Descubierto un proceso que rejuvenece el sistema inmunitario
La activación de los linfocitos puede ayudar a tratar infecciones o cánceres
Emilio de Benito
Madrid, El País
El sistema inmunitario —las defensas del organismo— también envejece. En concreto los linfocitos T, que son clave en la detección de organismos extraños para su posterior eliminación, van perdiendo sus propiedades con el tiempo, lo que explica, por ejemplo, por qué las personas mayores son más propensas a adquirir infecciones. El proceso por el que esto ocurre ha sido descrito por un equipo liderado por David Escors, del organismo de investigación Navarrabiomed, lo que permite pensar en trabajar para revertirlo. Lo han publicado en Nature Immunology.
El proceso de envejecimiento es más rápido de lo que se piensa. El propio Escors, que midió su sistema inmunitario como parte del trabajo, tenía entre un 35% y un 40% de sus linfocitos T envejecidos a los 37 años, cuando fue analizado (ahora tiene 40).
En el proceso están involucradas varias rutas (el gen p38, la AMPK), lo que ofrece distintas alternativas para actuar sobre ellas. La idea es reactivar el sistema inmunitario para fortalecerlo cuando surge una infección o para activarlo en inmunoterapias contra el cáncer, por ejemplo. De hecho, ya hay fármacos que actúan sobre el p38 (presente en algunos tipos de cáncer).
Otra opción sería usar una terapia génica para modificar los linfocitos y que perdieran la capacidad de envejecer. Por ejemplo, el sensor metabólico AMPK activa el p38, que, a su vez, hace que no se exprese la telomerasa. Esta enzima es clave para mantener la integridad de la información genética en la división celular, y al inhibirla se impide ese proceso. La consecuencia, al no haber envejecimiento, es que no hay mutaciones (cambios en el ADN que dan lugar a comportamientos anómalos de las células), y se detiene el proceso.
El AMPK también actúa cuando detecta una bajada de glucosa (el nutriente básico de las células), y activa un sistema de ahorro que reduce las divisiones celulares (y, por tanto, el envejecimiento).
El proceso, sin embargo, tiene otra lectura, y lo importante es encontrar el equilibrio. El envejecimiento de los linfocitos y su consecuente inactivación es un mecanismo de protección ante las mutaciones que hayan podido adquirir. Por eso a la hora de rejuvenecerlos hay que tener en cuenta ese aspecto con sus posibles riesgos (una reacción autoinmune, por ejemplo).
Emilio de Benito
Madrid, El País
El sistema inmunitario —las defensas del organismo— también envejece. En concreto los linfocitos T, que son clave en la detección de organismos extraños para su posterior eliminación, van perdiendo sus propiedades con el tiempo, lo que explica, por ejemplo, por qué las personas mayores son más propensas a adquirir infecciones. El proceso por el que esto ocurre ha sido descrito por un equipo liderado por David Escors, del organismo de investigación Navarrabiomed, lo que permite pensar en trabajar para revertirlo. Lo han publicado en Nature Immunology.
El proceso de envejecimiento es más rápido de lo que se piensa. El propio Escors, que midió su sistema inmunitario como parte del trabajo, tenía entre un 35% y un 40% de sus linfocitos T envejecidos a los 37 años, cuando fue analizado (ahora tiene 40).
En el proceso están involucradas varias rutas (el gen p38, la AMPK), lo que ofrece distintas alternativas para actuar sobre ellas. La idea es reactivar el sistema inmunitario para fortalecerlo cuando surge una infección o para activarlo en inmunoterapias contra el cáncer, por ejemplo. De hecho, ya hay fármacos que actúan sobre el p38 (presente en algunos tipos de cáncer).
Otra opción sería usar una terapia génica para modificar los linfocitos y que perdieran la capacidad de envejecer. Por ejemplo, el sensor metabólico AMPK activa el p38, que, a su vez, hace que no se exprese la telomerasa. Esta enzima es clave para mantener la integridad de la información genética en la división celular, y al inhibirla se impide ese proceso. La consecuencia, al no haber envejecimiento, es que no hay mutaciones (cambios en el ADN que dan lugar a comportamientos anómalos de las células), y se detiene el proceso.
El AMPK también actúa cuando detecta una bajada de glucosa (el nutriente básico de las células), y activa un sistema de ahorro que reduce las divisiones celulares (y, por tanto, el envejecimiento).
El proceso, sin embargo, tiene otra lectura, y lo importante es encontrar el equilibrio. El envejecimiento de los linfocitos y su consecuente inactivación es un mecanismo de protección ante las mutaciones que hayan podido adquirir. Por eso a la hora de rejuvenecerlos hay que tener en cuenta ese aspecto con sus posibles riesgos (una reacción autoinmune, por ejemplo).