Cómo un pueblo en Alemania hizo que neonazis recaudaran fondos en contra de sí mismos
Alemania, BBC
El 15 de noviembre, como todos los años desde fines de los 80, un grupo de neonazis marchó por las calles de Wunsiedel, en la Alta Franconia de Alemania, en una suerte de peregrinación a través de la ciudad en la que estuvo enterrado el segundo de Adolf Hitler, Rudolf Hess, hasta 2011.
Como todos los años, sus habitantes se vieron obligados a tolerar esa manifestación -que en su gran mayoría rechazan-, porque no tienen forma de impedirla legalmente.
"Crecí con las marchas nazis todos los años", le dice a BBC Mundo Svenja Fassbinder, una joven de 20 años que nació en Wunsiedel.
"Amo este pueblo", agrega, "pero cada vez que en Alemania digo que vengo de Wunsiedel la gente me dice 'el pueblo nazi' y eso me enoja, porque Wunsiedel merece tener una buena imagen".
Así que este año Fassbinder y otros habitantes del pueblo, que en anteriores intentaron sin mucho éxito bloquear la marcha o realizar manifestaciones en contra de los neonazis, dieron vuelta la situación de una ingeniosa forma.
De hecho, los animaron a caminar, porque al hacerlo estaban también marchando contra sí mismos.
Por cada metro que avanzó la marcha, de cerca de 200 neonazis, se donaran 10 euros (US$12,50) a la organización EXIT Alemania, dedicada a ayudar a extremistas de derecha que quieren dejar atrás esos grupos.
El dinero fue provisto por particulares, compañías y organizaciones no gubernamentales.
En total recaudaron 10.000 euros (US$12.500) por los miles de pasos caminados por los neonazis.
Fue elaborada por la organización no gubernamental Gesellschaft Demokratische Kultur (Sociedad para la Cultura Democrática, SCD), de la que forma parte EXIT.
Fabian Wichmann, de SCD, le contó a BBC Mundo que ellos están permanentemente buscando formas de "contrarrestar manifestaciones (neonazis) y (...) cuáles son los mejores lugares para hacerlo".
Así dieron con Wunsiedel y la marcha anual de neonazis.
Sólo cuatro semanas antes de la fecha se contactaron con una organizaciónes locales para coordinar la acción.
Una de ellas es Iniciativa Juvenil contra el Racismo, a la que pertenece Fassbinder.
Imprimieron carteles con mensajes que se mofan de frases o eslóganes nazis.
"Nacional y generoso", decía uno; otro jugaba con el título en alemán del libro de Adolf Hitler: en vez de "Mein Kampf" ("Mi lucha") decía "Mein Mampf" ("Mi comida") y estaba colocado sobre una mesa con bananas que la ciudad "ofrecía" a los manifestantes (ver foto, abajo).
Y otro exclamaba: "Esfuerzo Final en lugar de Victoria Final".
Lea también: El niño que fue hallado culpable de matar a su padre neonazi
En la mañana del 15 de noviembre, poco antes del inicio de la marcha, y para poder mantener todo en secreto, se contactaron con la policía y el alcalde para pedirles autorización, que los autorizó.
La mayoría de los habitantes respaldaron la idea, aunque Fassbinder dice que "en muchos pueblos hay alguna gente que está de acuerdo con los nazis".
"En Wunsiedel también".
En 2011 repartieron camisetas en un festival neonazi, pero eran camisetas bastante particulares.
Tenían impreso el eslogan "Rebeldes hardcore (duros). Nacional y libre", claramente afín al pensamiento de la extrema derecha.
Pero, como la recepción de Wunsiedel, venían con "trampa".
Al lavarlas, ese texto se borraba y dejaba ver otro que estaba debajo y decía: "Lo que puede hacer tu camiseta tú también puedes hacerlo. Te ayudamos a escapar del extremismo de derecha".
Wichmann las llamó "camisetas de Troya", porque como el caballo mítico eran en realidad un arma secreta.
No todo lo que hace SCD consigue hacer cambiar de opinión a los extremistas.
En su cuenta de Twitter uno de los grupos que participó hizo alguna breve mención descalificando la acción, pero no mucho más.
"Seguramente volverán a marchar el año que viene", dice Wichmann.
¿Volverá él a usar su caminar para recaudar dinero? No lo sabe, dice.
Pero Fassbinder dice que seguramente sí, aunque será sorpresa.
