El Maribor encuentra petróleo ante Schalke

Gelsenkirchen, As
Batacazo en el Veltins-Arena para el Schalke 04, que cosechó un valioso empate en la primera jornada ante el Chelsea en Stamford Bridge, pero que en su propia casa ante el Maribor, a priori muy inferior, dilapidó el esfuerzo de Londres y deja solo al conjunto 'blue' en el liderato del Grupo G. Una primera parte de rigor casi militar le dio ventaja a los eslovenos y sólo los minutos nerviosos de la segunda parte les impidieron obtener un botín mayor ante un rival apagado, atolondrado y, por momentos, zarandeado.


El Maribor, desde la consciencia de ser inferior, planteó el inicio del partido con inteligencia. Acumuló hombres en campo propio y, con rigor táctico, minimizó el dinamismo en ataque de los alemanes, mermados en parte por las bajas de Howedes, Kolasinac, Santana o Farfán. Ocupó los espacios con acierto y lanzó contras llenas de sentido, sobre todo aprovechando el carril izquierdo, donde Bohar y Viler hicieron lo que quisieron. Entre ambos fabricaron el primer tanto: el segundo encontró la autopista ante la incomparecencia del lateral Ayhan y cedió al corazón del área, donde el primero definió sin oposición. Ya pudo adelantarse el Maribor antes gracias a una maravilla de Vrsic, cuya zurda es milimétrica. El interior probó desde campo propio y apenas medio metro de altura le privó de hacer el gol de la Champions.

El Schalke, por su parte, se mostraba escaso de ideas y de filo. Huntelaar, que puede ser excelente a un toque, es capaz de desesperar a dos. Boateng, pese a su desidia, pudo marcar cuando cabeceó solo en el área pequeña. Barnetta no se dejó ver. Igual de intrascendente anduvo el camerunés Choupo-Moting en el flanco derecho. Y sólo Draxler, el más talentoso del grupo, pareció acompañar su calidad con ganas. Pero anduvo sólo en su empresa. Pitos al descanso en la grada del Veltins-Arena (abonados por la irregular marcha del equipo en Bundesliga) mientras en el césped los locales agradecían que el margen fuese sólo de un gol.

Keller movió el banquillo al descanso y encontró pronto el premio. Uchida salió por Ayhan, señalado tras su fallo en el gol visitante, y de las botas del japonés (un sople de aire fresco para el ataque germano) nació la acción de la igualada. Huntelaar aprovechó una entrega infantil en la frontal del área de Viler, hasta entonces impecable, y ajustó su disparo raso junto al palo. El empate afloró los nervios en el Maribor, que sustituyó el orden por los fallos y las ocasiones locales aparecieron durante un breve tramo. Draxler se topó con Handanovic por partida doble; también Huntelaar, que de repente pareció mucho mejor ariete que minutos antes; y Boateng probó desde la lejanía, luciendo su diestra potente. Pero, apagada la efervescencia del momento, volvió a lucir la ausencia de materia gris en el juego del Schalke. Con el empuje no basta. El mismo punto para cada uno, pero con distinto sabor: a caviar para los eslovenos; para los alemanes, de tradición minera, es carbón del malo.

Velasco usó el espray

La anécdota la protagonizó el colegiado español Velasco Carballo, sobre el que pesaban muchas miradas debido al uso (o no) del espray para las jugadas a balón parado. En Alemania, el método no ha sido autorizado por contener productos nocivos para la salud y el trencilla podía ser multado en caso de utilizarlo. Finalmente optó por seguir la reglamentación UEFA y se expone a pagar una sanción de entre 5 y 55 euros.

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