La atomización de los grupos rebeldes obstaculiza el plan de Obama para Siria
Algunas milicias candidatas a ser armadas por EE UU colaboran con Al Qaeda
Óscar Gutiérrez Garrido
Madrid, El País
Una anécdota muestra lo difícil que es distinguir en el frente rebelde sirio. Allá por mayo de 2013, John McCain, senador por Arizona, visitaba la provincia de Alepo, en el noroeste del país. Entraba desde Turquía para encontrarse con los hombres al mando en el Ejército Libre Sirio (ELS), entre ellos el entonces máximo responsable de los rebeldes moderados, el general Salim Idris. Junto a Idris, a la postre denostado por los suyos, se dieron cita los jefes de las principales brigadas en esa área. Cuatro o cinco fotos dieron cuenta del periplo de McCain. En un par aparece un tipo de piel oliva, pelo corto y barba de cuatro días. Meses después y tras difundirse las primeras imágenes del líder de los yihadistas del Estado Islámico (EI), Abubaker al Bagdadi, las redes empezaron a poblarse de comentarios sobre el parecido de este y el individuo de las fotos. “¡McCain se reunió con el líder del Estado Islámico!”, decían en Twitter los simpatizantes de los yihadistas. Ni el parecido es tan acusado ni se tiene noticia de que Al Bagdadi anduviese por el norte de Siria en esa época.
Las parodias sirvieron al menos para que los que organizaron la entrada de McCain aclarasen que los anfitriones del senador fueron milicianos de Liwa al Tawhid, brigada en el seno del ELS y en primera línea de la batalla. Hoy, Liwa al Tawhid no forma parte del ELS sino del Frente islámico (FI), coalición formada en noviembre por algunos de los grupos rebeldes más fuertes.
La muerte del aguerrido Al Saleh, líder de Al Tawhid, desencadenó el nacimiento del FI, una agrupación con una agenda en la que aparece el salafismo, movimiento islamista que interpreta y practica la religión de una forma más estricta. Entre la amalgama de brigadas que forman el FI destaca por su fortaleza Ahrar al Sham, salafista y con simpatías hacia Al Qaeda. Un ataque a principios de septiembre acabó con Hasan Abud, uno de sus máximos dirigentes. Se desconoce quién fue el agresor, aunque Ahrar al Sham ha culpado de atentados anteriores al EI.
Sea como fuere, McCain no se haría hoy la misma foto. El entramado de milicias que combaten al Ejército sirio es mayúsculo, por lo que el plan de Barack Obama para armar y entrenar a rebeldes sirios contra los yihadistas se antoja de difícil ejecución. ¿A qué grupo armaría? ¿Existen combatientes moderados? El objetivo de este plan, a priori, podría tener como receptor el ELS, ahora dirigido por Abdul Ilah al Bashir —los milicianos a sus órdenes podrían rondar los 50.000, pero las deserciones dificultan conocer la cifra exacta—. El ELS está bajo el mandato de la Coalición Nacional Siria, oposición política en el exilio reconocida por Occidente.
Activistas sirios en el terreno admiten que entre los milicianos más activos están los del Movimiento Hazm, muy fuertes en Alepo. A esta agrupación, bien armada y disciplinada, se la ha visto incluso con complejos misiles antitanque estadounidenses TOW.
También en el frente de Alepo combaten el Ejército de los Muyahidín y Nuruddin al Zinki, muy presentes en la ofensiva de Kafer Hamra, localidad al noroeste de la ciudad. Al suroeste, en la provincia de Idlib, es el Frente de Revolucionarios Sirios, nutrido con excombatientes del ELS, el que lleva la batuta contra el régimen. Declaraciones de su líder, Jamal Maruf, dan buena muestra de las dos caras del frente sirio: “Lucharemos contra dos Estados”, dijo recientemente en una grabación, “contra el de Bachar el Asad, el tirano injusto, y el de Al Bagdadi [líder del EI], el tirano agresor”. En una entrevista anterior, Maruf dejó claro, sin embargo, que no tenía problema alguno con Al Qaeda, en referencia a la presencia de su rama en el país, el Frente al Nusra. Mientras luche contra El Asad, vino a decir Maruf, no hay inconveniente. Ambas agrupaciones han coincidido en la ofensiva contra el Ejército sirio en el suroeste, alrededor de Quneitra, en los Altos del Golán.
Las notas que los rebeldes sirios, muchos de ellos miembros del ELS, difunden para informar del desarrollo de la campaña, sin ser tan claras como las palabras de Maruf, sí dejan entender que con Al Nusra no hay problema salvo que los afiliados de Al Qaeda la emprendan contra ellos, practiquen detenciones, ejecuciones… Y eso ha sucedido en Alepo, donde el ELS y Al Nusra tratan de frenar al EI en su avance hacia la frontera turca.
En la zona más oriental de esa frontera también están levantadas contra los yihadistas las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo). Armas recuperadas por las YPG cerca de Ayn al Arab, hasta ese momento de manos del EI, y documentadas por la organización Conflic Armament Research (CAR), multiplican las preguntas sobre el plan de Obama para armar a los rebeldes sirios. Las armas eran de fabricación soviética, estadounidense, croata, belga, china… CAR no puede recomponer la cadena de custodia de ese armamento. Simplemente afirma que en algunos casos, son del mismo modelo que las llegadas a manos del ELS con anterioridad. De ahí otra de las preguntas de muchos críticos con el plan de Obama ¿Cómo evitará que el armamento acabe en manos del bando equivocado?
