Guerrero elige gobernador interino a un mes de la tragedia de Iguala
Salvador Rogelio Ortega Martínez, de perfil académico, sustituye a Ángel Aguirre Rivero, que dejó el cargo el jueves
A 30 días de la matanza, no hay noticias de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos
Verónica Calderón
México, El País
Los legisladores regionales de Guerrero (sur de México) han elegido este domingo, tras una larga negociación, al gobernador interino que reemplaza a Ángel Aguirre Rivero, que dejó el cargo el jueves por la presión provocada tras la masacre ocurrida en Iguala, que dejó seis muertos y 43 estudiantes de magisterio desaparecidos. Salvador Rogelio Ortega Martínez (Taxco, 1955) ha asumido el cargo justo el día en que se cumple un mes de su ausencia.
Ortega Martínez era, hasta ahora, secretario de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Su esposa, Rosa Isela Ojeda, es coordinadora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres del mismo estado. De perfil académico más que político —ha sido consejero universitario, investigador en ciencias sociales y autor de varios estudios—, su trayectoria contrasta con la de su antecesor, Ángel Aguirre Rivero, un tiburón curtido en las aguas del poder guerrerenses.
El nombramiento de Ortega fue cuestionado por varias de las corrientes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que Aguirre se unió en 2010 cuando la formación política en la que había militado por más de 30 años, el PRI, eligió a Manuel Añorve como su candidato. Aguirre dejó las filas priistas, se unió al PRD, ganó la elección en enero de 2011 y ocupó el cargo hasta el jueves pasado, orillado por la presión.
Los legisladores guerrerenses se llevaron tres días para votar al sustituto de Aguirre. No aprobaron su “licencia” (el formulismo legal mexicano que permite a un funcionario separarse del cargo pero mantener su fuero ante la ley) hasta la madrugada del domingo, pero Guerrero amaneció sin gobernador porque no había acuerdo entre las múltiples corrientes del PRD, que mantiene la mayoría del Congreso regional. El acuerdo que hizo a Ortega gobernador no se anunció sino hasta varias horas después.
Parte de la explicación está en la cerrada defensa del PRD a Aguirre que llegó a tal extremo de que, pese a la presión social, nacional e internacional, la formación no exigió que se retirara del cargo sino hasta, literalmente, el último minuto. Aguirre había pronunciado ya su discurso de despedida cuando Carlos Navarrete, el líder del partido, apenas comenzaba a hablar en la Ciudad de México.
En sus primeras palabras como gobernador de Guerrero, el estado que se ha convertido en el ojo del huracán de México desde la desaparición de los estudiantes, Ortega dijo que su prioridad es hablar con los padres de los chicos. “Es lo más importante por ahora”, dijo.
Un grupo que se identificó como estudiantes de Ayotzinapa y manifestantes a favor de los familiares de los desaparecidos en Iguala bloqueó también este domingo unos 100 kilómetros de la Autopista del Sol, justo el trayecto que une la capital, Chilpancingo, con el auténtico centro de poder de Guerrero: el puerto de Acapulco.
Guerrero, al sur de México, es uno de los estados más pobres del país y su población, de cerca de 3,4 millones de habitantes, se concentra mayoritariamente en Acapulco, donde vive la cuarta parte de ellos. El resto están repartidos en sus otros 80 municipios, muchos de ellos escondidos en una complicada orografía. Por el territorio del estado cruzan la Sierra Madre del Sur y las Sierras del Norte, lo que se traduce en espectaculares paisajes pero difíciles accesos a las poblaciones.
El alcalde de Iguala, José Luis Abarca (postulado también por el PRD), permanece en paradero desconocido desde el 29 de septiembre. La Fiscalía mexicana sostiene que fue él quien dio la orden de atacar a los estudiantes, coludido con Guerreros Unidos, un cartel del narco que domina la zona. En cuanto a Aguirre, el líder del PRD, Carlos Navarrete, ha dicho que “no se irá del país”. De los jóvenes, a un mes de su desaparición, no hay noticias.
