El Servicio Secreto promete el fin de las intrusiones en la Casa Blanca
Las amenazas contra la vida de Obama han aumentado un 400% respecto a su predecesor George W Bush. Obama recibe una media de 300 amenazas de muerte al día
Yolanda Monge
Washington, El País
Julia Pierson, la primera mujer en dirigir el Servicio Secreto de Estados Unidos, ha asumido “plena responsabilidad” por la reciente irrupción en la Casa Blanca de un hombre armado con un cuchillo y que, contrariamente a lo que se creía, avanzó por varias estancias de la residencia del presidente antes de ser interceptado y reducido. “Lo que ocurrió es inaceptable y no volverá a pasar nunca más”, ha declarado Pierson ante el comité de la Cámara de Representantes que investiga el incidente ocurrido el pasado 19 de septiembre.
Omar González, 42 años, no solo logró saltar la valla que rodea la Casa Blanca; cruzar el jardín hasta la puerta de entrada; abrir esa puerta –ya que no estaba cerrada con llave-; y acceder al que se supone uno de los edificios mejor protegidos de EE UU –o del mundo- sino que logró reducir a uno de los agentes del Servicio Secreto y avanzar hasta la misma habitación desde la cual Barack Obama anunció en su momento la muerte de Osama Bin Laden –o donde el chelista Pablo Casals tocó para John F. Kennedy-. Ningún miembro de la familia Obama se encontraba el día del incidente en la residencia, vigilada 24 horas al día siete días a la semana por francotiradores y perros de ataque, entre otros.
Los nuevos detalles que han surgido acerca de la intromisión –revelados por el diario The Washington Post-, no solo levantan más dudas sobre la seguridad –o falta de ella- que rodea al presidente sino que ponen en evidencia que el Servicio Secreto dio una versión que no correspondía con la realidad en un primer momento. “Está claro que nuestro plan de seguridad no se ejecutó de manera adecuada”, ha reconocido Pierson, sin entrar en detalles sobre la irrupción en su testimonio preparado para el Comité de la Cámara y remitiendo algunas de las cuestiones a una sesión a puerta cerrada con los miembros del comité que debía seguir a continuación.
Pierson asumió la dirección de lo que se consideraba un club de hombres en marzo de 2013, después de que el Servicio Secreto se viera inmerso en un escándalo de prostitución en Colombia durante un viaje del presidente a Cartagena de Indias el año anterior. La llegada de Pierson, con más de 30 años de experiencia en el cuerpo y jefa de gabinete de los hombres y mujeres que juran proteger con su vida la del mandatario de EEUU, se vio como un intento de restaurar la credibilidad y el prestigio perdido por una institución inmersa en secretismo.
Se presupone que el Servicio Secreto es el mejor equipo de seguridad del mundo. Y sin embargo, este martes su jefa estaba sometida a un duro interrogatorio que inevitablemente trajo a colación otro espinoso asunto. En noviembre de 2011, un individuo logró disparar hasta siete veces a la Casa Blanca desde su coche aparcado en plena calle. A pesar de que algunos agentes dijeron entonces que habían oído disparos, la versión que acabó cerrando el caso fue que había sido el tubo de escape de un coche el ruido que creían atribuir a tiros. Cuatro días después del incidente, una limpiadora de la Casa Blanca encontraba casquillos de bala, pedazos de cristal y trozos de cemento desprendidos a causa del tiroteo, hecho revelado el fin de semana pasado por el Post.
En aquel momento, el matrimonio Obama no se encontraba en la residencia ni la hija mayor de este. Sí estaban en casa la pequeña Sasha y su abuela, la madre de Michelle Obama. Fuentes citadas por The Washington Post aseguran que tanto el presidente como su mujer reaccionaron con gran enfado al descubrimiento de que las balas habían entrado dentro de la residencia, poniendo en peligro la vida de su familia.
En la historia de la Casa Blanca no se recuerda un incidente en el que un individuo armado –en este caso un cuchillo, pero Omar González tenía 800 balas de munición en su coche- haya logrado penetrar en la residencia burlando todas las medidas de seguridad. En los últimos cinco años, 16 personas han escalado la valla de la Casa Blanca que ocupa el primer presidente negro de la nación, un hombre que recibe una media de 300 amenazas de muerte al día, amenazas que se incrementaron en un 400% respecto a las que tuvo su antecesor George W. Bush debido a su raza, según el centro para la defensa de los derechos civiles Southern Poverty Law Center.
Creado en el año 1865 para luchar contra la falsificación de dinero —responsabilidad que todavía tiene en su misión—, en 1901, tras el asesinato del presidente William McKinley, el Congreso de EE UU pidió al Servicio Secreto que se ocupara de la protección del mandatario de turno. Con el paso de los años, el organismo ha expandido su ámbito de tutela y protege a los expresidentes y a sus hijos hasta la edad de 16 años, a los candidatos a la Casa Blanca y a los jefes de Estado extranjeros que visitan el país. Su cuartel general está a pocas manzanas de la Casa Blanca, en la esquina de la calle Nueve con la H. En su entrada, grandes letras de plata dejan ver el lema de la agencia: “Merecedor de confianza y seguridad”.
