Dilma sube, la bolsa baja

La divulgación de una encuesta que da por vencedora a la presidenta brasileña despierta la inquietud de los mercados y precipita el real brasileño


Antonio Jiménez Barca
São Paulo, El País
Una encuesta, divulgada el viernes por la noche en A folha de São Paulo, en la que colocaba por delante en la carrera electoral brasileña a la actual presidenta, Dilma Rousseff, ha desatado este lunes una tormenta (a la baja) en la bolsa del país. A las once de la mañana (hora local) el Ibovespa, el principal indicador del mercado de acciones brasileño, registraba una caída del 4,2-%. Paralelamente, el dólar subía con respecto al real de un 1,4%.


El sondeo es el primero claramente favorable a Rousseff desde que Marina Silva se erigiera, en agosto, como la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) después de la muerte del líder de este partido, Eduardo Campos, en un accidente aéreo. Hasta ahora, en todas las encuestas, Rousseff aparecía empatada, cuando no por levemente detrás, de Silva, que vivió una eclosión a principios de septiembre, con un viento electoral que parecía imparable, pero que día a día se desinfla. La mencionada encuesta revela ahora que Rousseff se ha despegado de su rival y que la supera en 13 puntos, lo que se traduce en cerca de 15 millones de votos. Y lo que es más significativo: en una semana, Rousseff ha conseguido superar a Silva en seis puntos porcentuales, lo que muestra la (ahora) trayectoria descendente de Silva y la (ahora) ascendente de la actual presidenta. Incluso hay analistas que pronostican que la presidenta puede ser reelegida en el primer turno, que se celebra el próximo domingo 5 de octubre.

La tardía (aunque esperada) reacción de los mercados este lunes se debe a que el sondeo se hizo público cuando las oficinas bursátiles se encontraban cerradas. Los especialistas auguraban una caída así debido a que los mercados no gustan del intervencionismo declarado de Rousseff y de su partido, el PT, ni confían en que lleve a cabo medidas liberalizadoras para dinamizar la economía. Es sintomático que la mayor empresa brasileña, la petrolera pública Petrobras (minada por varios escándalos de corrupción que han sacudido la campaña) se desplome casi un 9%.

La remontada de Rousseff se ha basado en un ataque sistemático y demoledor sobre su principal rival orquestado por la ingente maquinaria electoral del PT, que no en vano lleva gobernando Brasil durante 12 años (ocho con Lula y cuatro con Rousseff). Rousseff, por ley, y debido a las alianzas políticas de su partido, goza de muchos minutos más en televisión al día para hacer campaña. Y lo ha sabido aprovechar: su candidatura utilizó muchos de esos minutos en asegurar que si Marina Silva ganaba, muchas de las conquistas sociales conseguidas con el PT (salarios sociales a las familias más pobres, subvenciones para vivienda…) iban a desaparecer. Desde el otro lado, el candidato conservador del PSDB (Partido Socialdemócrata de Brasil), Aécio Neves, apaleaba a Silva recordándole que había pertenecido al PT durante más de 25 años.

Así, el debate electoral celebrado el domingo por la noche, el penúltimo antes del primer turno, fue una radiografía no del todo infiel de este último tramo de campaña. Rousseff acusó una y otra vez a Silva de inconsistencia: “Usted ha militado en tres partidos diferentes en cuatro años”. “En su programa dice una cosa sobre el apoyo a los bancos públicos de crédito y después dice otra”. “Da una sensación de inseguridad y en la Presidencia de la República no se puede improvisar”.

Silva, por su parte, acusó a Rousseff de atascar la economía del país, sobre todo el sector industrial, repitió a lo largo de las dos horas del debate que los “rumores y las calumnias” que aseguran que va a acabar con conquistas sociales son falsos y trató de colocarse en un lugar más allá de las ideologías y, en clave más brasileña, más allá de la dicotomía hegemónica tradicional entre el PT y el PSDB: “Hay quien dice que en un lado está el bien y en el otro el mal. Ya es hora de superar eso. Nosotros tenemos la oportunidad de mejorar la cualidad de la política gracias a que nos apoyamos en el activismo de la gente”. Y después, como un boxeador noqueado que pide que suene el gong para recuperar fuerzas, añadió: “En el segundo turno, cuando dispongamos de más tiempo en televisión para dar nuestro mensaje, nos haremos oír y podremos explicar nuestras propuestas”.

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