Reyes le devuelve la alegría al Sevilla y tritura al Granada

Sevilla, As
Al abnegado Sevilla de Emery le salvó esta vez el talento. Corto de ideas como estaba en las últimas semanas, Unai tiró de Reyes, empleado este año para la competición europea y sin protagonismo en Liga. A día de hoy y pese a sus intermitencias, Reyes continúa siendo un jugador determinante. Así, abanderó en la última media hora la victoria del Sevilla y le devolvió a los puestos y la puntuación de honor después de una goleada que dejó mal a un Granada que empezó dubitativo y acabó zarandeado, abandonado a su suerte.


Hasta el 2-1 de Banega (su primer gol oficial como sevillista), sin embargo, el partido había sido un camino de espinas para el Sevilla. Más que por la jerarquía del rival, por sus propias dudas, aumentadas después de la derrota en Rotterdam. El partido se jugó un buen rato entre murmullos de la afición, que observaba con preocupación el bajón de su equipo. Emery se inventó a Aleix Vidal de lateral y prefirió a Banega antes que a Denis al mando de las operaciones. El argentino estuvo voluntarioso, pero un retrato más fiel del partido fue el 1-0. Una jugada embarullada que resolvió Bacca en una acción en la que pudo haber falta a Roberto, demasiado blando. El colombiano, discutido, volvió a marcar. Ya suma 15 goles en al año natural 2014. Más, por ejemplo, que Neymar y Bale.

El gol no calmó al Sevilla, al que incluso se le escapó la estrategia. Mbia cometió penalti después de una mala interpretación defensiva y empató El Arabi. Pero el empate, justo antes del descanso, no dio alas al Granada, que es un colectivo débil, lejísimos de la dureza que se les presume a los equipos de Caparrós. El Sevilla no estaba para muchos vuelos pero Reyes, recién salido por un Deulofeu esforzado pero individualista, cogió un balón en el centro del campo, se apoyó en Diogo y centró después de un quiebro de categoría. El partido se puso cuesta abajo y el utrerano, en pleno subidón volvió a asistir a Bacca. El Granada dimitió y la grada pidió fiesta para olvidar el último mes. Cerraron la fiesta Gameiro y Mbia. El 5-1, sin embargo, señaló más los síntomas preocupantes del Granada que las virtudes del Sevilla. Caparrós no le coge las vueltas a un equipo que carece de plan claro y que, a excepción de algún buen movimiento de El Arabi, dejó muy poco a su paso por el Sánchez Pizjuán. Caparrós, otra vez, no fue enemigo para el Sevilla.

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