El CSKA de Doumbia asalta el Etihad ante un City desquiciado
Manchester, As
El Manchester City necesitará casi un milagro para meterse en los octavos de la Champions League después de caer 1-2 como local ante el CSKA Moscú. El equipo de Pellegrini necesitaba ganar y a los dos minutos ya perdía. Con Agüero y Toure tirando del carro logró reponerse de ese primer puñezato para empatar el partido pero tras encajar un segundo tanto y quedarse con nueve futbolistas fue incapaz de levantarse de la lona. Así, tras cuatro partidos es colista de su grupos con solo dos puntos de doce posibles y solo dos victorias en los dos partidos restantes (Bayern de Munich incluido) y un favor de los alemanes ante los rusos podrían meterle en octavos.
El equipo de Pellegrini salió al partido a jugar a la ruleta rusa. Una apuesta atrevida pero poco recomendable cuando en tu casa tienes las balas de Clichy y Demichelis y en la rival, a Doumbia. De esta forma disfrazó al delantero marfileño de Sergio Agüero y a los dos minutos ya perdía; después de que el atacante del CSKA aprovechará un error en la marca de Toure para cabecera a la red el 0-1.
El propio centrocampista del City enmendó su error minutos más tarde con un lanzamiento de falta impecable. Siete minutos, dos goles, empate a uno y nuevo partido. Pero mismo guión. El City dominando el balón y Doumbia haciendo un traje a la defensa de Pellegrini en cada contragolpe. Así, pasada la media hora aprovechó un mal despeje de Clichy para hacer su segundo gol de la tarde y su quinto en cuatro partidos a los citicens (marcó un doblete en el Etihad la pasada temporada y también anoto en la ida).
Tras el descanso el City se volcó a la desesperada a por el empate. Metió al CSKA en su área y dejó una autopista a Doumbia para el contragolpe. No obstante, fue incapaz de encontrar inspiración en ataque para derribar la muralla rusa. Porque más allá de los problemas en defensa, que ya tenía, el equipo de Pellegrini parece haber dado un paso atrás a los tiempos de Roberto Mancini también en fase ofensiva. No porque pueda quedarse sin pasar a octavos (el italiano nunca logró pasar la fase de grupos), que también, sino porque los vicios que el pasado año parecían olvidados han vuelto a resurgir. El técnico chileno había logrado que sus jugadores interpretaran a coro su partitura pero esta temporada el conjunto de Manchester ha vuelto a convertirse en un equipo dependiente de solistas. Y con Silva lesionado y Touré aún cogiendo el tono, casi siempre es el Kun Agüero el que tiene que dar el do de pecho. Cuando el argentino no lo hace, apenas queda nada. Y menos quedó cuando Fernandinho vio la doble amarilla en el minuto 70. Entonces, ya en plena frustración, Touré echó por tierra las últimas esperanzas de remontada con un empujón a Eremenko que le costó la roja.
El Manchester City necesitará casi un milagro para meterse en los octavos de la Champions League después de caer 1-2 como local ante el CSKA Moscú. El equipo de Pellegrini necesitaba ganar y a los dos minutos ya perdía. Con Agüero y Toure tirando del carro logró reponerse de ese primer puñezato para empatar el partido pero tras encajar un segundo tanto y quedarse con nueve futbolistas fue incapaz de levantarse de la lona. Así, tras cuatro partidos es colista de su grupos con solo dos puntos de doce posibles y solo dos victorias en los dos partidos restantes (Bayern de Munich incluido) y un favor de los alemanes ante los rusos podrían meterle en octavos.
El equipo de Pellegrini salió al partido a jugar a la ruleta rusa. Una apuesta atrevida pero poco recomendable cuando en tu casa tienes las balas de Clichy y Demichelis y en la rival, a Doumbia. De esta forma disfrazó al delantero marfileño de Sergio Agüero y a los dos minutos ya perdía; después de que el atacante del CSKA aprovechará un error en la marca de Toure para cabecera a la red el 0-1.
El propio centrocampista del City enmendó su error minutos más tarde con un lanzamiento de falta impecable. Siete minutos, dos goles, empate a uno y nuevo partido. Pero mismo guión. El City dominando el balón y Doumbia haciendo un traje a la defensa de Pellegrini en cada contragolpe. Así, pasada la media hora aprovechó un mal despeje de Clichy para hacer su segundo gol de la tarde y su quinto en cuatro partidos a los citicens (marcó un doblete en el Etihad la pasada temporada y también anoto en la ida).
Tras el descanso el City se volcó a la desesperada a por el empate. Metió al CSKA en su área y dejó una autopista a Doumbia para el contragolpe. No obstante, fue incapaz de encontrar inspiración en ataque para derribar la muralla rusa. Porque más allá de los problemas en defensa, que ya tenía, el equipo de Pellegrini parece haber dado un paso atrás a los tiempos de Roberto Mancini también en fase ofensiva. No porque pueda quedarse sin pasar a octavos (el italiano nunca logró pasar la fase de grupos), que también, sino porque los vicios que el pasado año parecían olvidados han vuelto a resurgir. El técnico chileno había logrado que sus jugadores interpretaran a coro su partitura pero esta temporada el conjunto de Manchester ha vuelto a convertirse en un equipo dependiente de solistas. Y con Silva lesionado y Touré aún cogiendo el tono, casi siempre es el Kun Agüero el que tiene que dar el do de pecho. Cuando el argentino no lo hace, apenas queda nada. Y menos quedó cuando Fernandinho vio la doble amarilla en el minuto 70. Entonces, ya en plena frustración, Touré echó por tierra las últimas esperanzas de remontada con un empujón a Eremenko que le costó la roja.