Frescos de la Capilla Sixtina están blanqueándose

Ciudad del Vaticano, AP
El Vaticano reveló el jueves un secreto celosamente guardado: los invaluables frescos de la Capilla Sixtina están tornándose blanquecinos debido a la contaminación provocada por el enorme flujo cotidiano de visitantes que se maravillan con la obra maestra de Miguel Ángel.


Las autoridades de la Santa Sede advirtieron la pátina blanca en 2010 e iniciaron una investigación. El daño no era visible desde el suelo, pero una inspección a corta distancia reveló que partes de los frescos estaban cubiertos por una pátina blanca semejante a un glaseado de azúcar resquebrajado.

"La preocupación no era sólo estética, sino el peligro a la integridad de las pinturas", dijo el jueves Vittoria Ciminio, directora del departamento de conservación de los Museos del Vaticano, en conferencia de prensa.

Aunque se desconoce la causa precisa, las autoridades dijeron que la pátina polvorienta parecía ser de carbonato y bicarbonato de calcio, formados debido a los niveles crecientes de dióxido de carbono y humedad que atravesaban los muros porosos de yeso.

La pátina fue retirada fácilmente y no quedaron daños permanentes, dijo Ulderico Santamaría, jefe del laboratorio de restauración de los museos. Pero las autoridades advirtieron que esa acumulación de calcio puede generar daños perdurables si el problema no se atiende a tiempo.

El nuevo sistema de climatización de la capilla inaugurado esta semana podría prevenir los daños potenciales causados por la contaminación del aire ocasionada por casi seis millones de visitantes este año, dijeron las autoridades. Pero jamás habían dicho que el daño ya había comenzado y que el objetivo del nuevo sistema era impedir que se agravara.

Según Santamaría, los estudios demuestran que la pátina era superficial y no había penetrado ni se había mezclado con los colores, o sea que los frescos mismos no sufrieron daños. Añadió que la pátina no apareció en todos los frescos sino concentrada en algunas partes de la capilla, probablemente donde hubo mayor absorción de agua del aire húmedo o condensación dentro de los muros.

"El estado de los frescos es bueno y el blanqueado fue reversible", aseguró.

Las autoridades reconocieron que la limpieza mayor de los frescos completada en 1994 —la cual removió cera de velas, polvo y humo acumulados durante siglos— probablemente retiró una barrera entre los frescos y el ambiente que permitió que ocurriera el blanqueo. Pero señalaron que el principal culpable fue la enorme cantidad de personas apiñadas en un espacio pequeño con la forma de una caja de zapatos, lo cual limita el flujo natural de aire.

El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, ha descartado cerrar la Capilla Sixtina para proteger los frescos, pero ha dicho que no se admitirán más de seis millones de visitantes por año.

Para permitir que las multitudes continúen admirando "El Juicio Final" de Miguel Ángel, obra con 500 años de existencia ubicada detrás del altar, el Vaticano ha instalado sensores para monitorear humedad, polvo y niveles de dióxido de carbono, así como cámaras de televisión de circuito cerrado con el fin de contar el número de visitantes, de manera que el nuevo sistema de enfriamiento y ventilación pueda ajustarse según el caso.

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