EE UU reprueba a Latinoamérica en su combate contra el narcotráfico

-El Departamento de Estado considera en un informe que Venezuela y Bolivia no cumplieron con sus compromisos en la materia
-México y Colombia también se enlistan por los pendientes en el blanqueo de recursos criminales

Luis Pablo Beauregard
México, El País
El Departamento de Estado de Estados Unidos ha publicado su informe de estrategia de control de narcóticos para 2014, un documento que hace un resumen de la guerra contra las drogas en el mundo a partir de la cooperación de diferentes naciones. Veintisiete países de América han sido enlistados por sus pendientes en esta batalla. Venezuela y Bolivia han “fallado de manera demostrable” en esta tarea, considera el informe. Otros países considerados como fuertes aliados de Washington en la región, como México y Colombia, también han sido nombrados por ser destinos de blanqueo de dinero. A continuación un resumen de la colaboración de estos países en la guerra contra el narcotráfico.


Venezuela

El Gobierno de Nicolás Maduro ha rechazado “de manera contundente” el informe de Washington porque cree que es una “agresión política” destinada a inmiscuirse en sus asuntos internos. Venezuela suspendió el acuerdo de cooperación con la DEA en 2005. Desde entonces su lucha antidrogas con otros países de la región y la Unión Europea (UE) se limita a capturar a criminales solicitados por la Interpol, aunque afirma que mantienen 52 acuerdos en la materia con sus vecinos de UNASUR.

Washington desconfía de las autoridades venezolanas, señaladas como cómplices de carteles mexicanos y colombianos. Tres militares de alto mando retirados pero aún vinculados al Gobierno, Hugo Carvajal (exdirector de la División de Inteligencia Militar), Henry Rangel Silva (exministro de Defensa y actual gobernador del Estado de Trujillo) y Ramón Rodríguez Chacín (Exministro de Interior y Justicia) aparecen en la lista negra de la Oficina de control de bienes extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Venezuela no es país productor de drogas, pero se ha convertido en una importante ruta de tráfico. Desde aquí despegan aviones cargados con cocaína dirigidos a Europa, especialmente España y hacia Estados Unidos vía el Caribe. El río Orinoco también es una autopista fluvial para dar salida a las drogas por el mar.

La crisis económica ha hecho del lavado del dinero una opción poco atractiva para los criminales. Aunque el país es miembro del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) que trabaja para combatir la financiación del narcotráfico, ha estado en la lista gris de este organismo. Parte del problema es que la Unidad de Inteligencia Financiera no es autónoma y la justicia avanza lento. En 2013, de 1.654 casos que había por lavado de activos solo 243 llegaron a un acto conclusivo, según cifras de la Fiscalía.

México

La Casa Blanca cree que los esfuerzos hechos por su vecino del sur en su lucha contra el narcotráfico no han sido suficientes. La relación entre ambos gobiernos es una de las más intensas en la región. Desde 2008 el Congreso de EE UU ha destinado 1.200 millones de dólares a México a través de la Iniciativa Mérida, un programa para comprar equipo y capacitar a los elementos que han hecho frente a los carteles del narcotráfico, una batalla que ha dejado más de 70.000 muertos desde 2006.

El presidente Enrique Peña Nieto ha tomado el testigo que su antecesor en el cargo, Felipe Calderón, le entregó. En los presupuestos del Estado de 2015 se propone un aumento del 14.3% respecto a 2014 al Ejército, la Marina y la Policía Federal, que aún luchan en varios frentes contra los delincuentes.

EE UU decomisó al narco mexicano 65 millones de dólares en tiendas de Los Ángeles / AP

México es un país productor de estupefacientes y una importante ruta para que la droga llegue a Estados Unidos, el mayor mercado en el continente. La Procuraduría General de la República (PGR, la Fiscalía) ha informado que las incautaciones realizadas en 2013 de marihuana y goma de opio han disminuido un 18.2 y un 82.7%, respectivamente. Los decomisos de cocaína y heroína, en cambio, han aumentado un 77% y un 37%.

