El robot Philae se dirige sobre un cometa, tras separarse de la sonda Rosetta
Darmstadt, AFP
El pequeño robot Philae se separó este miércoles de la sonda espacial europea Rosetta para tratar de posarse sobre un cometa, lo que sería un hito en la historia de la exploración espacial.
El robot científico de observación se desprendió de Rosetta como estaba previsto hacia las 08H35 GMT e inició su viaje de unas siete horas para aterrizar sobre el cometa 67P/Churyumov-Geramisenko.
“Funcionó bien, estamos muy contentos, no hubo problemas”, declaró Andrea Accomazzo, director de vuelo del centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt (Alemania).
Desde el 6 de agosto, la sonda no habitada europea Rosetta se desplaza a escasos kilómetros del cuerpo celeste a más de 450 millones de kilómetros de la Tierra, acompañándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol.
El módulo Philae permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la “coma” o cabellera y deja una cola visible de gases y polvo.
El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular, graciosamente semejante a la de un pato de juguete para la bañera.
A causa de su tamaño reducido, el cometa apenas genera fuerza de gravedad, por lo que fue suficiente un leve impulso mecánico desde la sonda Rosetta para lanzar la operación de aproximación de Philae: siete horas de lenta caída libre que alcanzará la velocidad de un metro por segundo en el momento del impacto.
“Ahora todo depende de las leyes de la física. Vamos camino a la superficie” del cometa, dijo Mark McCaughrean, consejero científico de la ESA.
Se espera que hacia las 16H00 GMT se tengan las primeras informaciones del contacto con el cometa.
A la velocidad de la luz, los datos enviados a la Tierra mediante señal de radio demoran 28 minutos y 20 segundos en llegar al centro de operaciones de Darmstadt.
Posibles sorpresas
Repleto de instrumentos de observación, Philae carece de sistema de desplazamiento autónomo, tiene el tamaño aproximado de una heladera y pesa unos 100 kilos.
La superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70 ºC bajo cero y nada garantiza la ausencia de imprevistos. Se desconoce con qué se va a topar exactamente el robot y si la superficie del cometa será blanda como ceniza o dura como la roca o el hielo.
Nada garantiza que no termine hundiéndose en una superficie que finalmente resulte ser demasiado blanda.
El lugar en la superficie del cuerpo celeste escogido para posar al módulo fue bautizado Agilkia, nombre que hace referencia al Antiguo Egipto, al igual que Philae, la isla del Nilo donde estaban los jeroglíficos que permitieron descifrar la piedra de Rosetta.
Se trata de una zona no exenta de trampas, con cientos de rocas de entre 50 cm y 50 metros de diámetro y pendientes superiores a los 30º: un 18% de probabilidades para el módulo de caer en un lugar impropio.
Los instrumentos de observación de Philae comenzarán a operar durante la caída y se espera que el robot envíe imágenes del periplo incluso antes de posarse.
Para evitar que rebote sobre la superficie del cometa, Philae está dotado de un sistema de arpones en las patas, destinados a asegurar su amarre inmediato. “Vamos a depender enteramente de los arpones”, admitió Stephan Ulamec, de la empresa aeroespacial alemana DLR, precisando que el pequeño sistema de propulsión de Philae destinado a facilitar el enganche con la superficie sufrió al parecer un desperfecto.
Y nada garantiza que no termine hundiéndose en una superficie que finalmente resulte ser demasiado blanda.
Sembrando vida entre los planetas
El contacto en el espacio se producirá tras una odisea de más de una década y 6.400 millones de kilómetros de recorrido interplanetario, que costó 1.300 millones de euros.
El viaje espacial iniciado en marzo de 2004, empezó con la sonda sobrevolando varias veces Marte y la Tierra para tomar impulso utilizando la fuerza gravitacional de los planetas y así ganar velocidad.
Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015
Luego tuvo un período de hibernación que le permitió ahorrar energía, antes de ser “despertada” nuevamente desde la Tierra al aproximarse a su meta.
Los cometas son agregados de polvo y hielo primordial, escombros restantes del proceso de formación del Sistema Solar ocurrido hace 4.600 millones de años.
Por eso Philae intentará analizar directamente con sus instrumentos esta “bola de nieve sucia” y descifrar las claves para comprender cómo los planetas se formaron alrededor del Sol.
Una de las teorías es que los cometas, al interactuar con la Tierra, ayudaron a sembrar la vida en ella, al traerle agua y moléculas orgánicas.
Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015.
Luego se anticipa que bajo el efecto del polvo y las proyecciones deje de escrutar los secretos del cuerpo celeste y se de por finalizada la misión.
