Real Madrid debe volver a empezar
Madrid, Marxa
Volver a empezar después del Oscar de la Champions. Así está el Real Madrid apenas 100 días después de la Décima, con un equipo prácticamente por hacer. La pócima de Ancelotti ha perdido ingredientes poderosos y ahora le toca al alquimista italiano dar con una nueva fórmula mágica, que traducido al vocabulario del italiano significa encontrar el equilibrio.
La sensación es que el Madrid ha desbaratado uno de los equipos más poderosos de su historia. Hay una máxima con mucho calado en el fútbol. «Lo que funciona no se toca». En el Bernabéu no la han respetado. Han dejado ir al portero titular y a dos de los tres centrocampistas. Los que han llegado no tienen las mismas características de los que se han ido. El campeón necesita tiempo. Toda una paradoja.
La debacle de San Sebastián abre un periodo de análisis en este parón por selecciones en el que Ancelotti, de nuevo con la ceja mirando al cielo, deberá rumiar qué cosas va a cambiar, como ya anunció en la sala de prensa de Anoeta.
Buscando el equilibrio pero con menos efectivos
El año pasado Ancelotti tardó en dar con la tecla, lastrado por la lesión de Alonso. Mediado el curso se lesionó Khedira y Di María empezó a aparecer en el centro del campo. Por ahí empezó el Madrid a ser un equipo reconocible y acabó siendo campeón con ese trío Modric-Xabi-Fideo.
En el actual, cuenta con menos efectivos en el centro del campo tras las salidas de Casemiro, el tolosarra y el rosarino. Kroos no domina automatismos de mediocentro defensivo. James es un jugador de ida pero no de vuelta. Isco podría llegar a jugar como interior. En la ecuación, todo apunta a que la equis puede ser Sami Khedira.
De estar con pie y medio fuera a ser el equilibrista
El alemán apareció en Anoeta con el partido ya perdido. Pero la tanqueta, como le apodan en el vestuario, es un jugador fiable como pocos. Reapareció para jugar la final de la Champions. Llegó al Mundial y volvió a ser ese jugador todoterreno, omnipresente y llegador. Por Khedira puede empezar Carletto a encontrar el equilibrio.
Su situación en el Real Madrid, eso sí, no es la idónea como para ser imprescindible. Entra en último año de contrato y desde las oficinas se sospecha que ya tiene apalabrado su futuro para el próximo curso. Hay quien piensa que según se acerque el final de curso se cuidará de meter el pie. El antecedente de Valdés puede disparar las conjeturas.
Solo una de las peticiones de Carlo han sido cumplidas
En la comida del Señorío de Alcócer, recién abierta la vitrina del Bernabéu con la Décima, Ancelotti, reunido con Florentino Pérez y José Ángel Sánchez, puso sobre la mesa tres líneas maestras y un nombre para retocar, no transformar, un equipo llamado a prolongar un ciclo ganador.
Amparar la jerarquía de Benzema sin fichar un ‘9’ top aunque reforzar, eso sí, la delantera para sustituir a Morata; mantener en el equipo a Di María y fichar un centrocampista. Carlo pidió a Ramires, un jugador ideal para acoplarse al 4-3-3, sin la excelencia técnica de Di María pero con mayor recorrido y sacrificio defensivo que El Fideo. El Madrid tan solo le ha contentado con la llegada sobre la bocina de Chicharito.
¿Quién será el nuevo profesor?
Días antes de la marcha del vasco, Ancelotti, preguntado por un amigo sobre quién era para él el jugador más importante del equipo después de Cristiano, contestó: «Xabi». Valga esta respuesta como síntoma de lo necesario que era Alonso para Carletto. El entrenador no encontró argumentos para convencer a su Profesor de que se quedara cuando Xabi le comentó que se quería ir al Bayern. Carlo fue jugador y comprendió a su pupilo, con el que guarda una estupenda relación.
