Liverpool logró pírrica victoria en la Liga europea
Liverpool, As
El Liverpool se estrenó en la Champions League con una decepcionante e inmerecida victoria ante el Ludogorets por 2-1. Solo un gol de penalti de Gerrard en el descuento salvó a los Reds de la debacle ante un rival que se vendió como el caramelo de la competición y resultó una piedra. Porque decepcionó tanto el equipo inglés, que volvía a la máxima competición Europea cinco años después, como sorprendió el Búlgaro, debutante en el torneo, clasificado casi de milagro tras la sonada hazaña del central Moti (que paró dos penaltis al Steaua en la fase previa).
Solo el 'You’ll never walk alone' previo al encuentro estuvo a la altura. El resto del partido dejó 80 minutos para el olvido y 10 con cierta emoción, no por el fútbol sino porque la sucesión de errores en uno y otro equipo permitió al menos ver tres goles La primera mitad transcurrió sin sobresaltos. El Ludogorets tuteo al equipo de Rodgers sin importarle ni el estadio ni el rival y apenas sufrió en sendos ataques de Balotelli y Lallana. Además, pudo incluso irse al descanso con un premio mayor si el árbitro hubiera señalado penalti en un empujó de Lovren sobre Marcelinho.
El Liverpool intentó reaccionar en la ducha y al poco de comenzar la segunda mitad Manquillo, muy incisivo por su banda, tuvo el 1-0 en una internada en el área. Los búlgaros respondieron con un disparo de Aleksandrov y Rodgers hizo lo propio con la entrada de Borini y Leiva. Pero más allá de un buen cabezazo del italiano ante Borjan lo cierto es que la reacción llegó más por parte de los bulgaros, que rozaron el 0-1 en un balón al palo de Bezjak.
A partir de ahí se sucedió el correcalles final y los tres goles. Balotelli se estrenó con los reds para hacer el 1-0, tras una buena asistencia de Moreno, y el español Abalo, que acababa de salir al campo, hizo el empate en el 90 tras un gran contragolpe de los búlgaros. El Ludogorets ya celebraba entonces la hazaña cuando Borjan, su portero, pecó de inocente y derribó a Manquillo en el área. El resto es historia. Gerrard puso el balón en los 11 metros y como siempre, no falló.
El Liverpool se estrenó en la Champions League con una decepcionante e inmerecida victoria ante el Ludogorets por 2-1. Solo un gol de penalti de Gerrard en el descuento salvó a los Reds de la debacle ante un rival que se vendió como el caramelo de la competición y resultó una piedra. Porque decepcionó tanto el equipo inglés, que volvía a la máxima competición Europea cinco años después, como sorprendió el Búlgaro, debutante en el torneo, clasificado casi de milagro tras la sonada hazaña del central Moti (que paró dos penaltis al Steaua en la fase previa).
Solo el 'You’ll never walk alone' previo al encuentro estuvo a la altura. El resto del partido dejó 80 minutos para el olvido y 10 con cierta emoción, no por el fútbol sino porque la sucesión de errores en uno y otro equipo permitió al menos ver tres goles La primera mitad transcurrió sin sobresaltos. El Ludogorets tuteo al equipo de Rodgers sin importarle ni el estadio ni el rival y apenas sufrió en sendos ataques de Balotelli y Lallana. Además, pudo incluso irse al descanso con un premio mayor si el árbitro hubiera señalado penalti en un empujó de Lovren sobre Marcelinho.
El Liverpool intentó reaccionar en la ducha y al poco de comenzar la segunda mitad Manquillo, muy incisivo por su banda, tuvo el 1-0 en una internada en el área. Los búlgaros respondieron con un disparo de Aleksandrov y Rodgers hizo lo propio con la entrada de Borini y Leiva. Pero más allá de un buen cabezazo del italiano ante Borjan lo cierto es que la reacción llegó más por parte de los bulgaros, que rozaron el 0-1 en un balón al palo de Bezjak.
A partir de ahí se sucedió el correcalles final y los tres goles. Balotelli se estrenó con los reds para hacer el 1-0, tras una buena asistencia de Moreno, y el español Abalo, que acababa de salir al campo, hizo el empate en el 90 tras un gran contragolpe de los búlgaros. El Ludogorets ya celebraba entonces la hazaña cuando Borjan, su portero, pecó de inocente y derribó a Manquillo en el área. El resto es historia. Gerrard puso el balón en los 11 metros y como siempre, no falló.