Obama ultima una regularización masiva de inmigrantes ‘sin papeles’
La medida afectaría a cinco de los más de once millones de indocumentados de EE UU. Los republicanos amenazan con vetar “otros temas” si hay “amnistía”
Silvia Ayuso
Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está ultimando los detalles para cumplir su promesa de resolver la situación de millones de inmigrantes sin papeles antes de fin de año, en respuesta a la inacción del Congreso para aprobar una reforma migratoria. Aunque todavía no se ha concretado el alcance de sus decretos, medios como The New York Times afirman que podrían beneficiar a cinco de los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país.
De confirmarse la cifra, esta estaría por debajo de los hasta siete u ocho millones de indocumentados que activistas y legisladores como Raúl Grijalva y Keith Ellison, copresidentes del caucus (grupo) Progresista del Congreso, aseguran que Obama podría proteger de la deportación.
Pero sea cual sea su alcance, y a pesar de que cualquier medida sólo sería temporal, la oposición republicana ya se ha puesto en pie de guerra y ha advertido de que una acción presidencial podría significar el enfrentamiento total con el Congreso que ahora domina la derecha. Numerosos republicanos han prometido luchar con todos los recursos legales a su alcance contra lo que consideran una “amnistía” hacia los indocumentados.
En el tema migratorio Obama “está jugando con fuego, y cuando uno juega con fuego, puede quemarse”, advirtió este jueves el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, durante una reunión a puerta cerrada del Partido Republicano en el Capitolio, según el diario Politico. “La semana pasada se lo dije al presidente a la cara: ‘Si usted procede y ordena por decreto una amnistía, no sólo puede irse despidiendo de lograr una reforma migratoria durante su presidencia, también pondrá en juego otros temas”, reveló Boehner.
Entre esos “otros temas” que podrían verse afectados figuran desde las negociaciones presupuestarias a la confirmación de puestos clave del Gabinete de Obama como el nombramiento de Loretta Lynch como próxima fiscal general del país.
Según la Casa Blanca, el presidente todavía no ha acabado de definir el alcance de sus medidas. “En estos momentos, el presidente no ha tomado una decisión final sobre qué incluirán exactamente los pasos administrativos que va a tomar para intentar atender algunos de los problemas asociados con nuestro quebrado sistema migratorio”, dijo su portavoz, Josh Earnest.
Tampoco está clara la fecha, aunque según los medios nacionales podría ser incluso la semana próxima. Earnest se limitó a decir que Obama recibirá las “recomendaciones finales” de su secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, “relativamente pronto, pero no antes de que acabe su viaje a Asia” y Australia, este domingo.
A finales de junio, Obama dio por fracasada la vía legislativa para reformar el sistema migratorio por la oposición de la mayoría republicana en la Cámara Baja a votar siquiera el proyecto de ley que un año antes había aprobado el Senado —entonces aún controlado por los demócratas— con apoyo de ambos partidos. En ese momento, anunció que actuaría por su cuenta para al menos paliar las deportaciones de indocumentados, que durante su mandato han superado la cifra récord de dos millones de personas expulsadas.
Una de las claves está en el alcance de las medidas que pueda decretar Obama. Expertos y observadores coinciden en que éstas se centrarán en dos ejes: los lazos familiares y el tiempo que los inmigrantes sin papeles lleven en el país. Un modelo sería la exitosa acción diferida (DACA) que Obama decretó en 2012 y que ha beneficiado a algo más de medio millón de jóvenes indocumentados, algo que ahora podría extender a sus familiares. Las medidas paliativas también podrían beneficiar a parientes de ciudadanos estadounidenses —como cónyuges o padres— para acelerar su proceso de regularización o evitar que deban esperar para ello en el extranjero hasta 10 años, como sucede ahora.
15 años en el limbo
S.Ayuso
Más de 11 millones de personas viven sin papeles en EE UU.Según el Instituto de Políticas sobre Inmigración, tres millones llevan más de 15 años en el país y 5,7 millones, más de 10.
La propuesta de ley migratoria aprobada por el Senado en 2013 preveía ofrecer una vía a la regularización para hasta ocho millones de indocumentados
Obama dio por fracasada en junio la vía legislativa, tras la negativa de la Cámara Baja durante más de un año de votar la propuesta del Senado. A la vez, prometió actuar por su cuenta para paliar las deportaciones
La acción diferida ha beneficiado ya a más de medio millón de jóvenes indocumentados desde 2012. Si se ampliaran los plazos, podría extenderse a casi dos millones más, según el MPI.
Pero a comienzos de septiembre, ante el temor de perder —como finalmente sucedió— la mayoría en el Senado en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, el presidente se desdijo de su promesa de actuar antes de que concluyera el verano y retrasó la decisión hasta “antes de que acabe el año”. Con el reinicio esta semana de las actividades parlamentarias, el debate —y las amenazas— se han reactivado ante la inminencia del anuncio.