Ahora lo que quita el sueño al cuerpo técnico es encontrar al nuevo eje del equipo. Opciones tiene varias. Kroos maravilló contra el Sevilla, pero naufragó contra la Real. Demostró dificultades para sujetar defensivamente al equipo. Para partidos de enjundia, Toni puede funcionar mejor como volante.
Su compatriota Khedira puede ser la llave, por seguir con el vocabulario de Carletto. El campeón del mundo ya actuó en Lisboa como ancla, en el lugar de Alonso. Defensivamente y en los balones aéreos es una garantía, pero en la salida del balón puede ser un lastre. La planificación deportiva diría que Illarramendi, fichado para ser sustituto de Alonso, pero su rendimiento sigue sin convencer.
En la defensa hay más alternativas. El experimento de Ramos no funcionó en el Camp Nou. Pepe sí ha demostrado cumplir por delante de la zaga.
El cambio de sistema es otra de las alternativas
Ancelotti modificó el curso pasado el dibujo para acabar con el famoso 4-3-3. Quizás ahora cambie el módulo—otro término ancelottista— por el 4-2-3-1 para muchos de los partidos de la temporada, con, por ejemplo, Kroos-Modric en el doble pivote y James o Isco de 10.
Para los encuentros clave será complicado que mantenga este sistema, dado que la aplicación defensiva de Bale y Cristiano es escasa y el equipo tenderá a romperse, como sucedió en Anoeta, donde James, que sin balón debía ser uno más en la línea de cuatro centrocampistas, no se implicó en la presión.
Ahí, ganaría el 4-4-2 de la final de Copa contra el Barça y la eliminatoria contra el Bayern. Con Bale por la derecha y Benzema y Cristiano en punta de ataque.
Una semana y media para empezar el nuevo rumbo
Carlo dedicará estos días a reflexionar con sus ayudantes sobre los cambios que puede acometer. Todavía no ha llegado a ninguna conclusión. Mañana y pasado acudirá al Foro de entrenadores de la Champions en Nyon. Ante el Atlético, volver a empezar.
Volver a empezar después del Oscar de la Champions. Así está el Real Madrid apenas 100 días después de la Décima, con un equipo prácticamente por hacer. La pócima de Ancelotti ha perdido ingredientes poderosos y ahora le toca al alquimista italiano dar con una nueva fórmula mágica, que traducido al vocabulario del italiano significa encontrar el equilibrio.
La sensación es que el Madrid ha desbaratado uno de los equipos más poderosos de su historia. Hay una máxima con mucho calado en el fútbol. «Lo que funciona no se toca». En el Bernabéu no la han respetado. Han dejado ir al portero titular y a dos de los tres centrocampistas. Los que han llegado no tienen las mismas características de los que se han ido. El campeón necesita tiempo. Toda una paradoja.
La debacle de San Sebastián abre un periodo de análisis en este parón por selecciones en el que Ancelotti, de nuevo con la ceja mirando al cielo, deberá rumiar qué cosas va a cambiar, como ya anunció en la sala de prensa de Anoeta.
Buscando el equilibrio pero con menos efectivos
El año pasado Ancelotti tardó en dar con la tecla, lastrado por la lesión de Alonso. Mediado el curso se lesionó Khedira y Di María empezó a aparecer en el centro del campo. Por ahí empezó el Madrid a ser un equipo reconocible y acabó siendo campeón con ese trío Modric-Xabi-Fideo.
En el actual, cuenta con menos efectivos en el centro del campo tras las salidas de Casemiro, el tolosarra y el rosarino. Kroos no domina automatismos de mediocentro defensivo. James es un jugador de ida pero no de vuelta. Isco podría llegar a jugar como interior. En la ecuación, todo apunta a que la equis puede ser Sami Khedira.
De estar con pie y medio fuera a ser el equilibrista
El alemán apareció en Anoeta con el partido ya perdido. Pero la tanqueta, como le apodan en el vestuario, es un jugador fiable como pocos. Reapareció para jugar la final de la Champions. Llegó al Mundial y volvió a ser ese jugador todoterreno, omnipresente y llegador. Por Khedira puede empezar Carletto a encontrar el equilibrio.