El pequeño robot Philae se separó este miércoles de la sonda espacial europea Rosetta para tratar de posarse sobre un cometa, lo que sería un hito en la historia de la exploración espacial.
El robot científico de observación se desprendió de Rosetta como estaba previsto hacia las 08H35 GMT e inició su viaje de unas siete horas para aterrizar sobre el cometa 67P/Churyumov-Geramisenko.
“Funcionó bien, estamos muy contentos, no hubo problemas”, declaró Andrea Accomazzo, director de vuelo del centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt (Alemania).
Desde el 6 de agosto, la sonda no habitada europea Rosetta se desplaza a escasos kilómetros del cuerpo celeste a más de 450 millones de kilómetros de la Tierra, acompañándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol.
El módulo Philae permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la “coma” o cabellera y deja una cola visible de gases y polvo.
El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular, graciosamente semejante a la de un pato de juguete para la bañera.
A causa de su tamaño reducido, el cometa apenas genera fuerza de gravedad, por lo que fue suficiente un leve impulso mecánico desde la sonda Rosetta para lanzar la operación de aproximación de Philae: siete horas de lenta caída libre que alcanzará la velocidad de un metro por segundo en el momento del impacto.
“Ahora todo depende de las leyes de la física. Vamos camino a la superficie” del cometa, dijo Mark McCaughrean, consejero científico de la ESA.
Se espera que hacia las 16H00 GMT se tengan las primeras informaciones del contacto con el cometa.
A la velocidad de la luz, los datos enviados a la Tierra mediante señal de radio demoran 28 minutos y 20 segundos en llegar al centro de operaciones de Darmstadt.
Posibles sorpresas
Repleto de instrumentos de observación, Philae carece de sistema de desplazamiento autónomo, tiene el tamaño aproximado de una heladera y pesa unos 100 kilos.
La superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70 ºC bajo cero y nada garantiza la ausencia de imprevistos. Se desconoce con qué se va a topar exactamente el robot y si la superficie del cometa será blanda como ceniza o dura como la roca o el hielo.
Nada garantiza que no termine hundiéndose en una superficie que finalmente resulte ser demasiado blanda.
El lugar en la superficie del cuerpo celeste escogido para posar al módulo fue bautizado Agilkia, nombre que hace referencia al Antiguo Egipto, al igual que Philae, la isla del Nilo donde estaban los jeroglíficos que permitieron descifrar la piedra de Rosetta.
Se trata de una zona no exenta de trampas, con cientos de rocas de entre 50 cm y 50 metros de diámetro y pendientes superiores a los 30º: un 18% de probabilidades para el módulo de caer en un lugar impropio.
Los instrumentos de observación de Philae comenzarán a operar durante la caída y se espera que el robot envíe imágenes del periplo incluso antes de posarse.
Para evitar que rebote sobre la superficie del cometa, Philae está dotado de un sistema de arpones en las patas, destinados a asegurar su amarre inmediato. “Vamos a depender enteramente de los arpones”, admitió Stephan Ulamec, de la empresa aeroespacial alemana DLR, precisando que el pequeño sistema de propulsión de Philae destinado a facilitar el enganche con la superficie sufrió al parecer un desperfecto.
Y nada garantiza que no termine hundiéndose en una superficie que finalmente resulte ser demasiado blanda.
Sembrando vida entre los planetas
El contacto en el espacio se producirá tras una odisea de más de una década y 6.400 millones de kilómetros de recorrido interplanetario, que costó 1.300 millones de euros.
El viaje espacial iniciado en marzo de 2004, empezó con la sonda sobrevolando varias veces Marte y la Tierra para tomar impulso utilizando la fuerza gravitacional de los planetas y así ganar velocidad.
Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015
Luego tuvo un período de hibernación que le permitió ahorrar energía, antes de ser “despertada” nuevamente desde la Tierra al aproximarse a su meta.
Los cometas son agregados de polvo y hielo primordial, escombros restantes del proceso de formación del Sistema Solar ocurrido hace 4.600 millones de años.
Por eso Philae intentará analizar directamente con sus instrumentos esta “bola de nieve sucia” y descifrar las claves para comprender cómo los planetas se formaron alrededor del Sol.
Una de las teorías es que los cometas, al interactuar con la Tierra, ayudaron a sembrar la vida en ella, al traerle agua y moléculas orgánicas.
Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015.
Luego se anticipa que bajo el efecto del polvo y las proyecciones deje de escrutar los secretos del cuerpo celeste y se de por finalizada la misión.