Messi marca el ritmo de un Barça que vivió en el alambre
Barcelona, As
El Barça se merendó a un tierno Ajax por 3-1 en el último ensayo antes de que en el Bernabéu se descubra el sábado la verdadera dimensión del conjunto de Luis Enrique. No hizo falta una exhibición de juego, no hizo falta un despliegue excesivo de fuerza, no se añoró a Busquets, no se notó el cambio en la portería.
Bastó con la puntería de un Neymar que anda de dulce y que tiene el gol entre y ceja y ceja y un Messi que es un tipo capaz de modular la velocidad del mundo. Cuando acelera, el partido es otro y si decide que le cambien con el partido sentenciado, es que los socios ya pueden salir del estadio para no pillar embotellamiento o aglomeración en el metro pues ya no pasará nada que valga la pena. Si algo quedó claro ayer, es que el Barça juega al ritmo de Messi. Corre el Barça cuando Leo corre, se para cuando Messi se para y se deja de jugar cuando le cambian. Este Barça es Messi. Más que nunca.
Si bien institucionalmente, el Barça podría definirse como ese equipo que juega partidos entre sentencias, a nivel deportivo podría definirse al equipo blaugrana como ese grupo de jugadores que es capaz de mantener un resultado empatado hasta que Messi y Neymar se encuentran en el campo.
Aferrado a Leo, el Barça superó la prueba de la visita del Ajax con cierta holgura. Serios detrás, poco imaginativos en el medio y deslumbrantes delante cuando la sociedad entre Messi y Neymar funcionaba. El Barça es un camión de ocho ejes que va por la autovía a 80, pero que se convierte en un Lamborghini cuando a Messi y a Neymar les da la gana. Y si se apunta Iniesta, es que el bólido pone el turbo.
En base a estas aceleraciones se construyeron las mejores ocasiones del Barça, que fueron las que decidieron el partido. Un esprint de Messi liquidando rivales que Neymar convirtió en el 1-0 a los 7 minutos y un pase de Iniesta a Leo, que el argentino acunó antes de marcar el segundo y dar el partido por cerrado.
A partir de ahí, todo ya fue pensar en el clásico. Incluso el teatrillo de los cambios. Neymar, Messi e Iniesta dejaron el terreno de juego pensando en el Armaggedon del sábado y el Ajax lo aprovechó para reducir distancias y ponerle emoción en los minutos finales, pero entonces, el Barça se aferró al oficio de Rakitic y al hambre de Sandro, que en el descuento sentenció el partido. Ahora, toca ponerse el termómetro en el Bernabéu.