A 62 años de la Nacionalización de las Minas, la reactivación sigue ausente
La Paz, Radio Fides
El 31 de octubre de 1952, el presidente Víctor Paz Estenssoro firmó el decreto de Nacionalización de las Minas en el campo de María Barzola, en Catavi (Potosí), uno de los postulados de la revolución fue la eliminación del denominado “superestado minero”, terminando con el monopolio de los llamados barones del estaño Carlos Víctor Aramayo, Simón Iturri Patiño y Mauricio Hochschild.
“Quitando las minas a la rosca minera y también se quitó las tierras de los patrones terratenientes con la reforma agraria y se implementó el voto universal, por eso el 29 de octubre es una fecha histórica para todo el país, porque los mineros hemos empezado a escribir en las páginas de la historia, del movimiento nacional y del movimiento obrero”, explicó el dirigente minero y ex secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Pedro Montes.
De esta manera la nacionalización de las minas que transfirió los bienes de los “barones del estaño” a manos del Estado se convirtió en una medida revolucionaria en la economía de Bolivia. En 1952 la actividad minera equivalía a más del 80% de los ingresos totales de la Nación. Montes reconoció que la reactivación del aparato productivo que debía partir desde las minas, no avanzó.
“No, eso hay que verlo, porque la reactivación del aparato productivo tiene que hacerse en las minas, en las ciudades y en el campo, creo que necesariamente va a tener frutos positivos creando empleos para los trabajadores del país, hay que hacer un estudio y hay que recoger, cuanto desempleo tenemos en los departamentos, de una vez tenemos que abrir nuestra fábrica Zamora, fabricar nuestro propio calzado para la tropa militar, tanto el ejército y la policía y para el sector productivo, y esto puede crear fuentes de trabajo, abriendo las minas, en el campo dando semilla y riego”, acotó.
El 31 de octubre de 1952, el presidente Víctor Paz Estenssoro firmó el decreto de Nacionalización de las Minas en el campo de María Barzola, en Catavi (Potosí), uno de los postulados de la revolución fue la eliminación del denominado “superestado minero”, terminando con el monopolio de los llamados barones del estaño Carlos Víctor Aramayo, Simón Iturri Patiño y Mauricio Hochschild.
“Quitando las minas a la rosca minera y también se quitó las tierras de los patrones terratenientes con la reforma agraria y se implementó el voto universal, por eso el 29 de octubre es una fecha histórica para todo el país, porque los mineros hemos empezado a escribir en las páginas de la historia, del movimiento nacional y del movimiento obrero”, explicó el dirigente minero y ex secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, Pedro Montes.
De esta manera la nacionalización de las minas que transfirió los bienes de los “barones del estaño” a manos del Estado se convirtió en una medida revolucionaria en la economía de Bolivia. En 1952 la actividad minera equivalía a más del 80% de los ingresos totales de la Nación. Montes reconoció que la reactivación del aparato productivo que debía partir desde las minas, no avanzó.
“No, eso hay que verlo, porque la reactivación del aparato productivo tiene que hacerse en las minas, en las ciudades y en el campo, creo que necesariamente va a tener frutos positivos creando empleos para los trabajadores del país, hay que hacer un estudio y hay que recoger, cuanto desempleo tenemos en los departamentos, de una vez tenemos que abrir nuestra fábrica Zamora, fabricar nuestro propio calzado para la tropa militar, tanto el ejército y la policía y para el sector productivo, y esto puede crear fuentes de trabajo, abriendo las minas, en el campo dando semilla y riego”, acotó.