El Celta tumba a un Barcelona sin recursos (en el campo)


Barcelona, As
El Barça que se despedaza en los juzgados tuvo ayer su fiel reflejo en el Camp Nou, donde los chicos de Luis Enrique cayeron ante el Celta por 0-1 dejándose el liderato de la Liga. Tiene más recursos el Barça en la Ciudad de la Justicia que en el campo, donde es un equipo que cada cuarto de hora juega a algo diferente, que se ha gastado lo que no está escrito en fichajes han quedado desactivados en diez jornadas y al que se le adivina una falta preocupante de liderazgo. El equipo cada vez se parece más al club. El invierno se presenta avecina extremadamente crudo en el Camp Nou.


Naufragó el Barcelona en el peor momento posible. Con la entidad en pie de guerra, con Luis Enrique dando bandazos y señalando a jugadores en las convocatorias y cayendo en casa después de perder con todo merecimiento en Madrid. El Barça, más preocupado de los récords individuales que de los éxitos colectivos, tiene muy mala pinta.

Dispone el Barça de tres de los cinco mejores delanteros del mundo, pero carece de plan de juego. Es el Barcelona de Luis Enrique un acorazado sin timonel ni contramaestre. Un barco armado con cañones de gran calibre que a la hora de la batalla no tiene ni idea de donde está el enemigo, por donde sopla el viento ni de las corrientes. Vive el Barcelona en un desgobierno táctico tan gigantesco que han bastado diez jornadas para llevar a toda la plantilla al diván de psicólogo.

No hay ni un jugador del Barça que se sienta seguro en su puesto, y el que se siente, que es Alves, lo hace por incomparecencia de rivales. Se supone que teniendo una tripleta de ataque tan descomunal como la que forman Messi, Suárez y Neymar, los partidos se decantarían a favor del lado culé por la pegada. Pues no. El Barça es capaz de llegar mucho, pero a un equipo ordenado como el Celta, con un plan de juego, con una idea a defender y con una innegable porción de suerte (cuatro disparos al palo del Barcelona) le bastó rematar tres veces para vencer al Barcelona por primera vez en el Camp Nou. No se puede negar que Luis Enrique empieza a hacer historia en el Barça.

Decidió Luis Enrique cambiar de nuevo su plan respecto al que planteó hace siete días en el Bernabéu. El resultado fue el mismo desastre. Rafinha y Rakitic comparecieron como titulares sin tener el menor peso en el partido. El Barcelona dispuso de ocasiones claras para decidir el encuentro a su favor, pero todas fueron fruto de la inspiración individual de los tres gigantes de su delantera, que se dieron de bruces ante un enorme Sergio que contó con la ayuda divina de sus postes. Excepto en los instantes finales del encuentro, cuando el Barça defendía con tres y apelaba a la épica, jamás dio el Barcelona la sensación el encuentro de jugarse como querían los blaugrana.

Evidentemente, las individualidades del Barcelona creaban peligro e hicieron méritos más que sobrados para inaugurar el marcador, pero si alguien tenía un plan ayer en el Camp Nou, ese era el Celta, que con sus obvias carencias sabía lo que tenía que hacer. Aguantaron cuando tenían que aguantar, cortaron cuando tenían que cortar, golpearon cuando tuvieron que golpear y tuvieron toda la suerte del mundo. El gol de Larrivey tras asistencia de Nolito desnuda a un Barça que empieza a agotar sus cartuchos, pues no parece que Vermaelen y Douglas sean los revulsivos que puedan cambiar este desgobierno.

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