El embargo estadounidense a Cuba se tambalea más de medio siglo después de su imposición
Madrid, EP
El 19 de octubre de 1960, poco más de un año después de la entrada triunfal de Fidel Castro y sus guerrilleros en La Habana había quedado claro para Washington que el nuevo régimen cubano iba a ser muy distinto de la amistosa dictadura de Fulgencio Batista y decidió imponer un embargo económico, comercial y financiero contra la isla del que ahora se cumplen 54 años. Sin embargo, la medida ha sido criticada por considerarla anacrónica, herencia de una Guerra Fría que acabó hace ya mucho tiempo.
Una de las últimas voces en sumarse a las peticiones de eliminación o al menos flexibilización del embargo ha sido la del 'The New York Times' a través de un editorial publicado el 12 de octubre y titulado "El momento de restablecer relaciones con Cuba" en el original en inglés y "Tiempo de acabar el embargo de cuba" en una edición en castellano.
El texto pide poner fin al embargo "insensato" al tiempo que destaca las reformas introducidas en el ámbito económico desde la llegada al poder de Raúl Castro, que durante los últimos años ha impulsado la inversión extranjera y el empleo privado.
En el plano político, el periódico estadounidense ha criticado que el Gobierno cubano "continúa maltratando y deteniendo" a opositores y ha asegurado que "todavía tiene que explicar las circunstancias sospechosas que rodean la muerte del activista político Oswaldo Payá".
Sin embargo, el rotativo ha valorado que durante los últimos años se han liberado numerosos presos políticos, además de que las restricciones de viaje se han relajado durante el año pasado, permitiendo que reconocidos disidentes hayan viajado al extranjero.
ERA POST EMBARGO
"Estos cambios demuestran que Cuba se está preparando para una era post embargo", ha afirmado. "Obama debe aprovechar la oportunidad para darle fin a una larga era de enemistad y ayudar a una población que ha sufrido enormemente desde que Washington pusiese fin a las relaciones diplomáticas en 1961", ha subrayado.
Sin embargo, Obama no puede levantar el embargo unilateralmente, sin el apoyo del Congreso, aunque sí hay gestos que podría realizar como eliminar a Cuba de la lista de países que apoyan a grupos terroristas, acabar con las restricciones a las remesas o asistir a la próxima Cumbre de las Américas.
Un experto en relaciones internacionales, Michael Shifter, director de Diálogo Interamericano, ha defendido la "convincente" postura del 'The New York Times'. "El embargo fue un producto de la Guerra Fría, de un momento muy intenso en la Guerra Fría. No estoy seguro que aún en ese entonces tuviera sentido, pero definitivamente no tiene sentido hoy día. Es anacrónico", ha afirmado Shifter en declaraciones a la BBC.
"Su doble moral e hipocresía son tan evidentes, como que Estados Unidos tiene estrechas relaciones diplomáticas y comerciales con varios países que son mucho más autoritarios que Cuba", ha argumentado.
Incluso algunas voces entre los hispanos republicanos, uno de los sectores más reacios a hacer concesiones al régimen de los Castro, han comenzado a ver los beneficios de una flexibilización del embargo. "Tampoco es algo tan dramático como quizás aparenta ser (...). Cualquier apertura (de Estados Unidos) con Cuba lo veo como una oportunidad", afirmaba en 2009 el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño.
En el interior de la isla, el bloqueo se ha convertido ya en uno de los pilares de la propaganda del régimen. La caída del bloque comunista a principios de la década de 1990 dejó a Cuba huérfana de un apoyo externo fundamental, pero la red de solidaridad internacional tejida a lo largo de las décadas con otros países del Tercer Mundo y el ascenso de alternativas nacionalistas y de izquierda en otros países de América Latina han acabado con cualquier sensación de aislamiento que pudiera producir el embargo.
"El embargo ha sido un regalo para Fidel y el régimen", ha destacado Shifter. En cualquier caso, el impacto económico ha sido, sin duda, enorme. El Gobierno cubano estima el coste del bloqueo en unos 117.000 millones de dólares.
VOCES CONTRARIAS
Sin embargo, los sectores políticos más conservadores de Estados Unidos no parecen dispuestos a renunciar al embargo a Cuba. Abanderan esta postura el cada vez más poderoso sector hispano del Partido Republicano, con figuras cada vez más influyentes como la de Marco Rubio, senador por Florida, hijo de emigrantes cubanos y posible candidato presidencial en 2016.
"La próxima vez que vayáis a Cuba, pedid una reunión con las Damas de Blanco, con Yoani Sánchez, con los disidentes y los activistas de Derechos Humanos. Están presos, perseguidos y exiliados", reprochaba recientemente Rubio ante las declaraciones de un senador demócrata, Tom Harkin, sobre el posible levantamiento del embargo.
"¿Creéis que Cuba es un paraíso, un ejemplo a seguir?", ironizaba. "Este extraordinario paraíso socialista... Es de chiste, una farsa. No creo que debamos quedarnos de brazos cruzados viendo como ocurren estas cosas en nuestro hemisferio sin decir nada al respecto", añadía.
De hecho, los contrarios a levantar el embargo argumentan que ha sido precisamente esta medida de fuerza la que ha obligado al régimen castrista a adoptar reformas.
