Otra vez Messi y Neymar
Madrid, As
Volvió a vestirse el Barça de blaugrana y volvió a parecerse a lo que una vez fue con una alineación tan reconocible como la temeridad de un Rayo que actuó como era de esperar. Fundamentó el triunfo el Barcelona en la calidad de sus delanteros, olvidando la derrota de hace cinco días en París. El equipo de Luis Enrique recuperó de forma inmediata el liderato de la Liga, que había ocupado provisionalmente el Valencia tras vencer a Atlético, con una victoria por 0-2 en Vallecas que se fraguó en el ‘minuto de los cracks. En el lapso de tiempo que fue del minuto 35 al 36, Messi y Neymar dejaron el partido listo para sentencia.
El Rayo, como era de esperar, planteó el partido a lo grande, ambicioso, valiente y saliendo a buscar al Barça, pero la diferencia entre ambos equipos es palmaria. Puede que sus entrenadores tengan las mismas ideas o aptitudes, pero no es lo mismo Messi que Bueno, ni Trashorras que Neymar.
Desde un inicio, el Rayo llevó a que el partido se jugara en la mitad del campo del Barcelona. La presión alta del Rayo derivó en un par de sustos que Bravo, que amplió el récord de imbatibilidad en un inicio de Liga, desactivó con solvencia. Un chut de Bueno y una falta de Trashorras fueron los avisos de un Rayo que planteaba el partido de tú a tú a los culés.
El partido se jugaba en el espacio de un trastero, con los jugadores mirándose a los ojos y la pelota circulando en un espacio reducidísimo. Hacía falta alguien que cambiara el guión del juego, un jugador que entendiera que la clave del juego estaba en lanzar desde las defensas balones al espacio buscando la velocidad de los puntas. Y el Barça, esta vez, sí, tenía a Piqué en el campo. El jugador infrautilizado hasta el momento por Luis Enrique dio ayer un curso de táctica y de técnica. Estuvo impecable en sus incorporaciones al ataque, perfecto en el corte y corrección y providencial en la creación de juego. Un balón interceptado por Piqué, que el mismo Gerard colocó al espacio fue aprovechado por Messi para marcar el primer gol.
Un minuto después, en una jugada muy parecida, Bartra lanzó el balón hacia Munir, que habilitó a Neymar que en un gesto técnico sublime marcó el segundo. En un visto y no visto, el Barcelona había liquidado el partido. El Rayo, en plena crisis, aún pudo recibir antes de la media parte un castigo más severo cuando Toño cometió un penalti catedralicio sobre Munir cuando le superaba de cara a gol. El árbitro se hizo el loco como Munir, que decidió driblar al portero en vez de asistir a un Neymar que estaba absolutamente solo.
Con el 0-2 en el marcador, Paco Jémez lejos de amilanarse, se fue a por el partido colocando una defensa de tres al dar entrada en el campo a Aquino y Manucho. El Barça, con la tranquilidad que daban los dos goles de ventaja, reguló esfuerzos y jugó cómodo. Mucho más a partir de la expulsión de Morcillo, que dejó a los locales con diez futbolistas y Baena como improvisado central. El partido, en ese momento, ya tenía muy pocas opciones de cambiar de guión.
Con el encuentro ya absolutamente partido, Luis Enrique dio entrada a Pedro y Rakitic por Munir e Iniesta, lo que derivó en una serie de ataques del Barça que llevaron a Toño a emplearse a fondo ante Rakitic, Messi y Pedro. En un alarde de amor propio, el Rayo, en inferioridad, quiso acabar el partido en el área del Barça, buscando el gol del honor. Tanta pasión le pusieron, que acabaron con nueve por expulsión de Aquino.