River perdió el invicto y el torneo mantiene la emoción

Buenos Aires, Clarín
El resultado adverso de Lanús le daba a River esa luz de ventaja que nunca había tenido en las últimas fechas, a las que siempre llegaba presionado por los triunfos de sus perseguidores. Era ganar para despegarse, ganar para empezar a saborear el título y empezar a enfocarse completamente en los choques contra Boca por la Copa Sudamericana. Pero enfrente estaba Estudiantes, uno de los equipos que más lo incomodó en este semestre.


Y de arranque lo golpeó. A los 6 minutos, una buena corrida de Cerutti por derecha, que metió el centro bajo al corazón del área, Barovero no pudo contener y Vera aprovechío el error del arquero para poner el 1 a 0. En la jugada previa, hubo una clara infracción a Pisculichi que el árbitro Laverni dejó seguir por una supuesta ley de ventaja que no terminó beneficiando a River.

Al igual que en el partido revancha de cuartos de final de la Sudamericana, el Pincha no esperó a ver qué hacía el puntero: salió a presionarlo, a ganarle el medio, a no darle tiempo a Vangioni ni a Rojas, por la banda izquierda. Prediger fue la sombra de Pisculichi. Solari, por la derecha, no es lo mismo que Carlos Sánchez. Y arriba faltaba nada menos que Teo.

Pocas veces pudo River salir de esa telaraña. Apenas un par de remates, de Driussi, primero y de Mora, después. La más clara fue un tiro libre de Pisculichi, desde 30 metros, pero su perfecto roscazo de zurda salió pegado al ángulo derecho de Hilario Navarro.

En el segundo tiempo, como era de suponer, River inclinó la cancha hacia el arco Pincha. Entró Gio Simeone por Solari, después Tomás Martínez por Rojas, con la intención de abrir la cancha y tratar de filtrar una pelota entre los ocho o nueve defensores que esperaban de frente para rechazar. Y Estudiantes fue un frontón. El último intento del muñeco fue el ingreso de Boyé por Pezzella. Cuatro delanteros, dos mediocampistas ofensivos, pero no era la noche de River. Las más claras fueron de Estudiantes, en la contra, que pudo haber liquidado la historia en un jugadón de Correa -la gran figura del partido- y en un mano a mano de Auzqui, que sacó Barovero.

Treinta y un partidos duró el invicto de River. Ahora empezará otra historia. Con Lanús, Racing e Indpendiente ilusionados con el torneo local y con los Superclásicos de la Copa Sudamericana en el medio, para una recta final apasionante.

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