El Hobbit estrena la entrega más épica


Cine
Tras seis películas en dos trilogías, se cierra la adaptación cinematográfica de la obra de Tolkien con 'La batalla de los cinco ejércitos', que incluye 45 minutos de batalla
Se acaba la trilogía de El Hobbit con el estreno este miércoles de La batalla de los cinco ejércitos, tercera y última entrega de la adaptación que Peter Jackson ha realizado de la novela El hobbit.
Con este estreno, Jackson cierra el círculo que rodea el mundo de Tolkien en la Tierra Media.



Un mundo recreado totalmente en Nueva Zelanda, con Peter Jackson como director en el centro de todo. En aquellas islas, donde también se han montado y realizado los cientos de efectos especiales con que cuentan las películas, Jackson ha sido el verdadero señor de los anillos. El amo de esas dos trilogías que, una tras otra, han cambiado la apreciación de la épica fantástica.

En total han sido seis películas de tres horas de duración -de media- cada una, sin contar la versión extendida que hay de todas ellas. Películas, en su conjunto, nominadas en 36 categorías a los Oscar, de las que han conseguido llevarse 18 estatuillas.

Con ambas trilogías gana la fantasía, generalmente reservada al rincón del friqui en las librerías o en el cine B. Tras el éxito de El señor de los anillos, podemos decir sin sonrojarnos "¡todos somos friquis en la Tierra Media!".

Adiós a elfos, pues. Adiós a orcos, medianos, hobbits y enanos. Adiós a uruk-hai, nazgûls y magos. Adiós a Sauron, el perverso. También adiós a Légolas, a todos los habitantes de la Tierra Media con frase en el mundo que inventó J.R.R. Tolkien. Primero como un cuento (El hobbit) dedicado a su hijo, allá por los años treinta. Y luego como otra cosa, más épica, y también más reivindicativa. Una saga que pretendía inventar un pasado mítico -y lingüístico- que Inglaterra, como pueblo, no había conocido. Ni Zeus ni Votan: el mundo de Tolkien, un éxito entre la juventud más inquieta a partir de los años setenta.

Pero sobre todo adiós al Gollum (Andy Serkis), ese ser deformado por el poder del anillo; ese anillo que es, a su vez, la encarnación del mal y el influjo de ese mal en la tierra. El Gollum, el guardián del anillo durante siglos, que habrá repetido "mi tesoro" en referencia a su preciada propiedad -cuando era suya- unas 35 veces en todo el ciclo. El mismo Serkis ha bromeado sobre su fuente de inspiración para el personaje: "Iggy Pop. claro".

Y adiós también a Gandalf, el mago. El único personaje, junto con el anillo, que aparece en las seis películas de la historia. El mago que se sacaba los trucos del forro de la manga y que, mientras levanta el báculo, grita: "¡No pasarás!". Cuentan que Sean Connery rechazó el papel, y el personaje entonces fue para Ian McKellen, que lo ha hecho suyo. Sus enemigos, Sauron y Saruman, deberían habérselo tomado más en serio.

Légolas (Orlando Bloom), elfo arquero. Ni duerme ni falla ninguna de sus flechas: camina por el hielo, vuela por los tejados, ¿es un pájaro? ¿es un dios? No, Légolas es apenas un elfo enamorado, como descubrimos en La batalla de los cinco ejércitos que hoy se estrena.

Pero ante todo no hay que olvidar a los dos hobbits protagonistas de la saga. El primero en el tiempo, pero el segundo en el mundo de Tolkien: Frodo Baggins (o Bolsón), encargado de terminar lo que inconscientemente, sin darse cuenta, inició su tío, Bilbo, al arrebatar el anillo al Gollum. Frodo (Elijah Wood): "Llevaré el anillo a Mordor, aunque no sé cómo", decía. Al final, tres películas de más de tres horas necesitó para descubrir su camino, o sea, la trilogía de El señor de los anillos.

Y luego (o antes) Bilbo (Martin Freeman), el otro Baggins. El hobbit con el que empieza la historia: "Necesito una vacaciones, unas largas vacaciones", dice. Y no es para menos: camina más de 1.500 kilómetros en 172 días de aventuras en la trilogía de El hobbit (según la productora). Aunque Frodo le supera: camina unos 2.900 kilómetros en 185 días. Es comprensible que ambos acaben exhaustos y necesiten un descanso.

Llegan, efectivamente, las vacaciones para todos. No habrá más entregas de las aventuras en el mundo mágico de Tolkien: sus herederos -los herederos de los derechos literarios- no quieren oír ni hablar de nuevas adaptaciones de las obras que quedan pendientes, El Silmarillion y otros cuentos, según ha confirmado el propio Jackson.

Con La batalla de los cinco ejércitos acaba todo, pues. Y todo empieza también. Porque lo deja perfectamente fundido, incluso en el tono -sombrío- con la anterior trilogia en un lote de seis títulos que concluye en sí mismo. La batalla de los cinco ejércitos es eso: la preparación de un largo enfrentamiento. Y una conclusión. Una batalla que tiene su culminación, su clímax, su todo, en esos 45 minutos de ejércitos contra ejércitos, de entrechocar de acero, de miembros cercenados y actos de magia (prudentemente atemperados para el público joven). Es la guerra, como un adelanto de las guerras que vendrán luego en el El señor de los anillos: el círculo se ha cerrado.

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