Koke y Godín ponen al Atleti a una victoria de los octavos
El Atleti descubrió por qué el Malmoe llevaba tres años en Europa sin perder ni encajar un gol en su estadio: juega con motor y hasta arriba de red bull; impresionante energía la suya. El Malmoe descubrió por qué el Atleti lleva tres años sin parar de ganar: es un bloque imperturbable con futbolistas magníficos como Godín y Koke, dos de los mejores del mundo en sus puestos. Y con eso, eficiencia sin alardes en una noche de escasa inspiración, los de Simeone dejan los octavos a tiro de una victoria en casa ante el Olympiacos. Tres puntos más y un problema menos.
El partido comenzó con dos novedades: la entrada de Raúl García en el once en lugar de Griezmann y la incomprensible decisión del árbitro, el inglés Mark Clattenburg, de vestirse de amarillo igual que el Atleti. Tanta chorrada con los colorines de las camisetas tenía que acabar provocando un episodio así. Si el colegiado hubiera ido de negro y los del Cholo de rojiblanco, ni Rompetechos les habría confundido. Así, Mandzukic y Arda se pasaron la primera parte discutiendo con Clattenburg después de intentar pasarle. Un esperpento que solventó en el descanso cambiándose la camiseta por una negra.
El que no se despistó en ningún momento fue el Malmoe, que salió como una moto y acabó como una locomotora. El socorrido “ya se cansarán” fue como el “ya caerá el Atleti” del año pasado: un augurio vacío. Los rojiblancos eran víctima de un clon, un rival de presión incansable, robo fácil y salida veloz a través de su lateral derecho, con Tinnerholm ejerciendo de Juanfran rubio. Sólo Arda parecía ver el peligro del desenfreno y trató de dar pausa al juego, pero fue imposible. El balón viajaba de lado a lado como si en mediocampo fuera un párking en el que le cobrasen por minuto de permanencia. No pagó un euro.
Durante media hora, el Atleti se sintió cómodo pues su talento le hacía favorito para pescar en la marejada. Pudo lograrlo Raúl García a los 21 minutos tras una gran jugada entre Juanfran, Arda y Koke, pero su zurdazo con todo a favor lo paró Olsen. Nada pudo hacer el portero nueve minutos después, cuando Juanfran ayudó a Miranda a sacar el balón en su propio córner, esprintó todo el campo, recibió de Raúl García y metió un centro al área cuyo destino parecía el segundo palo, donde entraba Mandzukic. Pero Koke tenía otros planes y domesticó un balón fuerte y a media altura con un remate sutil entre el interior y el tacón. Golazo de un futbolista que se ha instalado en la excelencia.
El gol en vez de amansar al Malmoe, le picó y, cuando parecía que no podía correr más, aceleró. Antes del descanso, Thelin remató dos veces y Miranda evitó in extremis el remate a bocajarro de Forsberg. Y el pasó por el vestuario sólo extremó las tendencias: atacaba el Malmoe y el Atleti se fue encogiendo, incapaz de gestionar una situación muy favorable. Por fortuna para él, Godín se pasó la noche luciendo su superpoder de ubicuidad. Qué central.
El uruguayo evitó el empate a los 49’ al sacar una volea de Tinnerholm que ya cantaba la grada. El lateral sueco pudo marcar dos veces más, en un mal despeje de Siqueira que arregló Moyá y con un buen disparo que se marchó fuera. Entre medias, Rosenberg remató al poste tras un rechace. Se veía venir el 1-1 y, por supuesto, llegó el 0-2. Nuevo centro de Juanfran, rechace de Helander y Raúl García jamás perdona dos veces. Le había costado 78 minutos, pero el Atleti al fin había domado al potro salvaje. La pegada le acerca a octavos.