Óscar Gutiérrez Garrido
Madrid, El País
Una anécdota muestra lo difícil que es distinguir en el frente rebelde sirio. Allá por mayo de 2013, John McCain, senador por Arizona, visitaba la provincia de Alepo, en el noroeste del país. Entraba desde Turquía para encontrarse con los hombres al mando en el Ejército Libre Sirio (ELS), entre ellos el entonces máximo responsable de los rebeldes moderados, el general Salim Idris. Junto a Idris, a la postre denostado por los suyos, se dieron cita los jefes de las principales brigadas en esa área. Cuatro o cinco fotos dieron cuenta del periplo de McCain. En un par aparece un tipo de piel oliva, pelo corto y barba de cuatro días. Meses después y tras difundirse las primeras imágenes del líder de los yihadistas del Estado Islámico (EI), Abubaker al Bagdadi, las redes empezaron a poblarse de comentarios sobre el parecido de este y el individuo de las fotos. “¡McCain se reunió con el líder del Estado Islámico!”, decían en Twitter los simpatizantes de los yihadistas. Ni el parecido es tan acusado ni se tiene noticia de que Al Bagdadi anduviese por el norte de Siria en esa época.
Las parodias sirvieron al menos para que los que organizaron la entrada de McCain aclarasen que los anfitriones del senador fueron milicianos de Liwa al Tawhid, brigada en el seno del ELS y en primera línea de la batalla. Hoy, Liwa al Tawhid no forma parte del ELS sino del Frente islámico (FI), coalición formada en noviembre por algunos de los grupos rebeldes más fuertes.
La muerte del aguerrido Al Saleh, líder de Al Tawhid, desencadenó el nacimiento del FI, una agrupación con una agenda en la que aparece el salafismo, movimiento islamista que interpreta y practica la religión de una forma más estricta. Entre la amalgama de brigadas que forman el FI destaca por su fortaleza Ahrar al Sham, salafista y con simpatías hacia Al Qaeda. Un ataque a principios de septiembre acabó con Hasan Abud, uno de sus máximos dirigentes. Se desconoce quién fue el agresor, aunque Ahrar al Sham ha culpado de atentados anteriores al EI.
Sea como fuere, McCain no se haría hoy la misma foto. El entramado de milicias que combaten al Ejército sirio es mayúsculo, por lo que el plan de Barack Obama para armar y entrenar a rebeldes sirios contra los yihadistas se antoja de difícil ejecución. ¿A qué grupo armaría? ¿Existen combatientes moderados? El objetivo de este plan, a priori, podría tener como receptor el ELS, ahora dirigido por Abdul Ilah al Bashir —los milicianos a sus órdenes podrían rondar los 50.000, pero las deserciones dificultan conocer la cifra exacta—. El ELS está bajo el mandato de la Coalición Nacional Siria, oposición política en el exilio reconocida por Occidente.
Activistas sirios en el terreno admiten que entre los milicianos más activos están los del Movimiento Hazm, muy fuertes en Alepo. A esta agrupación, bien armada y disciplinada, se la ha visto incluso con complejos misiles antitanque estadounidenses TOW.
También en el frente de Alepo combaten el Ejército de los Muyahidín y Nuruddin al Zinki, muy presentes en la ofensiva de Kafer Hamra, localidad al noroeste de la ciudad. Al suroeste, en la provincia de Idlib, es el Frente de Revolucionarios Sirios, nutrido con excombatientes del ELS, el que lleva la batuta contra el régimen. Declaraciones de su líder, Jamal Maruf, dan buena muestra de las dos caras del frente sirio: “Lucharemos contra dos Estados”, dijo recientemente en una grabación, “contra el de Bachar el Asad, el tirano injusto, y el de Al Bagdadi [líder del EI], el tirano agresor”. En una entrevista anterior, Maruf dejó claro, sin embargo, que no tenía problema alguno con Al Qaeda, en referencia a la presencia de su rama en el país, el Frente al Nusra. Mientras luche contra El Asad, vino a decir Maruf, no hay inconveniente. Ambas agrupaciones han coincidido en la ofensiva contra el Ejército sirio en el suroeste, alrededor de Quneitra, en los Altos del Golán.
Las notas que los rebeldes sirios, muchos de ellos miembros del ELS, difunden para informar del desarrollo de la campaña, sin ser tan claras como las palabras de Maruf, sí dejan entender que con Al Nusra no hay problema salvo que los afiliados de Al Qaeda la emprendan contra ellos, practiquen detenciones, ejecuciones… Y eso ha sucedido en Alepo, donde el ELS y Al Nusra tratan de frenar al EI en su avance hacia la frontera turca.
En la zona más oriental de esa frontera también están levantadas contra los yihadistas las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo). Armas recuperadas por las YPG cerca de Ayn al Arab, hasta ese momento de manos del EI, y documentadas por la organización Conflic Armament Research (CAR), multiplican las preguntas sobre el plan de Obama para armar a los rebeldes sirios. Las armas eran de fabricación soviética, estadounidense, croata, belga, china… CAR no puede recomponer la cadena de custodia de ese armamento. Simplemente afirma que en algunos casos, son del mismo modelo que las llegadas a manos del ELS con anterioridad. De ahí otra de las preguntas de muchos críticos con el plan de Obama ¿Cómo evitará que el armamento acabe en manos del bando equivocado?