¿Cómo reconstruir Gaza? Dinero y voluntad política
Khuzaa, AP
Más de cinco semanas después del fin de la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, decenas de miles de personas cuyas casas fueron destruidas o muy dañadas por los combates siguen viviendo en aulas, trastiendas y refugios abarrotados.
En algunas de las zonas más afectadas, los desplazados han erigido tiendas de campaña junto a los escombros de lo que alguna vez fue su hogar.
Sin embargo, a pesar de sus necesidades apremiantes, los esfuerzos de reconstrucción parecen frenarse por el bloqueo de la frontera egipcio-israelí de la Franja de Gaza que persiste y por una lucha por el poder no resuelta entre el grupo extremista islámico Hamas y el presidente palestino Mahmud Abás, apoyado por Occidente.
Quienes participan en la reconstrucción dicen que la parálisis de la posguerra finalmente llegará a su fin en los próximos días, cuando se lleve a cabo una conferencia internacional de donantes en El Cairo. Allí, Abás pedirá donaciones por 4.000 millones de dólares para la Franja de Gaza, tanto para la reconstrucción como para la reparación de más de 60.000 viviendas y 5.000 negocios.
Una vez que el dinero se obtenga, se necesitará un acuerdo con el aval de Naciones Unidas para asegurar que grandes cantidades de materiales de construcción entren a Gaza, a pesar del bloqueo.
En virtud del acuerdo, Israel deberá aliviar gradualmente las restricciones, mientras que Abás —que perdió Gaza ante Hamas en 2007— recupera algo de control allí y se asegurar de que el cemento y el acero destinado a la reconstrucción no se desvíe a otros fines.
James Rawley, un alto funcionario de las Naciones Unidas que participa en la reconstrucción, reconoció que el acuerdo es frágil.
"Tenemos una ventana de oportunidad para hacer una diferencia en las vidas de la gente de Gaza", dijo Rawley. "Pero para que eso suceda, necesitamos que todas las partes cooperen y trabajen duro, incluyendo el aumento de la capacidad en los cruces" entre Israel y la Franja de Gaza.
El escepticismo sobre los esfuerzos de reconstrucción se ha generalizado en la Franja. La reciente guerra de 50 días fue la tercera en el territorio en poco más de cinco años. Muchas casas destruidas en combates anteriores aún no habían sido reconstruidas.
Durante los combates más recientes, Israel lanzó miles de ataques aéreos contra lo que llamó objetivos relacionados con Hamas y desató descargas de artillería contra comunidades fronterizas que, según dijo, se habían convertido en puestos de avanzada de los milicianos.
Hamas disparó miles de cohetes y proyectiles de mortero contra Israel durante la guerra. Más de 2.100 palestinos murieron, la mayoría de ellos civiles, según la ONU. Israel, por su parte, perdió 66 soldados y seis civiles.
En un clima de desconfianza, el acuerdo mediado por la ONU requiere una cooperación sin precedentes, no sólo entre israelíes y palestinos, sino también entre Abás y Hamas. Al mismo tiempo, sin embargo, la guerra ha creado una rara convergencia de intereses.
Israel quiere una tranquilidad de largo plazo en su frontera con la Franja de Gaza, y su jefe del Ejército dijo recientemente que cree que permitir el paso de materiales de construcción y la restauración de los medios de vida reducirá el riesgo de otra guerra.
Abás también tiene la oportunidad de poner fin a más de siete años de dominio absoluto de Hamas en Gaza mediante la supervisión de la reconstrucción. Los extremistas de Hamas seguramente permitirán que las fuerzas de Abás estén presentes, dándose cuenta de que la comunidad internacional — que los tilda de terroristas— no los ayudará si no es así.
Más de cinco semanas después del fin de la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, decenas de miles de personas cuyas casas fueron destruidas o muy dañadas por los combates siguen viviendo en aulas, trastiendas y refugios abarrotados.
En algunas de las zonas más afectadas, los desplazados han erigido tiendas de campaña junto a los escombros de lo que alguna vez fue su hogar.
Sin embargo, a pesar de sus necesidades apremiantes, los esfuerzos de reconstrucción parecen frenarse por el bloqueo de la frontera egipcio-israelí de la Franja de Gaza que persiste y por una lucha por el poder no resuelta entre el grupo extremista islámico Hamas y el presidente palestino Mahmud Abás, apoyado por Occidente.
Quienes participan en la reconstrucción dicen que la parálisis de la posguerra finalmente llegará a su fin en los próximos días, cuando se lleve a cabo una conferencia internacional de donantes en El Cairo. Allí, Abás pedirá donaciones por 4.000 millones de dólares para la Franja de Gaza, tanto para la reconstrucción como para la reparación de más de 60.000 viviendas y 5.000 negocios.
Una vez que el dinero se obtenga, se necesitará un acuerdo con el aval de Naciones Unidas para asegurar que grandes cantidades de materiales de construcción entren a Gaza, a pesar del bloqueo.
En virtud del acuerdo, Israel deberá aliviar gradualmente las restricciones, mientras que Abás —que perdió Gaza ante Hamas en 2007— recupera algo de control allí y se asegurar de que el cemento y el acero destinado a la reconstrucción no se desvíe a otros fines.
James Rawley, un alto funcionario de las Naciones Unidas que participa en la reconstrucción, reconoció que el acuerdo es frágil.
"Tenemos una ventana de oportunidad para hacer una diferencia en las vidas de la gente de Gaza", dijo Rawley. "Pero para que eso suceda, necesitamos que todas las partes cooperen y trabajen duro, incluyendo el aumento de la capacidad en los cruces" entre Israel y la Franja de Gaza.
El escepticismo sobre los esfuerzos de reconstrucción se ha generalizado en la Franja. La reciente guerra de 50 días fue la tercera en el territorio en poco más de cinco años. Muchas casas destruidas en combates anteriores aún no habían sido reconstruidas.
Durante los combates más recientes, Israel lanzó miles de ataques aéreos contra lo que llamó objetivos relacionados con Hamas y desató descargas de artillería contra comunidades fronterizas que, según dijo, se habían convertido en puestos de avanzada de los milicianos.
Hamas disparó miles de cohetes y proyectiles de mortero contra Israel durante la guerra. Más de 2.100 palestinos murieron, la mayoría de ellos civiles, según la ONU. Israel, por su parte, perdió 66 soldados y seis civiles.
En un clima de desconfianza, el acuerdo mediado por la ONU requiere una cooperación sin precedentes, no sólo entre israelíes y palestinos, sino también entre Abás y Hamas. Al mismo tiempo, sin embargo, la guerra ha creado una rara convergencia de intereses.
Israel quiere una tranquilidad de largo plazo en su frontera con la Franja de Gaza, y su jefe del Ejército dijo recientemente que cree que permitir el paso de materiales de construcción y la restauración de los medios de vida reducirá el riesgo de otra guerra.
Abás también tiene la oportunidad de poner fin a más de siete años de dominio absoluto de Hamas en Gaza mediante la supervisión de la reconstrucción. Los extremistas de Hamas seguramente permitirán que las fuerzas de Abás estén presentes, dándose cuenta de que la comunidad internacional — que los tilda de terroristas— no los ayudará si no es así.