Wall Street, bufetes y élites particulares, grandes donantes en las elecciones legislativas de Estados Unidos
Nueva York, EP
Las firmas de Wall Street, los grandes bufetes y las élites han desplazado definitivamente a individuos y familias como contribuyentes por excelencia a las campañas electorales, un factor que, unido al permiso del Supremo para publicación sin límite de campañas negativas contra los candidatos, provocará un descenso acusado de la participación, según un estudio publicado esta semana.
Las proyecciones del Centro de Políticas de Respuesta --una ONG estadounidense, declarada "no partidista" y encargada de estudiar el impacto de la financiación en los comicios-- avanzan que los comicios de la semana que viene "marcan el punto de inflexión que deja atrás al pequeño contribuyente".
Si bien en términos generales el dinero invertido en estas elecciones -- unos 3.670 millones de dólares (unos 2.900 millones de euros)-- no supone un incremento sustancial respecto de las de hace cuatro años, sí se ha detectado un aumento de la contribución de los llamados "grupos externos" así como una concentración del dinero entregado: más dólares, menos personas.
LOS GRANDES CONTRIBUYENTES
En total, Wall Street contribuirá con 171 millones de dólares (135 millones de euros), una cantidad superior a cualquier otra industria o grupo de interés. Los receptores de este dinero marcan la orientación política de Wall Street: rotundamente conservadora.
De la cantidad total, unos 100 millones de dólares han ido a parar directamente a los bolsillos de los candidatos y de sus campañas y de ellos, 62 millones han sido destinados a los republicanos. Otros 45 millones han ido a parar a organizaciones de apoyo conservadoras. El resto va a los llamados "outside groups", el término que aglutina a organizaciones políticas indirectamente relacionadas con las candidaturas.
Para los demócratas, sus grandes aliados han sido los bufetes de abogados, que en total han entregado 66,4 millones de dólares a sus candidatos --por un 28,4 a los republicanos--.
Finalmente, se encuentran las élites particulares y su estrecha relación con grupos externos como los conocidos SuperPAC, comités de acción política capacitados para recibir ilimitadas sumas de dinero en forma de donaciones.
Se trata de unos 200 grupos que para estos comicios han recabado 305 millones de dólares (242 millones de euros), y si bien están obligados a identificar a sus donantes, cabe la posiblidad de que estos comités recaben dinero de organizaciones que no tienen por qué desvelar los nombres de sus integrantes.
Quienes sí han revelado su identidad han sido, por ejemplo, el principal donante de estas elecciones, el multimillonario de los fondos de inversión Tom Steyer, que ha contribuido a las iniciativas medioambientales demócratas con 73 millones de dólares, o el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que ha aportado otros 20 millones de dólares.
Coste de las elecciones estadounidenses
Las firmas de Wall Street, los grandes bufetes y las élites han desplazado definitivamente a individuos y familias como contribuyentes por excelencia a las campañas electorales, un factor que, unido al permiso del Supremo para publicación sin límite de campañas negativas contra los candidatos, provocará un descenso acusado de la participación, según un estudio publicado esta semana.
Las proyecciones del Centro de Políticas de Respuesta --una ONG estadounidense, declarada "no partidista" y encargada de estudiar el impacto de la financiación en los comicios-- avanzan que los comicios de la semana que viene "marcan el punto de inflexión que deja atrás al pequeño contribuyente".
Si bien en términos generales el dinero invertido en estas elecciones -- unos 3.670 millones de dólares (unos 2.900 millones de euros)-- no supone un incremento sustancial respecto de las de hace cuatro años, sí se ha detectado un aumento de la contribución de los llamados "grupos externos" así como una concentración del dinero entregado: más dólares, menos personas.
LOS GRANDES CONTRIBUYENTES
En total, Wall Street contribuirá con 171 millones de dólares (135 millones de euros), una cantidad superior a cualquier otra industria o grupo de interés. Los receptores de este dinero marcan la orientación política de Wall Street: rotundamente conservadora.
De la cantidad total, unos 100 millones de dólares han ido a parar directamente a los bolsillos de los candidatos y de sus campañas y de ellos, 62 millones han sido destinados a los republicanos. Otros 45 millones han ido a parar a organizaciones de apoyo conservadoras. El resto va a los llamados "outside groups", el término que aglutina a organizaciones políticas indirectamente relacionadas con las candidaturas.
Para los demócratas, sus grandes aliados han sido los bufetes de abogados, que en total han entregado 66,4 millones de dólares a sus candidatos --por un 28,4 a los republicanos--.
Finalmente, se encuentran las élites particulares y su estrecha relación con grupos externos como los conocidos SuperPAC, comités de acción política capacitados para recibir ilimitadas sumas de dinero en forma de donaciones.
Se trata de unos 200 grupos que para estos comicios han recabado 305 millones de dólares (242 millones de euros), y si bien están obligados a identificar a sus donantes, cabe la posiblidad de que estos comités recaben dinero de organizaciones que no tienen por qué desvelar los nombres de sus integrantes.
Quienes sí han revelado su identidad han sido, por ejemplo, el principal donante de estas elecciones, el multimillonario de los fondos de inversión Tom Steyer, que ha contribuido a las iniciativas medioambientales demócratas con 73 millones de dólares, o el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que ha aportado otros 20 millones de dólares.
Coste de las elecciones estadounidenses