El Mónaco rentabilizó al máximo su único remate a puerta

Montecarlo, As
Victoria por la mínima de un Mónaco que sólo realizó un remate a puerta ante un Leverkusen, ya clasificado, que puso el fútbol, las ocasiones y mereció más.


La primera parte no dejó casi nada. Al Leverkusen le valía el empate para asegurar la primera plaza, mientras que el Mónaco se veía obligado a ganar al Zenit en la última jornada en caso de empatar o perder y sólo la victoria hacía que también les valiera el empate frente a los rusos. Ante esta situación podría esperarse un Mónaco más ofensivo, sin nada que perder, frente a un Leverkusen conservador. Sin embargo, lo que se vio sobre el campo fue todo lo contrario: los locales se volcaron al ataque como si les fuera la vida en la victoria y los visitantes se encerraron atrás, agazapados, en busca de una contra que les diera oxígeno.

El planteamiento no sorprende si repasamos la estadística (el Mónaco llegaba con un tanto en cuatro partidos de Champions y dos empates sin goles). Con las intenciones de ambos conjuntos claras desde el inicio, los alemanes intentaban combinar en campo contrario, en busca de un último pase que la defensa visitante, liderada a la perfección por Carvalho, siempre lograba interceptar. El Mónaco, por su parte, buscaba balones largos a Berbatov. El búlgaro, a pesar de tener que batallar solo ante los centrales, logró domar el esférico en más de una jugada, pero al levantar la cabeza siempre se encontraba solo y con demasiados metros entre él y la portería defendida por Leno. Con esta situación, el Mónaco no chutó entre los tres palos en los primeros 45 minutos y lo más destacado fue un disparo al larguero de Bender en el minuto 26 que se estrelló en el larguero.

La segunda mitad fue una copia de la primera. El Mónaco siguió agazapado atrás y el Leverkusen se lanzó a por el gol. Lo tuvo Drmic en el 65’, cuando ganó la partida a Carvalho en el único mínimo despiste del central portugués en el encuentro y se quedó solo ante Subasic, pero el suizo disparó fuera. El Leverkusen perdonó y seis minutos más tarde, en el 71’, Berbatov se encargó de recordar a su exequipo la calidad que atesora. El búlgaro realizó una gran jugada en la derecha, puso un pase en profundidad a Dirar, que con un centro medido sirvió en bandeja el gol a Ocampos, quien acababa de salir al campo. 0-1 en el primer y único remate del Mónaco en el partido. Desde ese instante, el Leverkusen se volcó aún más, pero la ordenada defensa de los visitantes no les permitió ninguna ocasión de gol.

El Mónaco rentabilizó al máximo su segundo gol en esta Champions (dos victorias) y sólo necesita un punto en la última jornada para meterse en octavos.

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