El 19 de octubre de 1960, poco más de un año después de la entrada triunfal de Fidel Castro y sus guerrilleros en La Habana había quedado claro para Washington que el nuevo régimen cubano iba a ser muy distinto de la amistosa dictadura de Fulgencio Batista y decidió imponer un embargo económico, comercial y financiero contra la isla del que ahora se cumplen 54 años. Sin embargo, la medida ha sido criticada por considerarla anacrónica, herencia de una Guerra Fría que acabó hace ya mucho tiempo.
Una de las últimas voces en sumarse a las peticiones de eliminación o al menos flexibilización del embargo ha sido la del 'The New York Times' a través de un editorial publicado el 12 de octubre y titulado "El momento de restablecer relaciones con Cuba" en el original en inglés y "Tiempo de acabar el embargo de cuba" en una edición en castellano.
El texto pide poner fin al embargo "insensato" al tiempo que destaca las reformas introducidas en el ámbito económico desde la llegada al poder de Raúl Castro, que durante los últimos años ha impulsado la inversión extranjera y el empleo privado.
En el plano político, el periódico estadounidense ha criticado que el Gobierno cubano "continúa maltratando y deteniendo" a opositores y ha asegurado que "todavía tiene que explicar las circunstancias sospechosas que rodean la muerte del activista político Oswaldo Payá".
Sin embargo, el rotativo ha valorado que durante los últimos años se han liberado numerosos presos políticos, además de que las restricciones de viaje se han relajado durante el año pasado, permitiendo que reconocidos disidentes hayan viajado al extranjero.
ERA POST EMBARGO
"Estos cambios demuestran que Cuba se está preparando para una era post embargo", ha afirmado. "Obama debe aprovechar la oportunidad para darle fin a una larga era de enemistad y ayudar a una población que ha sufrido enormemente desde que Washington pusiese fin a las relaciones diplomáticas en 1961", ha subrayado.
Sin embargo, Obama no puede levantar el embargo unilateralmente, sin el apoyo del Congreso, aunque sí hay gestos que podría realizar como eliminar a Cuba de la lista de países que apoyan a grupos terroristas, acabar con las restricciones a las remesas o asistir a la próxima Cumbre de las Américas.
Un experto en relaciones internacionales, Michael Shifter, director de Diálogo Interamericano, ha defendido la "convincente" postura del 'The New York Times'. "El embargo fue un producto de la Guerra Fría, de un momento muy intenso en la Guerra Fría. No estoy seguro que aún en ese entonces tuviera sentido, pero definitivamente no tiene sentido hoy día. Es anacrónico", ha afirmado Shifter en declaraciones a la BBC.
"Su doble moral e hipocresía son tan evidentes, como que Estados Unidos tiene estrechas relaciones diplomáticas y comerciales con varios países que son mucho más autoritarios que Cuba", ha argumentado.
Incluso algunas voces entre los hispanos republicanos, uno de los sectores más reacios a hacer concesiones al régimen de los Castro, han comenzado a ver los beneficios de una flexibilización del embargo. "Tampoco es algo tan dramático como quizás aparenta ser (...). Cualquier apertura (de Estados Unidos) con Cuba lo veo como una oportunidad", afirmaba en 2009 el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño.
En el interior de la isla, el bloqueo se ha convertido ya en uno de los pilares de la propaganda del régimen. La caída del bloque comunista a principios de la década de 1990 dejó a Cuba huérfana de un apoyo externo fundamental, pero la red de solidaridad internacional tejida a lo largo de las décadas con otros países del Tercer Mundo y el ascenso de alternativas nacionalistas y de izquierda en otros países de América Latina han acabado con cualquier sensación de aislamiento que pudiera producir el embargo.
"El embargo ha sido un regalo para Fidel y el régimen", ha destacado Shifter. En cualquier caso, el impacto económico ha sido, sin duda, enorme. El Gobierno cubano estima el coste del bloqueo en unos 117.000 millones de dólares.
VOCES CONTRARIAS
Sin embargo, los sectores políticos más conservadores de Estados Unidos no parecen dispuestos a renunciar al embargo a Cuba. Abanderan esta postura el cada vez más poderoso sector hispano del Partido Republicano, con figuras cada vez más influyentes como la de Marco Rubio, senador por Florida, hijo de emigrantes cubanos y posible candidato presidencial en 2016.
"La próxima vez que vayáis a Cuba, pedid una reunión con las Damas de Blanco, con Yoani Sánchez, con los disidentes y los activistas de Derechos Humanos. Están presos, perseguidos y exiliados", reprochaba recientemente Rubio ante las declaraciones de un senador demócrata, Tom Harkin, sobre el posible levantamiento del embargo.
"¿Creéis que Cuba es un paraíso, un ejemplo a seguir?", ironizaba. "Este extraordinario paraíso socialista... Es de chiste, una farsa. No creo que debamos quedarnos de brazos cruzados viendo como ocurren estas cosas en nuestro hemisferio sin decir nada al respecto", añadía.
De hecho, los contrarios a levantar el embargo argumentan que ha sido precisamente esta medida de fuerza la que ha obligado al régimen castrista a adoptar reformas.