Silvia Ayuso
Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está ultimando los detalles para cumplir su promesa de resolver la situación de millones de inmigrantes sin papeles antes de fin de año, en respuesta a la inacción del Congreso para aprobar una reforma migratoria. Aunque todavía no se ha concretado el alcance de sus decretos, medios como The New York Times afirman que podrían beneficiar a cinco de los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país.
De confirmarse la cifra, esta estaría por debajo de los hasta siete u ocho millones de indocumentados que activistas y legisladores como Raúl Grijalva y Keith Ellison, copresidentes del caucus (grupo) Progresista del Congreso, aseguran que Obama podría proteger de la deportación.
Pero sea cual sea su alcance, y a pesar de que cualquier medida sólo sería temporal, la oposición republicana ya se ha puesto en pie de guerra y ha advertido de que una acción presidencial podría significar el enfrentamiento total con el Congreso que ahora domina la derecha. Numerosos republicanos han prometido luchar con todos los recursos legales a su alcance contra lo que consideran una “amnistía” hacia los indocumentados.
En el tema migratorio Obama “está jugando con fuego, y cuando uno juega con fuego, puede quemarse”, advirtió este jueves el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, durante una reunión a puerta cerrada del Partido Republicano en el Capitolio, según el diario Politico. “La semana pasada se lo dije al presidente a la cara: ‘Si usted procede y ordena por decreto una amnistía, no sólo puede irse despidiendo de lograr una reforma migratoria durante su presidencia, también pondrá en juego otros temas”, reveló Boehner.
Entre esos “otros temas” que podrían verse afectados figuran desde las negociaciones presupuestarias a la confirmación de puestos clave del Gabinete de Obama como el nombramiento de Loretta Lynch como próxima fiscal general del país.
Según la Casa Blanca, el presidente todavía no ha acabado de definir el alcance de sus medidas. “En estos momentos, el presidente no ha tomado una decisión final sobre qué incluirán exactamente los pasos administrativos que va a tomar para intentar atender algunos de los problemas asociados con nuestro quebrado sistema migratorio”, dijo su portavoz, Josh Earnest.
Tampoco está clara la fecha, aunque según los medios nacionales podría ser incluso la semana próxima. Earnest se limitó a decir que Obama recibirá las “recomendaciones finales” de su secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, “relativamente pronto, pero no antes de que acabe su viaje a Asia” y Australia, este domingo.
A finales de junio, Obama dio por fracasada la vía legislativa para reformar el sistema migratorio por la oposición de la mayoría republicana en la Cámara Baja a votar siquiera el proyecto de ley que un año antes había aprobado el Senado —entonces aún controlado por los demócratas— con apoyo de ambos partidos. En ese momento, anunció que actuaría por su cuenta para al menos paliar las deportaciones de indocumentados, que durante su mandato han superado la cifra récord de dos millones de personas expulsadas.
Una de las claves está en el alcance de las medidas que pueda decretar Obama. Expertos y observadores coinciden en que éstas se centrarán en dos ejes: los lazos familiares y el tiempo que los inmigrantes sin papeles lleven en el país. Un modelo sería la exitosa acción diferida (DACA) que Obama decretó en 2012 y que ha beneficiado a algo más de medio millón de jóvenes indocumentados, algo que ahora podría extender a sus familiares. Las medidas paliativas también podrían beneficiar a parientes de ciudadanos estadounidenses —como cónyuges o padres— para acelerar su proceso de regularización o evitar que deban esperar para ello en el extranjero hasta 10 años, como sucede ahora.
15 años en el limbo
S.Ayuso
Más de 11 millones de personas viven sin papeles en EE UU.
La propuesta de ley migratoria aprobada por el Senado en 2013 preveía ofrecer una vía a la regularización para hasta ocho millones de indocumentados
Obama dio por fracasada en junio la vía legislativa, tras la negativa de la Cámara Baja durante más de un año de votar la propuesta del Senado. A la vez, prometió actuar por su cuenta para paliar las deportaciones
La acción diferida ha beneficiado ya a más de medio millón de jóvenes indocumentados desde 2012. Si se ampliaran los plazos, podría extenderse a casi dos millones más, según el MPI.
Pero a comienzos de septiembre, ante el temor de perder —como finalmente sucedió— la mayoría en el Senado en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, el presidente se desdijo de su promesa de actuar antes de que concluyera el verano y retrasó la decisión hasta “antes de que acabe el año”. Con el reinicio esta semana de las actividades parlamentarias, el debate —y las amenazas— se han reactivado ante la inminencia del anuncio.