naufragio por imprudencia” y homicidio imprudente múltiple.
El mal tiempo ha impedido al mercante Aby Jeannette, con bandera de Malta, llegar al puerto de Manfredonia (Puglia) y se dirige a Taranto (en Apulia, sur de Italia), con 39 náufragos a bordo.
Raquel García
Roma, El País
A medida que avanzaba este martes la jornada, aumentaba la confusión sobre cuántas personas viajaban en el ferri incendiado el domingo en el Adriático y su paradero actual. El procurador jefe de Bari, Giuseppe Volpe, que ha abierto una investigación criminal para esclarecer lo ocurrido en el Norman Atlantic, confirmaba que se han comenzado a recoger los testimonios de los náufragos incautándose además de los teléfonos móviles con los que se grabaron imágenes del fuego y de la evacuación de la nave. Solo una pequeña parte de los supervivientes está ya en tierra, otros muchos (se desconoce exactamente cuántos) navegan hacia la costa a bordo de diversas embarcaciones a las que llegaron en los botes salvavidas y los helicópteros que los sacaron del barco en llamas en un rescate que duró 36 horas.
Contando los pasajeros que ya están en tierra (unos 60), al fiscal Volpe le faltan 179 personas respecto a las listas publicadas por las autoridades (478 personas, incluyendo miembros de la tripulación). Pero de ellas “la mayoría, si no todas”, deberían estar, aseguró en conferencia de prensa, “a bordo de dos buques mercantes que han ayudado en las labores de rescate y que se dirigen hacia Grecia”.
Desde la Capitanía del puerto de Bari, el fiscal Volpe modificó las cifras iniciales: a las 478 personas de la lista oficial añadió 18 viajeros anteriormente no computados y tres inmigrantes indocumentados —dos afganos y un sirio— “escondidos en la bodega de la nave”. Por lo que, en total, en el Norman Atlanticviajarían “499 personas”. “Y nos tememos que, cuando se recuperen los restos de la nave, se descubran aún más cadáveres [de inmigrantes clandestinos]” que se sumarían a los fallecidos confirmados hasta ahora.
Las autoridades sí oficializaron a media tarde del marte el hallazgo de otro cadáver, lo que eleva a 11 el número de víctimas mortales. El resto de los números no cuadran. El resultado final podría añadir gravedad a la tragedia que mantiene en vilo a Italia, al mando de la operación de salvamento, pero también a Grecia y Albania desde que se declaró el incendio del ferri italiano que zarpó del puerto griego de Patras en dirección a la ciudad italiana de Ancona y llegó, empujado por la fuerza del mar en pleno temporal, a aguas albanesas.
En la declaración ante los medios con la que este martes el primer ministro italiano ponía fin a la parte institucional de su visita de un día a Albania, Matteo Renzi elogiaba la dedicación del personal que ha participado en las labores de rescate “dando prueba de una eficacia al límite del heroísmo”.
Acto seguido recordó que por la mañana dos marineros albaneses habían muerto al romperse el cable de acero con el que intentaban amarrar lo que queda de la embarcación para remolcarla hasta el puerto albanés de Vlorë (en italiano Valona). Las últimas informaciones apuntan a que se intentará remolcar el casco del ferri hasta el puerto de Brindisi (Puglia) cuando mejoren las condiciones meteorológicas.
Al mensaje “moriremos como ratas” de uno de los pasajeros con el que los medios italianos ilustraban el pánico de los primeros momentos tras declararse el incendio se suman las declaraciones de los náufragos ya a salvo, como la griega Hieron Urania que desde el Hotel Nettuno de Brindisi aseguraba a la televisión pública italiana que la señal de alarma se dio tarde: “Las llamas ya habían llegado al bar […]. Además, la tripulación, mitad italianos y mitad griegos, ni se entendían entre ellos. De todas formas la nave, con todos esos camiones, no tenía que haber transportado también familias con niños”. Otros testimonios describen terribles escenas en una desesperada lucha por la supervivencia. “Me llegaron a ofrecer de todo, hasta joyas, para subir antes a los helicópteros”, explicaba el socorrista Christian Wiersdorf al diario La Repubblica.
El último cuerpo sin vida fue recuperado a media tarde por el buque anfibio militar italiano San Giorgio, que retrasaba así otra vez su llegada al puerto de Brindisi. La Marina militar italiana ha habilitado a bordo de la embarcación San Giusto un centro de coordinación y acogida para los familiares de las 214 personas que, según las últimas cifras de la Fiscalía de Bari, viajaban a bordo. Entre ellas, los miembros italianos de la tripulación y el capitán del ferri, Argilio Giacomazzi, bautizado por la prensa italiana como “el anti-Schettino” porque, a diferencia del capitán del Costa Concordia en 2012, esta vez fue el último en abandonar la nave. Siguiendo el procedimiento habitual, tanto él como el armador de la embarcación serán interrogados y podrían tener que hacer frente a la acusación de “naufragio por imprudencia” y homicidio imprudente múltiple.
El mal tiempo ha impedido al mercante Aby Jeannette, con bandera de Malta, llegar al puerto de Manfredonia (Puglia) y se dirige a Taranto (en Apulia, sur de Italia), con 39 náufragos a bordo.