Yolanda Monge
Washington, El País
Julia Pierson, la primera mujer en dirigir el Servicio Secreto de Estados Unidos, ha asumido “plena responsabilidad” por la reciente irrupción en la Casa Blanca de un hombre armado con un cuchillo y que, contrariamente a lo que se creía, avanzó por varias estancias de la residencia del presidente antes de ser interceptado y reducido. “Lo que ocurrió es inaceptable y no volverá a pasar nunca más”, ha declarado Pierson ante el comité de la Cámara de Representantes que investiga el incidente ocurrido el pasado 19 de septiembre.
Omar González, 42 años, no solo logró saltar la valla que rodea la Casa Blanca; cruzar el jardín hasta la puerta de entrada; abrir esa puerta –ya que no estaba cerrada con llave-; y acceder al que se supone uno de los edificios mejor protegidos de EE UU –o del mundo- sino que logró reducir a uno de los agentes del Servicio Secreto y avanzar hasta la misma habitación desde la cual Barack Obama anunció en su momento la muerte de Osama Bin Laden –o donde el chelista Pablo Casals tocó para John F. Kennedy-. Ningún miembro de la familia Obama se encontraba el día del incidente en la residencia, vigilada 24 horas al día siete días a la semana por francotiradores y perros de ataque, entre otros.
Los nuevos detalles que han surgido acerca de la intromisión –revelados por el diario The Washington Post-, no solo levantan más dudas sobre la seguridad –o falta de ella- que rodea al presidente sino que ponen en evidencia que el Servicio Secreto dio una versión que no correspondía con la realidad en un primer momento. “Está claro que nuestro plan de seguridad no se ejecutó de manera adecuada”, ha reconocido Pierson, sin entrar en detalles sobre la irrupción en su testimonio preparado para el Comité de la Cámara y remitiendo algunas de las cuestiones a una sesión a puerta cerrada con los miembros del comité que debía seguir a continuación.
Pierson asumió la dirección de lo que se consideraba un club de hombres en marzo de 2013, después de que el Servicio Secreto se viera inmerso en un escándalo de prostitución en Colombia durante un viaje del presidente a Cartagena de Indias el año anterior. La llegada de Pierson, con más de 30 años de experiencia en el cuerpo y jefa de gabinete de los hombres y mujeres que juran proteger con su vida la del mandatario de EEUU, se vio como un intento de restaurar la credibilidad y el prestigio perdido por una institución inmersa en secretismo.
Se presupone que el Servicio Secreto es el mejor equipo de seguridad del mundo. Y sin embargo, este martes su jefa estaba sometida a un duro interrogatorio que inevitablemente trajo a colación otro espinoso asunto. En noviembre de 2011, un individuo logró disparar hasta siete veces a la Casa Blanca desde su coche aparcado en plena calle. A pesar de que algunos agentes dijeron entonces que habían oído disparos, la versión que acabó cerrando el caso fue que había sido el tubo de escape de un coche el ruido que creían atribuir a tiros. Cuatro días después del incidente, una limpiadora de la Casa Blanca encontraba casquillos de bala, pedazos de cristal y trozos de cemento desprendidos a causa del tiroteo, hecho revelado el fin de semana pasado por el Post.
En aquel momento, el matrimonio Obama no se encontraba en la residencia ni la hija mayor de este. Sí estaban en casa la pequeña Sasha y su abuela, la madre de Michelle Obama. Fuentes citadas por The Washington Post aseguran que tanto el presidente como su mujer reaccionaron con gran enfado al descubrimiento de que las balas habían entrado dentro de la residencia, poniendo en peligro la vida de su familia.
En la historia de la Casa Blanca no se recuerda un incidente en el que un individuo armado –en este caso un cuchillo, pero Omar González tenía 800 balas de munición en su coche- haya logrado penetrar en la residencia burlando todas las medidas de seguridad. En los últimos cinco años, 16 personas han escalado la valla de la Casa Blanca que ocupa el primer presidente negro de la nación, un hombre que recibe una media de 300 amenazas de muerte al día, amenazas que se incrementaron en un 400% respecto a las que tuvo su antecesor George W. Bush debido a su raza, según el centro para la defensa de los derechos civiles Southern Poverty Law Center.
Creado en el año 1865 para luchar contra la falsificación de dinero —responsabilidad que todavía tiene en su misión—, en 1901, tras el asesinato del presidente William McKinley, el Congreso de EE UU pidió al Servicio Secreto que se ocupara de la protección del mandatario de turno. Con el paso de los años, el organismo ha expandido su ámbito de tutela y protege a los expresidentes y a sus hijos hasta la edad de 16 años, a los candidatos a la Casa Blanca y a los jefes de Estado extranjeros que visitan el país. Su cuartel general está a pocas manzanas de la Casa Blanca, en la esquina de la calle Nueve con la H. En su entrada, grandes letras de plata dejan ver el lema de la agencia: “Merecedor de confianza y seguridad”.