Vecchi entrena con "métodos anticuados", nuevo capítulo del debate sobre Casillas
Madrid, Sport
A Villiam Vecchi, entrenador de porteros del Real Madrid, cada sesión se le hace más cuesta arriba. A él y a los tres guardametas del primer equipo. Sus ejercicios, según cuentan, son anticuados y aburridos. Son entrenamientos de un tiempo pasado, donde se trabajaba de una forma que desde hace años no se utiliza en un equipo de Primera División. El más sorprendido es Keylor Navas. Acostumbrado a las sesiones de entrenamiento con Luis Llopis en el Levante, no termina de comprender cómo el mejor club del mundo trabaja de esa manera con los porteros. El sentimiento general de los que le ven trabajar diariamente admiten que Vecchi es un motivador excepcional, pero carente de novedades. Sus ejercicios son básicos y con menos trabajo técnico que el que debería corresponderle a los entrenamientos de unos porteros como Casillas o el costarricense.
El último en llegar al equipo ya sabía que se iba encontrar una relación muy complicada entre Iker y su jefe, pero cada jornada nueva le depara una desagradable sorpresa. Se imaginó cuando le dijeron las tensas relaciones entre ellos que no habría simplemente buen ambiente, pero es que no se hablan y así es complicado crecer. Aunque Keylor ha intentado mantenerse al margen, cada día es más difícil trabajar. Es una situación muy atípica y que no es buena para el grupo.
Vecchi demuestra que está falto de fuerza en muchísimos ejercicios, fruto de su edad. Juan Canales, su ayudante, es el “tirador”, el “bombardero”. Al italiano le cuesta mucho mantener un ritmo constante en las sesiones y en más de una ocasión ha terminado los entrenamientos retirándose del campo ayudado por los fisios, agotado por el esfuerzo. Una vez en el vestuario, ha tenido que tumbarse en la camilla para recuperar el aliento tras sufrir un desvanecimiento por cansancio. Ninguno de los porteros habla sobre ello, así como tampoco los jugadores, que por respeto callan. En los despachos saben lo que hay y lo asumen porque es en quien confía Carlo Ancelotti. Pese a esa confianza, el club puso a disposición de Vecchi un ayudante que suele ser el que suda la gota gorda a la hora de los disparos.
El míster sólo atiende a lo que le dice Vecchi en cuestión de porteros, hasta el punto de que sus gustos pueden cambiar, por las indicaciones del preparador. La titularidad o la suplencia de Casillas no es como consecuencia de si se habla o no con Vecchi (esta claro que el meta no pasa por el mejor momento) pero no es menos cierto, según cuentan en el vestuario algunos jugadores, que el ambiente no es el mejor para recuperar la confianza. Nada tienen que ver “los desmayos del viejo profesor” con la situación. Vecchi se emplea a fondo con Navas y con el tercer guardameta, mientras que a Casillas le dedica el tiempo justo y a veces menos de lo necesario.
El aprecio, el respeto y la confianza de Ancelotti hacia Vecchi, es total. Pese a esos sustos, el entrenador del Real Madrid, seguirá dejando en sus manos la labor de los porteros. Carlo Ancelotti siempre trabajó con el en Italia, tanto en el Parma como en el Milan.
A Villiam Vecchi, entrenador de porteros del Real Madrid, cada sesión se le hace más cuesta arriba. A él y a los tres guardametas del primer equipo. Sus ejercicios, según cuentan, son anticuados y aburridos. Son entrenamientos de un tiempo pasado, donde se trabajaba de una forma que desde hace años no se utiliza en un equipo de Primera División. El más sorprendido es Keylor Navas. Acostumbrado a las sesiones de entrenamiento con Luis Llopis en el Levante, no termina de comprender cómo el mejor club del mundo trabaja de esa manera con los porteros. El sentimiento general de los que le ven trabajar diariamente admiten que Vecchi es un motivador excepcional, pero carente de novedades. Sus ejercicios son básicos y con menos trabajo técnico que el que debería corresponderle a los entrenamientos de unos porteros como Casillas o el costarricense.
El último en llegar al equipo ya sabía que se iba encontrar una relación muy complicada entre Iker y su jefe, pero cada jornada nueva le depara una desagradable sorpresa. Se imaginó cuando le dijeron las tensas relaciones entre ellos que no habría simplemente buen ambiente, pero es que no se hablan y así es complicado crecer. Aunque Keylor ha intentado mantenerse al margen, cada día es más difícil trabajar. Es una situación muy atípica y que no es buena para el grupo.
Vecchi demuestra que está falto de fuerza en muchísimos ejercicios, fruto de su edad. Juan Canales, su ayudante, es el “tirador”, el “bombardero”. Al italiano le cuesta mucho mantener un ritmo constante en las sesiones y en más de una ocasión ha terminado los entrenamientos retirándose del campo ayudado por los fisios, agotado por el esfuerzo. Una vez en el vestuario, ha tenido que tumbarse en la camilla para recuperar el aliento tras sufrir un desvanecimiento por cansancio. Ninguno de los porteros habla sobre ello, así como tampoco los jugadores, que por respeto callan. En los despachos saben lo que hay y lo asumen porque es en quien confía Carlo Ancelotti. Pese a esa confianza, el club puso a disposición de Vecchi un ayudante que suele ser el que suda la gota gorda a la hora de los disparos.
El míster sólo atiende a lo que le dice Vecchi en cuestión de porteros, hasta el punto de que sus gustos pueden cambiar, por las indicaciones del preparador. La titularidad o la suplencia de Casillas no es como consecuencia de si se habla o no con Vecchi (esta claro que el meta no pasa por el mejor momento) pero no es menos cierto, según cuentan en el vestuario algunos jugadores, que el ambiente no es el mejor para recuperar la confianza. Nada tienen que ver “los desmayos del viejo profesor” con la situación. Vecchi se emplea a fondo con Navas y con el tercer guardameta, mientras que a Casillas le dedica el tiempo justo y a veces menos de lo necesario.
El aprecio, el respeto y la confianza de Ancelotti hacia Vecchi, es total. Pese a esos sustos, el entrenador del Real Madrid, seguirá dejando en sus manos la labor de los porteros. Carlo Ancelotti siempre trabajó con el en Italia, tanto en el Parma como en el Milan.