Un dinar de oro para el califato

Los yihadistas anuncian la emisión de su propia moneda para desvincularse del sistema financiero de Occidente

Ángeles Espinosa
Dubái, El País
La próxima vez que Salma acuda al mercado tal vez no pueda pagar con sus dinares iraquíes. Salma es una profesora universitaria de Mosul, la tercera ciudad de Irak, que en agosto contó a EL PAÍS la carestía de la vida bajo la férula del autoproclamado Estado Islámico (EI). Los dirigentes de este grupo, que también controla un tercio de Siria, han anunciado ahora que van a emitir su propia moneda: dinares de oro, plata y cobre más acordes con su proyecto de recrear el califato que gobernó Oriente Próximo a la muerte de Mahoma, hace 14 siglos. Aunque la noticia despierta escepticismo entre los economistas, ha entusiasmado a los simpatizantes de los radicales.


El dinero de los yihadistas va a estar “alejado del tiránico sistema monetario impuesto a los musulmanes y causa de su esclavitud y empobrecimiento”, asegura el comunicado difundido a través de Twitter y que ha traducido el observatorio de terrorismo SITE. El hasta ahora desconocido departamento de Hacienda del EI explica que la emisión ha sido ordenada por el líder del grupo, Abu Bakr al Bagdadi, y que la moneda tendrá un valor facial equivalente al peso del metal con que se acuñe

Aunque el texto no especifica cuándo entrará en funcionamiento la divisa, ni dónde va a fabricarse, incluye imágenes con los diseños de varias piezas. En una de las caras, escrito en árabe, figura el lema “El Estado Islámico”; debajo, “Califato basado en las enseñanzas del profeta”. En la otra cara, una de las monedas de oro muestra siete espigas de trigo y otra, el mapa del mundo. En las de plata se ve un alminar, la mezquita de Al Aqsa o una espada y un escudo. Las de cobre tienen el símbolo del cuarto creciente o tres palmeras.

“El uso de oro, plata y cobre es un intento de recrear la vida bajo el Califato Islámico y separar aún más la economía que desea el EI de las economías ‘tiránicas’ de Occidente”, interpreta la directora de SITE, Rita Katz.

Pero los economistas cuestionan que tal sea el caso. No sólo el valor de esos metales depende de los mercados internacionales sino que tampoco es ajeno a los movimientos de las principales divisas. En el caso del oro, su cotización suele ir en dirección contraria al dólar, que en los últimos meses ha estado subiendo.

De todas formas, es un paso más en el intento del grupo por dotarse de elementos asociados con un Estado legítimo y operativo, tal como avanzaba el pasado septiembre el tercer número de Dabiq, su revista online en inglés. Tras la bandera, el establecimiento de tribunales de la sharía (ley islámica) y la promulgación de leyes, incluso de tráfico, la emisión de moneda es otra de las responsabilidades asociadas con los estados.

Sin embargo, no sólo ningún Gobierno del mundo reconoce a esa entidad sino que EE UU lidera una movilización internacional para acabar con su existencia. Por un lado, impulsa una coalición para frenar militarmente su avance. Por otro, presiona para que los yihadistas no puedan servirse del sistema financiero global. Sin acceso a éste, los expertos apuntan a que el único ámbito de uso del eventual dinar yihadista será el mundo del contrabando y el crimen.

“¿De dónde va a sacar el EI el oro y la plata necesarios para su nueva divisa?”, se pregunta en Twitter el economista Steve Hanke. Este profesor de la Universidad Johns Hopkins y director del proyecto #TroubledCurrencies (Divisas en Apuros) sospecha que “van a dispararse los robos” en la zona bajo control del grupo.

Aún así los foros yihadistas se han mostrado entusiasmados con la nueva moneda. De “arma más poderosa para el colapso de la economía global” la califica en Twitter un usuario bajo el nombre de Ahaamaj Aladnana.

Mientras tanto, las fuerzas iraquíes han logrado este sábado romper el cerco a la refinería de Baiji, la mayor del país, después de haberse hecho la víspera con el control de la ciudad. La planta se encontraba rodeada por las huestes del EI desde que el pasado 12 de junio ocuparon Baiji, pero a pesar de reiterados asaltos no lograron vencer sus defensas.

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