¿Quién padece el síndrome de Hulk?

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¿Qué es la mente?
Según el Diccionario de la Real Academia Española es la “potencia intelectual del alma”. Sin embargo, en términos científicos va más allá. “Es el objeto de estudio de la psicología —psique—. Es una entidad que contiene las capacidades humanas relacionadas con los procesos del pensamiento, de percepción, así como con la forma en que procesamos nuestras emo- ciones”, señala la doctora Silvia Araceli Sánchez Ochoa, coordinadora del Posgrado en Desarrollo Humano de la Universidad Iberoamericana.


La mente es la que nos permite procesar lo que sucede en nuestra vida cotidiana y que indudablemente está formada por procesos conscientes, inconscientes, preconscientes, que nos dan la oportunidad de darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor”.

Al hablar sobre dónde se localiza, Sánchez menciona que podemos situarla en el lóbulo fron- tal, donde se halla el pensamiento, y en el hipo- campo se ubican las emociones y los fenómenos mentales, como la intuición.

¿Quién padece el síndrome de Hulk?

Se trata de “un trastorno emocional de hiperactividad donde la persona, se vuelve furiosa”, afirma la doctora en Sociología Matilde Carrillo, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Antonio Ledesma, del Instituto Nacional de Psiquiatría, explica que eso nace de un mito y que en medicina se llama síndrome Amok: súbitamente, las personas tienen un comportamiento irracional, un ataque de rabia que llega a niveles suicidas u homicidas. “Está definido como una reacción no provocada de un comportamiento destructivo.

El nombre de Amok procede de la palabra malaya meng-âmok, que significa “atacar y matar con ira ciega”, pues fue allí donde fue observado este fenómeno por primera vez. De hecho, la Real Academia define amok del modo siguiente: Entre los malayos, ataque de locura homicida.

En algunos contextos su aparición se sigue limitando a ciertos espacios geográficos: incluso la Asociación Americana de Psiquiatría la clasificaba hasta hace pocos años como una de las enfermedades ligadas a fenómenos culturales y la vinculaba, como en tantos otros casos con el dhat (propio de la India) y el latah (que aparece en el Sureste de Asia y el Pacífico Sur).

Sin embargo, se ha descrito en otros ámbitos culturales bajo denominaciones diferentes, como berserk en Escandinavia, cafard en Polinesia, iich’ aa entre los indios navajos, etc. Además, la Criminología caracteriza muchos asesinatos masivos como productos de este síndrome.

En su momento, el amok interesó especialmente a la psiquiatría transcultural y sus comparaciones de cuadros clínicos de diferentes culturas y al debate sobre la universalidad de las nosologías. El amok guarda cierta semejanza con la secuencia de explosión-bloqueo, propia de personalidades explosivo-bloqueadas.

¿Cuán rápido viajan los pensamientos?

Para que el cerebro perciba algo cognitivo, como un ruido que represente una amenaza, pasan 300 milisegundos, comenta el neu- rólogo David Trejo, responsable de la Clínica de Neuropsicología del Centro Médico Nacional Siglo XXI. Hay estudios que miden las ondas cerebrales que generan los distintos estímulos, el N100, el N400, etcétera (“N” es el nivel de ruido), que muestran los milisegundos que tardas en procesar algo. La temporalidad de los pensamientos la estudia la psicofisiología o la electrofisiología, con la técnica de potenciales evocados cognitivos, que explora la actividad eléctrica que genera tu cerebro antes del procesamiento de un estímulo.

Todo lo que pensamos lo hacemos a través del lenguaje. Cuando vemos un teléfono, y reconocemos que es un iPhone, pasaron 400 milisegundos, tiempo en el que tu cerebro accedió a la información semántica y léxica”, asegura el doctor Trejo.

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