Las violaciones que avergüenzan a la mayor universidad de América Latina
Brasil, BBC
Era sábado y fue a una de las fiestas tradicionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), donde acababa de entrar como estudiante.
“Al final de la fiesta tomé una bebida que no sé qué tenía”, relata a BBC Mundo. “No bebí mucho y perdí totalmente la conciencia y la memoria”.
La llevaron en ambulancia a un hospital y al despertar le dijeron que creían que había sufrido un abuso sexual. Pero recién entendió mejor las cosas dos días después, cuando pudo hablar con un alumno de tercer año de la misma Facultad.
Me dijo que me habían dejado dormir dentro de una barraca (con) colchones”, continúa. “Y cuando volvió tenía un tipo encima de mí, con los pantalones bajos. Yo estaba inconsciente. Sacó al tipo de encima y pasó un rato intentando despertarme”.
La joven, que pidió evitar que su nombre fuera publicado en este reportaje, presentó una denuncia policial esa misma semana y recibió ayuda en un centro de apoyo psicológico de la Universidad.
Continuar su rutina se le hizo cada vez más difícil.
Buscó otros testimonios, pero encontró silencio. “Decían que eso no podía filtrarse, que era para olvidar, que yo tenía la culpa porque había bebido mucho”, señala.
Y asegura que tampoco sintió apoyo de las autoridades de la Facultad, que habían sido informadas del incidente por el psiquiatra que la trató.
“La dirección de la Facultad siempre supo”, sostiene. “Y nunca hizo nada”.
La suya es una de las denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos que han surgido en la más prestigiosa escuela de medicina de Brasil, causando una crisis inédita en una universidad considerada entre las mejores de América Latina.
“Cultura de violaciones”
Paula de Figueiredo, una promotora de justicia del Ministerio Público (MP) de São Paulo que indagó los abusos, dice que recibió información general de ocho casos de violaciones sexuales cometidas en esa Facultad en los últimos años.
“Yo oí específicamente las narrativas de dos. Una tercera víctima también entró en contacto con el MP y voy a escucharla en breve”, señala a BBC Mundo.
Algunos casos de abusos sexuales en la Universidad de Sao Paulo fueron escuchados en la Asamblea Legislativa de ese estado brasileño.
Los casos llegaron este mes a una audiencia en la Asamblea Legislativa de São Paulo, donde dos alumnas de la universidad contaron los abusos que sufrieron en fiestas de medicina. Una de ellas es la misma que habló con BBC Mundo.
Figueiredo afirma que los testimonios recogidos apuntan a que esa Facultad fue escenario de “una serie de violaciones a los derechos humanos, agresiones físicas, psicológicas”.
“Esas conductas serían reiteradas, demostrando una cultura opresora, una cultura de violaciones”, añade.
Las denuncias incluyen actos de discriminación contra mujeres y homosexuales.
Ana Luiza Cunha, alumna de medicina y fundadora del Colectivo Geni, creado para dar voz a las víctimas de abusos dentro de la Facultad, señala que existen también casos “que mezclan moral con sexual”, como el de un profesor que “pasa la mano” a una estudiante.
“La Facultad de Medicina de la USP no es un caso aislado. Esa cultura violenta está presente en el ambiente universitario, principalmente en cursos considerados más tradicionales”, afirma.
“Voy a volver”
Ante las denuncias, la Facultad de Medicina de la USP sostuvo que “se coloca de manera antagónica a cualquier forma de violencia y se ha empeñado en perfeccionar sus mecanismos de prevención de estos tipos de casos, investigación de denuncias y acogida de las víctimas”.
Pero una comisión de docentes, funcionarios y alumnos que creó para responder a las denuncias elaboró un informe que admite que “la violencia sexual ocurre de forma repetida en la Facultad”.
También preparó una serie de medidas a ser analizadas este miércoles por la Congregación de Medicina, órgano máximo de esa casa de estudios.
Las propuestas van desde la creación de un núcleo de acogimiento de víctimas de abusos hasta la enseñanza de materias humanísticas en el currículo de medicina.
La USP es una de las universidades más prestigiosas de A. Latina.
También planteó suspender las fiestas de estudiantes hasta que se elabore una organización jurídica de las mismas y que cuando se reanuden eviten las bebidas destiladas o los “open bar”, donde se paga un precio fijo para beber cuanto se quiera.
Pero el propio trabajo de la comisión pasó por turbulencias después que su presidente, el catedrático Paulo Saldiva, renunciara al cargo hace unos días, señalando “la falta de una acción constructiva y proactiva” para proteger a los alumnos.
El director de la Facultad, José Otávio Costa Auler Jr, afirmó a la cadena Globo que la renuncia de Saldiva fue una decisión personal y que “siempre tuvo todo el apoyo” de la institución.
Pero la promotora Figueiredo dice que oyó testimonios que indicaron “que no tuvieron debido apoyo de la universidad” y que había en el ambiente académico fuertes presiones para evitar que los hechos salieran al público y manchasen la imagen de la Facultad.
Mientras tanto, algunas de las denuncias de abusos están siendo investigadas por la policía, incluida la violación de abril de 2011, por la cual ha sido acusado un hombre que era funcionario tercerizado de la USP y trabajaba en aquella fiesta.
La víctima, hoy con 24 años, dejó de ir a la Facultad este semestre, cuando decidió que haría público su caso. Estaba en cuarto año.
“Creo que no iba a aguantar”, explica. Pero asegura que lo intentará de nuevo el año que viene: “Voy a volver”.
