Cristiano Ronaldo 'El Tiburón' y Lionel Messi 'El Samaritano'

Madrid, Goal.cm
Momento para el Clásico. Madrid y Barça llegan como cohetes al Bernabéu. Los merengues se rieron del misticismo de Anfield y dejaron al Liverpool como un equipo de Segunda ‘B’. Ancelotti prometió excelencia el día de su presentación y la película de anoche se acercó mucho a ese reclamo. Quizá fue el mejor partido de su era: posesión y gol. Vamos, como solía ganar el Barça de Guardiola. La primera parte fue tan sublime que MARCA y AS ya están preparando el dvd del 0-3. Sin duda, es una goleada que pone mucho al personal. El morbo lo ha provocado el mismo Carletto: ¿le jugará al Barça con ese descaro? Es la gran duda. Este Liverpool ni siquiera se asoma al que estuvo a punto de ganar la Premier la temporada pasada. Aquel contaba con Luis Suárez, éste con un Mario Balotelli que ni fu ni fa. Por eso, los reds han sido un esparrin grandioso para el próximo combate. Y, sobre todo, para un Cristiano Ronaldo que no se cansa de taladrar porterías: diez partidos goleando y otro récord en el saco.


Todo es jauja en el Madrid, tanto que hasta Ancelotti se atrevió con un chascarrillo delante de la prensa. “A Cristiano hay que quitarle sin preguntarle”: Y resulta que ningún periodista le había mentado a Luis Enrique y Messi. Es un detalle que delata la tranquilidad del técnico italiano ante el partido más crucial de la temporada. Ganar o perder media Liga o, mejor dicho, tres cuartos. Es crudo, pero este Barça no tiene pinta de descalabros futuros. No estará Bale, mala notícia si los blancos pretender atacar en estampida, pero sí la mejor versión de Isco, la que asombró con Pellegrini. Y como Carletto es un tipo sensato, rara avis en el alocado mundo de los banquillos, pondrá a Isco aunque su vena italiana intente traicionarle con Khedira. El campeón alemán se ha recuperado y ejecutaría el plan perfecto… si entrenase Mourinho. Ahora el Bernabéu quiere el balón.

Cristiano está en plan tiburón y Messi en modo samaritano. Se ha puesto a repartir goles y se le da igual de bien que al mítico Laudrup. Paradojas de la vida, esa supuesta lucha de egos que iba a padecer el vestuario entre Messi y Neymar ha derivado en una fiesta permanente para el brasileño, el gran beneficiado del nuevo Leo. El Barça no es espectacular pero gana apretando lo justo. La defensa sigue impermeable, no porque Claudio Bravo haya hecho milagros sino porque Luis Enrique ha ordenado defender con uñas y dientes. Todos, por supuesto, salvo el argentino. Él decide sobre sí mismo porque para algo es el mejor del mundo (o el segundo, según se mire). Por tanto, cero polémicas en el ‘no cambio’ de la pasada jornada. Messi, Neymar y Luis Suárez esperando su ansiado debut desde el banquillo. O no. Luís Enrique reconoce que está entrenando a tope, es decir, que podría jugar. Sería la madre de todas las batallas. Porque Pedrito, bueno, sí, vale. Pero Pedro no mola tanto como Luis Suárez.

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