El Barça de Luis Enrique golea al Córdoba sin despejar dudas

Barcelona, As
El Barça despidió el 2014 goleando por 5-0 en su estadio al Córdoba en un partido tedioso con muchos más goles que juego. El último partido de la Disneylandia en la que vive instalado Luis Enrique en este 2014 no dio signo alguno de mejora en el juego barcelonista. Más que vivir en el vértigo de las atracciones de los parques del padre de Mickey Mouse, el ritmo de juego en ataque del equipo blaugrana se asemeja más a un partido de Mini Golf en Marina d’Or. Lo que pasa es que al final, a este equipo, ante rivales como este, los goles le caen por castigo. Bendito castigo si además el último gol es tan formidable como el que anotó Messi.


El Barcelona que cerró este sábado el año en el Camp Nou es diferente de los de otros años en un aspecto fundamental. Acostumbrado a ser un equipo que tenía en torno al balón su razón de ser, este Barcelona destaca ahora en la presión al rival en la fase de recuperación. El Barça recupera muchísimas pelotas y presiona mucho y muy arriba. Incluso presiona bien. La cuestión está en que cuando los barcelonistas tienen la pelota en su poder nadie sabe muy bien qué hacer con ella. Y cuando lo hacen, lo hacen a una velocidad tan exasperantemente lenta que incluso equipos como el Córdoba tienen tiempo para ordenarse y trabajar en la recuperación.

El Barça se va de vacaciones a comer turrones siendo un equipo perdido en un laberinto que únicamente parece interpretar su entrenador. El técnico asturiano sorprendió con la inclusión de Montoya en el once inicial como lateral derecho. En los tiempos caóticos que vive el Barcelona, esta titularidad podría interpretarse tanto como un voto de confianza al trabajo del jugador y una invitación a que no desfallezca en su situación de marginalidad, o como un partido homenaje. Todo cabe en esa cabecita.

La primera parte del Barcelona fue de juzgado de guardia. Especialmente porque entre los agravantes a la acusación de molicie a los jugadores del Barça está el hecho de que Pedro hizo lo que más cuesta cuando un equipo con vocación ofensiva se enfrenta a uno como el Córdoba, que llegó al Camp Nou a verlas venir. El extremo canario abrió el marcador a los dos minutos de partido tras una notable asistencia de Rakitic. 1-0 y el Córdoba aún no había ligado dos pases con sentido. Todo parecía preparado para que se produjera una goleada que permitiera a los culés vivir las fiestas de Navidad con cierta esperanza.

Vana ilusión. El Barcelona cayó en la vagancia más absoluta y con honrosas excepciones como las del mencionado Pedro o la de Jordi Alba, el resto del equipo se dedicó a recuperar la pelota, presionar y volver a perderla con puntualidad suiza. Incluso en este estado de cosas, Ghillas y Borja pusieron a prueba a Bravo en un par de contragolpes que sirvieron para sembrar la inquietud entre los escasos seguidores que acudieron al Camp Nou. Porque, por si fuera poco, ayer se registró la entrada más pobre de la Liga en el Camp Nou. La gente se huele la tostada.

La segunda parte pareció empezar con más ritmo gracias al gol de Luis Suárez, que finalmente logró estrenarse en el Camp Nou en partido de Liga y un maravilloso disparo de Rakitic a la madera. Fue el inicio del declive del Córdoba, que se acabó llevando un castigo exagerado tras los goles de Piqué y dos de Messi. El segundo del argentino, una obra de arte al filo del descuento que valió por todo el partido.

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