Consulta catalana / “Como fútbol sin árbitro”
La falta de un marco legal y la sensación de que era un voto inútil explica buena parte de la abstención
Walter Oppenheimer
Barcelona, El País
“El pueblo es soberano y tiene que hablar, se le ha de escuchar, pero con el amparo de un marco legal. Si no, es como jugar un partido de fútbol sin árbitro”, razona Joan Bernaus, un abogado de mediana edad que se está tomando una caña en el Santa Fe, un bar a tiro de piedra de la plaza de San Gregori Taumaturg, en el corazón de la Barcelona más española.
La ilegalidad de la consulta, su dudosa eficacia o su carácter de distracción frente a temas como la corrupción, son las razones más citadas por la decena de abstencionistas entrevistados ayer por este diario en la zona alta de la ciudad.
“Hay cosas más importantes que hacer esta pantomima. Y hay que hacer las cosas bien. El Gobierno central y el Gobierno catalán han de hacer las cosas con sentido común, que la gente sepa por qué vota sí o vota no”, añade Bernaus.
La votación ha dividido, aunque no enfrentado, a familias como la de Salvador y Marta Puig, que también están en el Santa Fe. “En casa, dos fuimos a votar y dos no”, explica Salvador. Él fue. Ella, no. “Si hubiera ido habría votado 'no' a la independencia y que 'sí' a lo otro. Pero pensé que tanto lío, que si se hace, que si no se hace, que si se puede, que si no. Y al final no fui”, explica Marta.
Su amiga Catalina tampoco fue: “No me interesa ser independentista”. “En mi casa, ni mis hijas ni yo. Cada uno tiene su gusto, pero yo creo que al señor Mas se le ha ido la cabeza. Soy valenciana, pero vivo aquí desde los tres años, me casé con un catalán, mis hijas son catalanas, Cataluña es mi tierra, pero…”.
Renée tiene 77 años, es búlgara y lleva muchos años en España. “No voté porque estoy recién operada y no puedo caminar, pero si hubiera podido habría ido a votar 'no', un 'no' bien grande, porque me parece inútil todo lo que están haciendo”, explica en una terraza de la calle Doctor Fleming.
“Es muy sencillo: no voté porque es una votación ilegal”, asegura Paco, un expublicitario de 65 años que sube por la ronda del General Mitre. Cree que “juntos y unidos estamos mejor y tenemos muchas más posibilidades en el conjunto del concierto europeo y en el concierto universal de las naciones, por supuesto”. Pero si la consulta hubiera sido legal habría votado “porque la solución para Cataluña y para España pasa por el diálogo y, si es necesario, un referéndum legal y reconocido, tipo Quebec o Escocia”.
Antonio Sánchez, granadino con 40 años en Barcelona, está vendiendo lotería en la calle Amigó. No votó “porque determinados partidos políticos de aquí llamaron a la desobediencia civil”. “¿A quién hay que obedecer? O al Partido Popular, que es el que está gobernando, o a ellos. Y yo voté al PP porque son los menos malos”.
El economista Antonio, de 61 años, está almorzando en el mítico Sandor de Francesc Macià y tiene muy claro por qué no votó: “Porque es una charlotada, porque no tiene apoyo jurídico, porque Mas se declaró exclusivamente el presidente de una parte de los catalanes”. “Se ha vendido con mucha alharaca y me entristezco porque lo que hace es fractura social y al fin y al cabo sería el 25% de los catalanes. Y el 75%, ¿qué? ¿Por qué Mas no es el presidente de los que tampoco votan? Me parece lamentable y triste. Muy triste”, añade.
Walter Oppenheimer
Barcelona, El País
“El pueblo es soberano y tiene que hablar, se le ha de escuchar, pero con el amparo de un marco legal. Si no, es como jugar un partido de fútbol sin árbitro”, razona Joan Bernaus, un abogado de mediana edad que se está tomando una caña en el Santa Fe, un bar a tiro de piedra de la plaza de San Gregori Taumaturg, en el corazón de la Barcelona más española.
La ilegalidad de la consulta, su dudosa eficacia o su carácter de distracción frente a temas como la corrupción, son las razones más citadas por la decena de abstencionistas entrevistados ayer por este diario en la zona alta de la ciudad.
“Hay cosas más importantes que hacer esta pantomima. Y hay que hacer las cosas bien. El Gobierno central y el Gobierno catalán han de hacer las cosas con sentido común, que la gente sepa por qué vota sí o vota no”, añade Bernaus.
La votación ha dividido, aunque no enfrentado, a familias como la de Salvador y Marta Puig, que también están en el Santa Fe. “En casa, dos fuimos a votar y dos no”, explica Salvador. Él fue. Ella, no. “Si hubiera ido habría votado 'no' a la independencia y que 'sí' a lo otro. Pero pensé que tanto lío, que si se hace, que si no se hace, que si se puede, que si no. Y al final no fui”, explica Marta.
Su amiga Catalina tampoco fue: “No me interesa ser independentista”. “En mi casa, ni mis hijas ni yo. Cada uno tiene su gusto, pero yo creo que al señor Mas se le ha ido la cabeza. Soy valenciana, pero vivo aquí desde los tres años, me casé con un catalán, mis hijas son catalanas, Cataluña es mi tierra, pero…”.
Renée tiene 77 años, es búlgara y lleva muchos años en España. “No voté porque estoy recién operada y no puedo caminar, pero si hubiera podido habría ido a votar 'no', un 'no' bien grande, porque me parece inútil todo lo que están haciendo”, explica en una terraza de la calle Doctor Fleming.
“Es muy sencillo: no voté porque es una votación ilegal”, asegura Paco, un expublicitario de 65 años que sube por la ronda del General Mitre. Cree que “juntos y unidos estamos mejor y tenemos muchas más posibilidades en el conjunto del concierto europeo y en el concierto universal de las naciones, por supuesto”. Pero si la consulta hubiera sido legal habría votado “porque la solución para Cataluña y para España pasa por el diálogo y, si es necesario, un referéndum legal y reconocido, tipo Quebec o Escocia”.
Antonio Sánchez, granadino con 40 años en Barcelona, está vendiendo lotería en la calle Amigó. No votó “porque determinados partidos políticos de aquí llamaron a la desobediencia civil”. “¿A quién hay que obedecer? O al Partido Popular, que es el que está gobernando, o a ellos. Y yo voté al PP porque son los menos malos”.
El economista Antonio, de 61 años, está almorzando en el mítico Sandor de Francesc Macià y tiene muy claro por qué no votó: “Porque es una charlotada, porque no tiene apoyo jurídico, porque Mas se declaró exclusivamente el presidente de una parte de los catalanes”. “Se ha vendido con mucha alharaca y me entristezco porque lo que hace es fractura social y al fin y al cabo sería el 25% de los catalanes. Y el 75%, ¿qué? ¿Por qué Mas no es el presidente de los que tampoco votan? Me parece lamentable y triste. Muy triste”, añade.