Lo que más preocupa a Washington, sin embargo, es la batalla que se hace para minar la financiación de los criminales. El amplio sector informal de la economía mexicana facilita el lavado de dinero. En 2010 el Gobierno mexicano impuso una serie de restricciones a las operaciones con efectivo, lo que según el departamento de Estado redujo el blanqueo un 70%, unos 10.000 millones de dólares. En octubre pasado las autoridades mexicanas aumentaron las restricciones y endurecieron las penas para castigar el delito. Aun así, Estados Unidos cree que las organizaciones criminales envían entre 19.000 y 29.000 millones de dólares cada año a México para entrar ilegalmente a la economía.

Bolivia

La ONU afirma que unas 17.000 toneladas, el 92% de la producción de hoja de coca en el país se destina a la elaboración de cocaína. La ley de lucha contra el narcotráfico del Gobierno ha fijado en 12.000 toneladas el volumen utilizado con fines medicinales, sociales y religiosos de una planta con mucho arraigo en la cultura boliviana.

El presidente Evo Morales rechazó el informe de Washington en un acto público. “Obama se equivoca”, declaró el mandatario, que descalificó las “listas y certificaciones unilaterales”. “El que no está cumpliendo los convenios de responsabilidad compartida es Estados Unidos. Ese país no ha aportado ni un peso, ni un dólar. No me quejo. Con recursos propios enfrentamos mejor este flagelo”, afirmó.

Morales, que se encuentra en plena campaña buscando su relección, expulsó desde 2008 al embajador estadounidense y a los representantes de las oficinas antidrogas de EE UU, la DEA, y la Narcotic Affairs Section (NAS) bajo acusación de conspirar contra su administración. En otras ocasiones ha mencionado que su lucha antidroga independiente y soberana se basa en acuerdos con Brasil y otros países limítrofes.

El tema comienza a preocupar. Sus adversarios políticos y los obispos católicos han subrayado la creciente violencia en varias regiones del país, la supuesta presencia de carteles del narcotráfico, negada por las autoridades, y el aumento en volumen de los alijos incautados. “Lo que se lee en los periódicos, la presencia de detenidos en las cárceles (un 80% relacionado con la ley antidroga) y los decomisos demuestran que el narcotráfico crece fuertemente”, advirtió en marzo el secretario general de la Conferencia Episcopal, Eugenio Scarpellini.

Colombia

El presidente Juan Manuel Santos ha sido una de las pocas voces junto a Otto Pérez Molina, de Guatemala, y José Mujica, de Uruguay, que ha insistido en foros internacionales la necesidad de sostener un debate mundial sobre la regulación de la marihuana.

Estados Unidos considera que el blanqueo de capitales continúa “penetrando la economía” de Colombia, uno de sus aliados más importantes en la región. Washington cree que el lavado de activos sigue siendo una significativa fuente de recursos para la financiación de la guerrilla de las FARC.

Juan Manuel Santos es una de las pocas voces en la región que ha pedido un debate serio sobre la legalización de la marihuana

Colombia lidera desde enero de 2014 la presidencia pro-témpore del Grupo de Acción Financiera, el principal organismo contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo, conformado por 16 países de la región. El Gobierno de Juan Manuel Santos ha centrado su plan de acción en aumentar los resultados y la efectividad del organismo. El director del GAFILAT señaló en julio a los miembros que trabaja para buscar “el entendimiento regional de la amenaza”.

En 2013, Colombia lanzó una plataforma ‘e-learning’, una herramienta única en la región que quiere enseñar a los sectores económicos y a la ciudadanía en general cómo suceden las operaciones de lavado de activos, para prevenir y denunciar este hecho. Washington afirma que los criminales blanquean recursos con los casinos, giros y transferencias internacionales, los mercados de valores de Estados Unidos y Colombia, así como la minería ilegal.

Este texto cuenta con las colaboraciones de Catalina Lobo-Guerrero desde Caracas, Mabel Azcui desde Cochabamba y Elizabeth Reyes desde Bogotá.

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