El retrato de Da Vinci que le ocultaron a Hitler para que no le diera poderes mágicos
Londres, BBC
Este
es uno de los autorretratos más famosos del mundo, está en Turín,
Italia, y rara vez es expuesto al público. Aunque poco se sabe sobre
este borroso y frágil dibujo en tiza roja de Leonardo da Vinci de hace
500 años, algunos creen que tiene poderes místicos.La leyenda
dice que la mirada de Leonardo da Vinci en este autorretrato es tan
intensa que quienes lo observan son imbuidos con una fuerza
extraordinaria. Se dice que fue debido a ese poder mágico, no al
valor cultural o monetario del dibujo, que fue trasladado de Turín a
Roma durante la Segunda Guerra Mundial. Nadie quería que cayera en manos de Adolfo Hitler y le diera más poder. Fue
la única pieza de toda la colección de dibujos y manuscritos preciosos
que fue sacada de la Biblioteca Real de Turín en esa época.
A salvo de Hitler pero no del tiempo
El actual director de la biblioteca, Giovanni Saccani, dice que nadie sabe ni siquiera dónde estuvo escondida. "Para
evitar que los nazis se la llevaran se llevó a cabo una operación de
inteligencia que la transportó en la absoluta anonimidad a Roma". En
circunstancias tan difíciles no se tuvo en cuenta la preservación de
manera apropiada, "ni tampoco contaban en esa época con los
conocimientos y las técnicas necesarias", le cuenta Saccani a la BBC. "Naturalmente, eso no le hizo ningún bien al dibujo".
El autorretrato es tan preciado que se mantiene en una bóveda.
Adentro de la Biblioteca Real,
bajamos unas escaleras cubiertas con un tapete rojo inmaculado hasta
llegar a una bóveda subterránea con puertas reforzadas. Es donde se mantienen guardados desde 1998 el autorretrato de Da Vinci y miles de otros invaluables dibujos y manuscritos. El contraste entre tratamiento que se le da hoy en día al dibujo y el que se le dio en el siglo XX es marcado. La
luz es exclusivamente de fibra óptica -a la habitación no le puede
entrar nada de luz natural-, la temperatura se mantiene constante -20º
Celsius- así como la humedad -55%-. Las vitrinas son hechas de un
tipo de vidrio que Saccani describe como "antitodo" y el lugar está
repleto de alarmas y cámaras de seguridad.
La Biblioteca Real alberga otras joyas de Da Vinci, como escritos y bocetos.
Usando una linterna especial,
Saccani ilumina la superficie del dibujo para mostrar el daño, que se
manifiesta en manchas de un color marrón rojizo o en marcas que aparecen
en el antiguo papel. "Este caso es particularmente malo", suspira. Hace 200 años era menos obvio, cuenta. "En
la parte inferior a la izquierda solía estar una inscripción escrita
con tiza roja en latín que decía Leonardus Vincius, que ya desapareció
completamente". El daño es tan extenso y el papel tan frágil que,
tras prolongadas discusiones, expertos de todo el mundo decidieron
"mantener el statu quo". Desde que el dibujo está en este lugar, su condición dejó de deteriorarse. "Eso
nos reconforta. No hay que olvidar que tiene 500 años. Es un dibujo en
papel ordinario, así que es extraordinario que todavía podamos ver esta
obra maestra".
El tesoro del rey
El autorretrato es parte de una vasta colección que el rey Carlo Alberto de Savoy compró en 1839.
Otro tesoro del rey: el "Retrato de una chica" de Leonardo da Vinci.
El rey era un coleccionista
apasionado al que el comerciante de arte Giovanni Volpato le pidió la
suma de 70.000 liras piedmontesas por la colección. "En esa época, un doctor ganaba 1.000 liras al año así que la suma era astronómica", explica Saccani. "El rey logró que redujera el precio a 50.000 liras, pero aun así le tomó ocho años terminar de pagarle". Saccani agrega que aunque Volpato suena como un comerciante despiadado, no lo era. "El
objetivo de Volpato no era simplemente financiero pues, a cambio del
descuento que le dio al rey, solicitó que le permitieran ser el curador
de la colección de dibujos de la Biblioteca Real y nunca cobró por
hacerlo". Desde entonces, Turín ha sido el hogar del autorretrato en tiza roja.
¿De verdad es un autorretrato?
A
pesar de que la mayoría de los expertos concuerdan en que la obra data
de 1515, algunos creen que se corresponde más con el estilo de Da Vinci
de la década de 1490. Y esa no es la única polémica.
Hay expertos que dudan de que el dibujo sea efectivamente un autorretrato.
"A él no le entusiasmaba mucho
la idea de los autorretratos", dice James Hall, autor de "El
autorretrato: una historia cultural", quien duda que el retrato haya
sido dibujado por Da Vinci. "No le gustaba mucho la idea de que
una obra de arte fuera un retrato del artista. Quería que las obras de
arte representaran un ideal". Para Hall, este dibujo se volvió
famoso al menos en parte porque no hay autorretratos de Da Vinci. "La
gente se aferra a este como si fuera la piedra filosofal". Pero otros son menos escépticos. "Yo
creo que es un autorretrato, pero cada quien puede decidir cuando lo ve
en persona", le dice a la BBC Liz Rideal, autora de dos libros sobre
autorretratos y catedrática de la National Portrait Gallery de Londres. Señala
que la mayoría de la gente cree que es un Da Vinci genuino "porque él
tiene un estatus de superhombre... yo creo que reverenciamos la
genialidad y por ello, si este es el autorretrato de un genio, queremos
ver cómo se veía".
La leyenda de la genialidad contagiosa
Como
director de la Biblioteca Real, Giovanni Saccani no tiene ninguna duda:
"Es un autorretrato... cualquier persona que se para frente a este
dibujo se queda sin habla". "Lo primero que dicen es: 'me
estremece'. El poder expresivo de su rostro está absolutamente conectado
a una emoción y una habilidad que sólo Leonardo podía poseer". El autorretrato de Leonardo da Vinci es considerado tan valioso que hay un decreto de Estado de inmovilidad. Para moverlo del lugar en el que está hay que tener permiso ministerial.
En 2011, el autorretrato fue expuesto cerca de
Turín en la Reggia di Venaria Reale para celebrar el 150 aniversario de
la unificación de Italia.
En las próximas semanas, 50
personas tendrán permiso de visitar la cava de la Biblioteca Real cada
hora, desde las 09:00 hasta las 18:00 para ver el autorretrato. A
pesar de que hay más de 80 obras maestras expuestas en la muestra "Los
tesoros del rey" -entre ellas otras obras de Da Vinci, Rafael,
Rembrandt, Perugino y Van Dyck-, para la mayoría de los visitantes, el
momento culminante será la oportunidad poco común de ver la cara del
gran erudito del Renacimiento. Y al hacerlo, quizás tengan en
mente otro mito: se dice que antes de hacer un examen, los estudiantes
revisan sus lecciones en el lugar que está directamente sobre la bóveda
en la Biblioteca Real. La leyenda dice que si uno estudia cerca de la genialidad de Leonardo da Vinci se contagia.