A 30 días de la matanza, no hay noticias de los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos
Verónica Calderón
México, El País
Los legisladores regionales de Guerrero (sur de México) han elegido este domingo, tras una larga negociación, al gobernador interino que reemplaza a Ángel Aguirre Rivero, que dejó el cargo el jueves por la presión provocada tras la masacre ocurrida en Iguala, que dejó seis muertos y 43 estudiantes de magisterio desaparecidos. Salvador Rogelio Ortega Martínez (Taxco, 1955) ha asumido el cargo justo el día en que se cumple un mes de su ausencia.
Ortega Martínez era, hasta ahora, secretario de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG). Su esposa, Rosa Isela Ojeda, es coordinadora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres del mismo estado. De perfil académico más que político —ha sido consejero universitario, investigador en ciencias sociales y autor de varios estudios—, su trayectoria contrasta con la de su antecesor, Ángel Aguirre Rivero, un tiburón curtido en las aguas del poder guerrerenses.
El nombramiento de Ortega fue cuestionado por varias de las corrientes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que Aguirre se unió en 2010 cuando la formación política en la que había militado por más de 30 años, el PRI, eligió a Manuel Añorve como su candidato. Aguirre dejó las filas priistas, se unió al PRD, ganó la elección en enero de 2011 y ocupó el cargo hasta el jueves pasado, orillado por la presión.
Los legisladores guerrerenses se llevaron tres días para votar al sustituto de Aguirre. No aprobaron su “licencia” (el formulismo legal mexicano que permite a un funcionario separarse del cargo pero mantener su fuero ante la ley) hasta la madrugada del domingo, pero Guerrero amaneció sin gobernador porque no había acuerdo entre las múltiples corrientes del PRD, que mantiene la mayoría del Congreso regional. El acuerdo que hizo a Ortega gobernador no se anunció sino hasta varias horas después.
Parte de la explicación está en la cerrada defensa del PRD a Aguirre que llegó a tal extremo de que, pese a la presión social, nacional e internacional, la formación no exigió que se retirara del cargo sino hasta, literalmente, el último minuto. Aguirre había pronunciado ya su discurso de despedida cuando Carlos Navarrete, el líder del partido, apenas comenzaba a hablar en la Ciudad de México.
En sus primeras palabras como gobernador de Guerrero, el estado que se ha convertido en el ojo del huracán de México desde la desaparición de los estudiantes, Ortega dijo que su prioridad es hablar con los padres de los chicos. “Es lo más importante por ahora”, dijo.
Un grupo que se identificó como estudiantes de Ayotzinapa y manifestantes a favor de los familiares de los desaparecidos en Iguala bloqueó también este domingo unos 100 kilómetros de la Autopista del Sol, justo el trayecto que une la capital, Chilpancingo, con el auténtico centro de poder de Guerrero: el puerto de Acapulco.
Guerrero, al sur de México, es uno de los estados más pobres del país y su población, de cerca de 3,4 millones de habitantes, se concentra mayoritariamente en Acapulco, donde vive la cuarta parte de ellos. El resto están repartidos en sus otros 80 municipios, muchos de ellos escondidos en una complicada orografía. Por el territorio del estado cruzan la Sierra Madre del Sur y las Sierras del Norte, lo que se traduce en espectaculares paisajes pero difíciles accesos a las poblaciones.
El alcalde de Iguala, José Luis Abarca (postulado también por el PRD), permanece en paradero desconocido desde el 29 de septiembre. La Fiscalía mexicana sostiene que fue él quien dio la orden de atacar a los estudiantes, coludido con Guerreros Unidos, un cartel del narco que domina la zona. En cuanto a Aguirre, el líder del PRD, Carlos Navarrete, ha dicho que “no se irá del país”. De los jóvenes, a un mes de su desaparición, no hay noticias.