Era sábado y fue a una de las fiestas tradicionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), donde acababa de entrar como estudiante.
“Al final de la fiesta tomé una bebida que no sé qué tenía”, relata a BBC Mundo. “No bebí mucho y perdí totalmente la conciencia y la memoria”.
La llevaron en ambulancia a un hospital y al despertar le dijeron que creían que había sufrido un abuso sexual. Pero recién entendió mejor las cosas dos días después, cuando pudo hablar con un alumno de tercer año de la misma Facultad.
Me dijo que me habían dejado dormir dentro de una barraca (con) colchones”, continúa. “Y cuando volvió tenía un tipo encima de mí, con los pantalones bajos. Yo estaba inconsciente. Sacó al tipo de encima y pasó un rato intentando despertarme”.
La joven, que pidió evitar que su nombre fuera publicado en este reportaje, presentó una denuncia policial esa misma semana y recibió ayuda en un centro de apoyo psicológico de la Universidad.
Continuar su rutina se le hizo cada vez más difícil.
Buscó otros testimonios, pero encontró silencio. “Decían que eso no podía filtrarse, que era para olvidar, que yo tenía la culpa porque había bebido mucho”, señala.
Y asegura que tampoco sintió apoyo de las autoridades de la Facultad, que habían sido informadas del incidente por el psiquiatra que la trató.
“La dirección de la Facultad siempre supo”, sostiene. “Y nunca hizo nada”.
La suya es una de las denuncias de abusos sexuales, físicos y psicológicos que han surgido en la más prestigiosa escuela de medicina de Brasil, causando una crisis inédita en una universidad considerada entre las mejores de América Latina.
“Cultura de violaciones”
Paula de Figueiredo, una promotora de justicia del Ministerio Público (MP) de São Paulo que indagó los abusos, dice que recibió información general de ocho casos de violaciones sexuales cometidas en esa Facultad en los últimos años.
“Yo oí específicamente las narrativas de dos. Una tercera víctima también entró en contacto con el MP y voy a escucharla en breve”, señala a BBC Mundo.
Algunos casos de abusos sexuales en la Universidad de Sao Paulo fueron escuchados en la Asamblea Legislativa de ese estado brasileño.
Los casos llegaron este mes a una audiencia en la Asamblea Legislativa de São Paulo, donde dos alumnas de la universidad contaron los abusos que sufrieron en fiestas de medicina. Una de ellas es la misma que habló con BBC Mundo.
Figueiredo afirma que los testimonios recogidos apuntan a que esa Facultad fue escenario de “una serie de violaciones a los derechos humanos, agresiones físicas, psicológicas”.
“Esas conductas serían reiteradas, demostrando una cultura opresora, una cultura de violaciones”, añade.
Las denuncias incluyen actos de discriminación contra mujeres y homosexuales.
Ana Luiza Cunha, alumna de medicina y fundadora del Colectivo Geni, creado para dar voz a las víctimas de abusos dentro de la Facultad, señala que existen también casos “que mezclan moral con sexual”, como el de un profesor que “pasa la mano” a una estudiante.
“La Facultad de Medicina de la USP no es un caso aislado. Esa cultura violenta está presente en el ambiente universitario, principalmente en cursos considerados más tradicionales”, afirma.
“Voy a volver”
Ante las denuncias, la Facultad de Medicina de la USP sostuvo que “se coloca de manera antagónica a cualquier forma de violencia y se ha empeñado en perfeccionar sus mecanismos de prevención de estos tipos de casos, investigación de denuncias y acogida de las víctimas”.
Pero una comisión de docentes, funcionarios y alumnos que creó para responder a las denuncias elaboró un informe que admite que “la violencia sexual ocurre de forma repetida en la Facultad”.
También preparó una serie de medidas a ser analizadas este miércoles por la Congregación de Medicina, órgano máximo de esa casa de estudios.
Las propuestas van desde la creación de un núcleo de acogimiento de víctimas de abusos hasta la enseñanza de materias humanísticas en el currículo de medicina.
La USP es una de las universidades más prestigiosas de A. Latina.
También planteó suspender las fiestas de estudiantes hasta que se elabore una organización jurídica de las mismas y que cuando se reanuden eviten las bebidas destiladas o los “open bar”, donde se paga un precio fijo para beber cuanto se quiera.
Pero el propio trabajo de la comisión pasó por turbulencias después que su presidente, el catedrático Paulo Saldiva, renunciara al cargo hace unos días, señalando “la falta de una acción constructiva y proactiva” para proteger a los alumnos.
El director de la Facultad, José Otávio Costa Auler Jr, afirmó a la cadena Globo que la renuncia de Saldiva fue una decisión personal y que “siempre tuvo todo el apoyo” de la institución.
Pero la promotora Figueiredo dice que oyó testimonios que indicaron “que no tuvieron debido apoyo de la universidad” y que había en el ambiente académico fuertes presiones para evitar que los hechos salieran al público y manchasen la imagen de la Facultad.
Mientras tanto, algunas de las denuncias de abusos están siendo investigadas por la policía, incluida la violación de abril de 2011, por la cual ha sido acusado un hombre que era funcionario tercerizado de la USP y trabajaba en aquella fiesta.
La víctima, hoy con 24 años, dejó de ir a la Facultad este semestre, cuando decidió que haría público su caso. Estaba en cuarto año.
“Creo que no iba a aguantar”, explica. Pero asegura que lo intentará de nuevo el año que viene: “Voy a volver”.