El reverso de la gestión de Mujica

Los críticos del presidente resaltan que fracasó en su objetivo de combatir la inseguridad

Francisco Peregil
Montevideo, El País
El presidente de Uruguay ha conseguido que sonrían hasta los críticos más severos cuando hablan de José Mujica, El Pepe para la mayoría de sus compatriotas. Le llegan elogios hasta de la oposición. Luis Lacalle, el candidato presidencial en las elecciones de hoy por el Partido Nacional, reconoce que Mujica “ha hecho que el mundo hable de Uruguay”. En 2013 la revista The Economist eligió a esta nación de 3,2 millones de habitantes como país del año gracias a las medidas “pioneras” implantadas por un antiguo guerrillero de 79 años “admirablemente austero” y de una “franqueza inusual” en política. Pero en el saldo de su mandato Mujica acarrea varias sombras. Y tal vez la más pesada sea la de haber fracasado en su principal objetivo, que es la educación.


En su primer discurso como presidente de Uruguay, el 2 de marzo de 2010, ya advirtió: “Sin pretensiones de verdad absoluta, hemos dicho que deberíamos empezar por cuatro asuntos: educación, energía, medio ambiente y seguridad. Permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación. Y otra vez, educación”. Hoy, cuando 2,6 millones de uruguayos están llamados a elegir a su sucesor, esa sigue siendo la gran asignatura pendiente. Mujica ha reconocido que no pudo “abatir” el “elevado índice de abandono escolar en la enseñanza secundaria”.

En el último informe de PISA (en inglés, Programa Internacional para Evaluación de Estudiantes), de 2012, Uruguay obtuvo los peores resultados desde que empezaron estas pruebas en 2003. El expresidente del Partido Colorado Julio María Sanguinetti (1995-2000) incide también en su forma de expresarse: “Mujica ha rebajado la calidad educativa del país degradando el lenguaje. Cuando el presidente del país dice que estos viejos de la FIFA son una manga de hijos de puta, ¿qué hace la maestra para impedir que los alumnos digan lo mismo de los docentes? Si el candidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, hablara así no se lo tolerarían. Y si lo hiciera yo me internarían. Pero como es El Pepe… Todo se le permite”.

La otra sombra que oscurece su mandato es la inseguridad ciudadana, que se ha convertido en la primera preocupación de los uruguayos, según las encuestas. Uruguay es un país mucho más seguro que Argentina. Pero los ciudadanos no se comparan con el vecino sino con la forma en que ellos vivían hace 20 o 30 años. Uruguay sigue siendo un país de casas, con pocos edificios de alturas. Hasta hace unos años se dormía sin cerrar la puerta con llave y hoy no basta con poner rejas en puertas y ventanas para dormir tranquilo. El año pasado la tasa de homicidios bajó un 3% respecto a la de 2012, pero aumentaron en un 8% las rapiñas, que es como se conoce en el país a los robos a mano armada. Cualquier vecino en Montevideo relata algún atraco en la calle o robo en su casa. A Raúl Sendic, el candidato a vicepresidente por la coalición gobernante Frente Amplio, le robaron dos veces en tan solo cinco días el pasado febrero.

Respecto a la ley de la marihuana, los dos candidatos presidenciales con más opciones, el oficialista Tabaré Vázquez y el opositor Luis Lacalle, han expresado sus dudas de que pueda aplicarse la ley. Vázquez dijo que le parece “increíble” que el cannabis vaya a venderse en farmacias y Lacalle advierte que derogará muchos artículos de la ley excepto el autocultivo. “La ley ha sido una formidable improvisación”, señala el expresidente Sanguinetti. “Dijo que se iba a vender a un dólar el gramo de marihuana. Pero ya las empresas concesionarias de la producción han dicho que no quieren vender tan barato. Con lo cual, ¿vamos a terminar subsidiando la marihuana mientras gravamos el tabaco?”

Sanguinetti cree también que en política exterior José Mujica confundió su popularidad con prestigio. “Estamos en Mercosur, pero Argentina nos agrede y a Brasil le resultamos indiferentes. Con Estados Unidos ha organizado un embrollo complejísimo, al aceptar el traslado de seis presos de Guantánamo, pero sin saber exactamente en qué condiciones. Si Estados Unidos no los puede procesar porque no tiene pruebas y nosotros no tenemos cargos contra ellos… ¿Cómo los vamos a retener aquí uno o dos años? Seremos carceleros tan ilegales como Guantánamo. Al final ha dejado el embrollo para el siguiente Gobierno”, añade el expresidente.

Los empresarios y la oposición acusan a Mujica de haber dejado invadir su política y la Administración del Estado por los sindicatos, a quienes culpan de haber condicionado la reforma educativa. También critican a Mujica por no haber aprovechado la innegable bonanza económica para cumplir con su promesa de modernizar los trenes y subsanar el mal estado de las carreteras.

Sanguinetti critica también la austeridad de Mujica. “Él dona su sueldo de presidente. Pero eso no es un valor. En la esencia de la democracia está el remunerar al pueblo cuando llega al poder. De lo contrario los gobernantes serían aristócratas o delincuentes”.

Pero hasta Sanguinetti le reconoce a Mujica un valor supremo, por el que muchos le han llamado el Mandela de Sudamérica: “No ha sido un hombre de revancha. A pesar de su pasado como guerrillero, siempre buscó la concordia, a pesar de las críticas desde sectores de izquierda”.

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