El 15 de noviembre, como todos los años desde fines de los 80, un grupo de neonazis marchó por las calles de Wunsiedel, en la Alta Franconia de Alemania, en una suerte de peregrinación a través de la ciudad en la que estuvo enterrado el segundo de Adolf Hitler, Rudolf Hess, hasta 2011.
Como todos los años, sus habitantes se vieron obligados a tolerar esa manifestación -que en su gran mayoría rechazan-, porque no tienen forma de impedirla legalmente.
"Crecí con las marchas nazis todos los años", le dice a BBC Mundo Svenja Fassbinder, una joven de 20 años que nació en Wunsiedel.
"Amo este pueblo", agrega, "pero cada vez que en Alemania digo que vengo de Wunsiedel la gente me dice 'el pueblo nazi' y eso me enoja, porque Wunsiedel merece tener una buena imagen".
Así que este año Fassbinder y otros habitantes del pueblo, que en anteriores intentaron sin mucho éxito bloquear la marcha o realizar manifestaciones en contra de los neonazis, dieron vuelta la situación de una ingeniosa forma.
De hecho, los animaron a caminar, porque al hacerlo estaban también marchando contra sí mismos.
Por cada metro que avanzó la marcha, de cerca de 200 neonazis, se donaran 10 euros (US$12,50) a la organización EXIT Alemania, dedicada a ayudar a extremistas de derecha que quieren dejar atrás esos grupos.
El dinero fue provisto por particulares, compañías y organizaciones no gubernamentales.
En total recaudaron 10.000 euros (US$12.500) por los miles de pasos caminados por los neonazis.
"Mein Mampf"
La idea nació unos 400 kilómetros al norte de Wunsiedel, en Berlín.Fue elaborada por la organización no gubernamental Gesellschaft Demokratische Kultur (Sociedad para la Cultura Democrática, SCD), de la que forma parte EXIT.
Fabian Wichmann, de SCD, le contó a BBC Mundo que ellos están permanentemente buscando formas de "contrarrestar manifestaciones (neonazis) y (...) cuáles son los mejores lugares para hacerlo".
Así dieron con Wunsiedel y la marcha anual de neonazis.
Sólo cuatro semanas antes de la fecha se contactaron con una organizaciónes locales para coordinar la acción.
Una de ellas es Iniciativa Juvenil contra el Racismo, a la que pertenece Fassbinder.
Imprimieron carteles con mensajes que se mofan de frases o eslóganes nazis.
"Nacional y generoso", decía uno; otro jugaba con el título en alemán del libro de Adolf Hitler: en vez de "Mein Kampf" ("Mi lucha") decía "Mein Mampf" ("Mi comida") y estaba colocado sobre una mesa con bananas que la ciudad "ofrecía" a los manifestantes (ver foto, abajo).
Y otro exclamaba: "Esfuerzo Final en lugar de Victoria Final".
Lea también: El niño que fue hallado culpable de matar a su padre neonazi
En la mañana del 15 de noviembre, poco antes del inicio de la marcha, y para poder mantener todo en secreto, se contactaron con la policía y el alcalde para pedirles autorización, que los autorizó.
La mayoría de los habitantes respaldaron la idea, aunque Fassbinder dice que "en muchos pueblos hay alguna gente que está de acuerdo con los nazis".
"En Wunsiedel también".
La "camiseta de Troya", con truco
La de Wunsiedel no es la primera acción que SCD lleva a cabo.En 2011 repartieron camisetas en un festival neonazi, pero eran camisetas bastante particulares.
Tenían impreso el eslogan "Rebeldes hardcore (duros). Nacional y libre", claramente afín al pensamiento de la extrema derecha.
Pero, como la recepción de Wunsiedel, venían con "trampa".
Al lavarlas, ese texto se borraba y dejaba ver otro que estaba debajo y decía: "Lo que puede hacer tu camiseta tú también puedes hacerlo. Te ayudamos a escapar del extremismo de derecha".
Wichmann las llamó "camisetas de Troya", porque como el caballo mítico eran en realidad un arma secreta.
No todo lo que hace SCD consigue hacer cambiar de opinión a los extremistas.
¿Y el próximo año?
De hecho, los neonazis que marcharon por Wunsiedel no recibieron con simpatía la iniciativa.En su cuenta de Twitter uno de los grupos que participó hizo alguna breve mención descalificando la acción, pero no mucho más.
"Seguramente volverán a marchar el año que viene", dice Wichmann.
¿Volverá él a usar su caminar para recaudar dinero? No lo sabe, dice.
Pero Fassbinder dice que seguramente sí, aunque será sorpresa.