Su situación en el Real Madrid, eso sí, no es la idónea como para ser imprescindible. Entra en último año de contrato y desde las oficinas se sospecha que ya tiene apalabrado su futuro para el próximo curso. Hay quien piensa que según se acerque el final de curso se cuidará de meter el pie. El antecedente de Valdés puede disparar las conjeturas.
Solo una de las peticiones de Carlo han sido cumplidas
En la comida del Señorío de Alcócer, recién abierta la vitrina del Bernabéu con la Décima, Ancelotti, reunido con Florentino Pérez y José Ángel Sánchez, puso sobre la mesa tres líneas maestras y un nombre para retocar, no transformar, un equipo llamado a prolongar un ciclo ganador.
Amparar la jerarquía de Benzema sin fichar un ‘9’ top aunque reforzar, eso sí, la delantera para sustituir a Morata; mantener en el equipo a Di María y fichar un centrocampista. Carlo pidió a Ramires, un jugador ideal para acoplarse al 4-3-3, sin la excelencia técnica de Di María pero con mayor recorrido y sacrificio defensivo que El Fideo. El Madrid tan solo le ha contentado con la llegada sobre la bocina de Chicharito.
¿Quién será el nuevo profesor?
Días antes de la marcha del vasco, Ancelotti, preguntado por un amigo sobre quién era para él el jugador más importante del equipo después de Cristiano, contestó: «Xabi». Valga esta respuesta como síntoma de lo necesario que era Alonso para Carletto. El entrenador no encontró argumentos para convencer a su Profesor de que se quedara cuando Xabi le comentó que se quería ir al Bayern. Carlo fue jugador y comprendió a su pupilo, con el que guarda una estupenda relación.
Ahora lo que quita el sueño al cuerpo técnico es encontrar al nuevo eje del equipo. Opciones tiene varias. Kroos maravilló contra el Sevilla, pero naufragó contra la Real. Demostró dificultades para sujetar defensivamente al equipo. Para partidos de enjundia, Toni puede funcionar mejor como volante.
Su compatriota Khedira puede ser la llave, por seguir con el vocabulario de Carletto. El campeón del mundo ya actuó en Lisboa como ancla, en el lugar de Alonso. Defensivamente y en los balones aéreos es una garantía, pero en la salida del balón puede ser un lastre. La planificación deportiva diría que Illarramendi, fichado para ser sustituto de Alonso, pero su rendimiento sigue sin convencer.
En la defensa hay más alternativas. El experimento de Ramos no funcionó en el Camp Nou. Pepe sí ha demostrado cumplir por delante de la zaga.
El cambio de sistema es otra de las alternativas
Ancelotti modificó el curso pasado el dibujo para acabar con el famoso 4-3-3. Quizás ahora cambie el módulo—otro término ancelottista— por el 4-2-3-1 para muchos de los partidos de la temporada, con, por ejemplo, Kroos-Modric en el doble pivote y James o Isco de 10.
Para los encuentros clave será complicado que mantenga este sistema, dado que la aplicación defensiva de Bale y Cristiano es escasa y el equipo tenderá a romperse, como sucedió en Anoeta, donde James, que sin balón debía ser uno más en la línea de cuatro centrocampistas, no se implicó en la presión.
Ahí, ganaría el 4-4-2 de la final de Copa contra el Barça y la eliminatoria contra el Bayern. Con Bale por la derecha y Benzema y Cristiano en punta de ataque.
Una semana y media para empezar el nuevo rumbo
Carlo dedicará estos días a reflexionar con sus ayudantes sobre los cambios que puede acometer. Todavía no ha llegado a ninguna conclusión. Mañana y pasado acudirá al Foro de entrenadores de la Champions en Nyon. Ante el Atlético, volver a empezar.