Victoria de Hamilton en el GP de Estados Unidos
Vamos a intentarlo. ¿Se lo imaginan? Lo que hubiera sido… Ya, ya sé que no merece la pena, quizá. Ya sé que es un imposible, que siempre estamos igual, que cuando llevaba su segundo Renault que si hubiera tenido un Ferrari y ahora que si primero un Red Bull, después un Mercedes. Que sí... Tienen razón. Pero, ¿se imaginan lo que hubiera sido este Mundial si el compañero de Lewis Hamilton fuera Fernando Alonso? Imaginen. Por favor.
Porque ayer todo lo que se suponía cuando Hamilton llegó a Mercedes como compañero de Nico Rosberg se hizo realidad en Austin. Todo. Y quedo claro que el británico es más piloto que el alemán, sobre todo más agresivo, que a la hora de adelantar no piensa en nada, que tiene un par de décimas más que su vecino de box, que es un león y Nico es otra cosa. El germano es un piloto muy rápido, que ha crecido mucho en estos últimos años y que es un potencial campeón del mundo... pero no es un genio. No es Hamilton. Ni Alonso. Ni siquiera Vettel. Por eso les digo, ¿se imaginan ver al inglés y el asturiano luchando por el título con un coche tan dominante y sin nadie por detrás? Como en 2007, pero mejor. Pero para eso Alonso tendría que llevar un Mercedes. Y no.
El asturiano pilota un Ferrari que le vale para luchar por el sexto puesto. Si lo lleva él. Porque Raikkonen acabó decimotercero. Sólo dos coches fueron peores, el Sauber de Gutiérrez y el Toro Rosso de Kvyat. Genial Kimi. Y ahí seguirá con su gesto agrio mirando a las masas como si la vida no fuera con él. Mientras, el asturiano, en sus últimos suspiros con el coche rojo que siempre fue naranja, está haciendo lo que acostumbra, llevar el monoplaza donde no le corresponde. Las gracias que los de Maranello tienen que dar a este piloto deberían ser eternas. Qué hubiera sido de Ferrari sin Alonso. ¿Se imaginan? Estamos imaginativos hoy, ya ven.
Pero de regreso a la realidad en Austin vimos de nuevo una carrera en la que Hamilton salía segundo y poco a poco fue acercándose a Rosberg hasta que le pasó en una maniobra al límite, mientras Nico estaba mirándose al espejo cuando el cuasi bicampeón sacó el machete y se lanzó a por su presa. El hijo de Keke casi acaba fuera de pista. Y a partir de esa tiritona, intentos vanos de regresar a la estela de su primer piloto. Pero nada. Décima victoria de Hamilton. Parece fácil, pero no lo es. Merece el título porque es mejor. Y lo demuestra cada vez que puede.
Por detrás de las dos flechas de plata, el Red Bull de un gran Daniel Ricciardo. El australiano fue el único que pudo adelantar a Alonso ayer, lo hizo y se fue a por los Williams y también pudo con ellos, aunque Massa se quedó cerca. Por cierto, el cuatro veces campeón parece que llevó ayer un Ferrari pintado de azul y es que Vettel terminó séptimo sin más posibilidad de remontada. Cómo cambia la vida. Mientras Seb aún luchaba con los Lotus y los McLaren, entraba Hamilton ganador. Y Alonso, el piloto que hizo la vuelta rápida en un alarde de genio, sexto y con su sonrisa puesta. Quizá imaginaba. Lo que hubiera sido…