Cristiano y Messi jugaron 45' y Guerreiro decidió en el 90'
Los dos mejores del mundo fueron sustituidos al descanso. El lateral cabeceó, solo en el área pequeña, un perfecto centro de Quaresma. Argentina fue mejor.
Manchester, As
Argentina y Portugal confirmaron las tendencias que vienen apuntando en los últimos meses en un amistoso al que le faltó tensión competitiva y que tuvo al supersónico Cristiano Ronaldo y al extraterrestre Leo Messi solamente 45 minutos sobre el campo. De hecho Old Trafford, con sólo las gradas inferiores llenas, pero aun así con 41.000 espectadores, entró en el espíritu del amistoso antes que los jugadores. Cuando tocaba el balón Messi, se le abucheaba. Es territorio Cristiano. Pero tampoco se le perdonó a éste que no tirara la única falta medio peligrosa al borde del área albiceleste: ‘¡hemos venido a ver el Cristiano-Messi!’, parecían decir la inquieta grada. Parecía que el espectáculo dependía únicamente de las dos estrellas. El resto del tiempo se miraba el encuentro en silencio, y si no se convoca con ganas, el gol no siempre aparece.
Además de un ejercicio en sociología de bar (¿está el fútbol alejándose de lo colectivo?), el amistoso podía plantearse como una mirada al estado actual de las dos selecciones. Argentina está creciendo, sin duda. Hay equipo, hay idea, hay presión arriba, calidad en el centro con Pastore y Lucas Biglia, y se está experimentando con la racionalización (o reducción) del espacio de influencia de Messi. Apareció por momentos, que es lo que quieren que haga ahora. En su banda se juntan de vez en cuando los amigos para hacer un asado (un par de regates, una conducción) y de ahí surgieron ocasiones: una de Di María y otra suya, una pared que le permitió plantarse delante del portero: el palo repelió la opción más clara hasta entonces por séptima vez esta temporada.
Portugal no fue capaz de mantener el balón con suficiencia, ni de plantar la línea defensiva en algún sitio donde molestara a Argentina. Y sin balón, Cristiano sufre, se convierte en un islote abandonado a su suerte. En uno de los pocos ‘momentos CR7’, consiguió recibir el balón en el área y realizar tres recortes en seco pero su lanzamiento salió por encima del larguero. El carrusel de cambios dejó sin dueño el partido y el premio se lo podría haber llevado cualquiera. Fue finalmente Guerreiro el que desequilibró el partido, en un error defensivo argentino justo al final, con lo que se nivela los enfrentamientos entre Messi y Cristiano con sus respectivas selecciones: la anterior vez fue en febrero de 2011.
Manchester, As
Argentina y Portugal confirmaron las tendencias que vienen apuntando en los últimos meses en un amistoso al que le faltó tensión competitiva y que tuvo al supersónico Cristiano Ronaldo y al extraterrestre Leo Messi solamente 45 minutos sobre el campo. De hecho Old Trafford, con sólo las gradas inferiores llenas, pero aun así con 41.000 espectadores, entró en el espíritu del amistoso antes que los jugadores. Cuando tocaba el balón Messi, se le abucheaba. Es territorio Cristiano. Pero tampoco se le perdonó a éste que no tirara la única falta medio peligrosa al borde del área albiceleste: ‘¡hemos venido a ver el Cristiano-Messi!’, parecían decir la inquieta grada. Parecía que el espectáculo dependía únicamente de las dos estrellas. El resto del tiempo se miraba el encuentro en silencio, y si no se convoca con ganas, el gol no siempre aparece.
Además de un ejercicio en sociología de bar (¿está el fútbol alejándose de lo colectivo?), el amistoso podía plantearse como una mirada al estado actual de las dos selecciones. Argentina está creciendo, sin duda. Hay equipo, hay idea, hay presión arriba, calidad en el centro con Pastore y Lucas Biglia, y se está experimentando con la racionalización (o reducción) del espacio de influencia de Messi. Apareció por momentos, que es lo que quieren que haga ahora. En su banda se juntan de vez en cuando los amigos para hacer un asado (un par de regates, una conducción) y de ahí surgieron ocasiones: una de Di María y otra suya, una pared que le permitió plantarse delante del portero: el palo repelió la opción más clara hasta entonces por séptima vez esta temporada.
Portugal no fue capaz de mantener el balón con suficiencia, ni de plantar la línea defensiva en algún sitio donde molestara a Argentina. Y sin balón, Cristiano sufre, se convierte en un islote abandonado a su suerte. En uno de los pocos ‘momentos CR7’, consiguió recibir el balón en el área y realizar tres recortes en seco pero su lanzamiento salió por encima del larguero. El carrusel de cambios dejó sin dueño el partido y el premio se lo podría haber llevado cualquiera. Fue finalmente Guerreiro el que desequilibró el partido, en un error defensivo argentino justo al final, con lo que se nivela los enfrentamientos entre Messi y Cristiano con sus respectivas selecciones: la anterior vez fue en febrero de 2011.