El Basilea pasa a octavos a costa de un intermitente Liverpool
Liverpool, As
El Liverpool no levanta cabeza. A pesar de jugar en casa y ante su público los de Rodgers han quedado apeados de la Champions y deberán conformarse con la Europa League.El motivo de la eliminación no es otro que la falta de competitividad. El partido ante el Basilea fue un calco de su paso por la Champions. Poca intensidad y menos fútbol. Gerrard es de los pocos que se salvan del desastre que es hoy el equipo red.
El Liverpool jugó sin alma, como si el empate le valiera para pasar a octavos. Y no. El empate sólo valía al Basilea. El cambio de papeles se hizo evidente desde el primer minuto. Los suizos salieron con su característico 3-5-2, en el que Xhaka y Gashi defienden como si fueran cinco los centrales y atacan como si fueran cuatro los delanteros. Dos pulmones en banda.
Pronto comenzaron a combinar los suizos. Y con criterio. Zuffi, Elneny y Frei lanzaron a un buen Basilea al ataque. En el minuto 25, el mejor juego suizo se materializó en el tanto de Frei. El centrocampista recortó a su par, se asoció con Zuffi y disparó desde fuera del área. El balón pasó pegadito al palo y se alojó en el fondo de la portería. El tanto que en cualquier campo enmudecería a la grada, levantó al público de Anfield que no dejó de animar a su equipo.
El Basilea siguió a lo suyo. En el 33 Streller pudo haber aumentado la ventaja a la salida de un córner, pero su remate salió bastante desviado y seis minutos después volvió a poner en apuros al Liverpool con un remate desde fuera del área que terminó despejando la defensa. Sin noticias del Liverpool hasta el momento. En el 43’ Henderson perdió un balón en el centro del campo y acabó en gol de Gashi. Anulado posteriormente por claro fuera de juego.
En la segunda parte nada cambió y peor se iban a poner las cosas para los ingleses con la expulsión de Markovic en el 60’. El serbio soltó el brazo con intención de golpear a Safari y aunque no le tocó, la simulación del iraní valió para que le expulsaran.
Fue entonce cuando un sensacional Gerrard se puso el mono de trabajo y lideró a su equipo. En el 81’, el capitán red marcó el tanto del empate en un magistral lanzamiento de falta que entró por la mismísima escuadra de la meta de Vaclik.
Los últimos nueve minutos son el espejo en el que se debe fijar el Liverpool en el futuro. Esos especiales nueve minutos en los que a punto estuvo de conseguir el segundo tanto que a la postre hubiera valido una clasificación. Henderson en dos ocasiones y Skrtel desperdiciaron tres claras oportunidades para cerrar el pase, pero la mala suerte y un sensacional Vaclik le apearon de esa posibilidad, que por otro lado, no hubiera sido merecida. En octavos estará el Basilea y se lo ha ganado a base de lucha y buen fútbol.
El Liverpool no levanta cabeza. A pesar de jugar en casa y ante su público los de Rodgers han quedado apeados de la Champions y deberán conformarse con la Europa League.El motivo de la eliminación no es otro que la falta de competitividad. El partido ante el Basilea fue un calco de su paso por la Champions. Poca intensidad y menos fútbol. Gerrard es de los pocos que se salvan del desastre que es hoy el equipo red.
El Liverpool jugó sin alma, como si el empate le valiera para pasar a octavos. Y no. El empate sólo valía al Basilea. El cambio de papeles se hizo evidente desde el primer minuto. Los suizos salieron con su característico 3-5-2, en el que Xhaka y Gashi defienden como si fueran cinco los centrales y atacan como si fueran cuatro los delanteros. Dos pulmones en banda.
Pronto comenzaron a combinar los suizos. Y con criterio. Zuffi, Elneny y Frei lanzaron a un buen Basilea al ataque. En el minuto 25, el mejor juego suizo se materializó en el tanto de Frei. El centrocampista recortó a su par, se asoció con Zuffi y disparó desde fuera del área. El balón pasó pegadito al palo y se alojó en el fondo de la portería. El tanto que en cualquier campo enmudecería a la grada, levantó al público de Anfield que no dejó de animar a su equipo.
El Basilea siguió a lo suyo. En el 33 Streller pudo haber aumentado la ventaja a la salida de un córner, pero su remate salió bastante desviado y seis minutos después volvió a poner en apuros al Liverpool con un remate desde fuera del área que terminó despejando la defensa. Sin noticias del Liverpool hasta el momento. En el 43’ Henderson perdió un balón en el centro del campo y acabó en gol de Gashi. Anulado posteriormente por claro fuera de juego.
En la segunda parte nada cambió y peor se iban a poner las cosas para los ingleses con la expulsión de Markovic en el 60’. El serbio soltó el brazo con intención de golpear a Safari y aunque no le tocó, la simulación del iraní valió para que le expulsaran.
Fue entonce cuando un sensacional Gerrard se puso el mono de trabajo y lideró a su equipo. En el 81’, el capitán red marcó el tanto del empate en un magistral lanzamiento de falta que entró por la mismísima escuadra de la meta de Vaclik.
Los últimos nueve minutos son el espejo en el que se debe fijar el Liverpool en el futuro. Esos especiales nueve minutos en los que a punto estuvo de conseguir el segundo tanto que a la postre hubiera valido una clasificación. Henderson en dos ocasiones y Skrtel desperdiciaron tres claras oportunidades para cerrar el pase, pero la mala suerte y un sensacional Vaclik le apearon de esa posibilidad, que por otro lado, no hubiera sido merecida. En octavos estará el Basilea y se lo ha ganado a base de lucha y buen fútbol.