Cómo opera el avión F-22 "Raptor" que ataca a Estado Islámico
lanacion.com
Estados Unidos y sus aliados árabes comenzaron la semana pasada ataques en Siria contra los combatientes del grupo autodenominado Estado Islámico.
Los bombardeos sirvieron como la primera prueba de combate de los aviones F-22 "Raptor", una nueva generación de avanzados aviones de combate que fueron encargados hace décadas.
El F-22, arma secreta de la Guerra Fría que Washington desempolvó para atacar en Siria, fue ideado en 1988, en las postrimerías de la Guerra Fría.
Invisible al radar enemigo, era un arma crucial para mantener la superioridad militar sobre sus rivales más temidos, los avanzados aviones de combate de la Unión Soviética. Pero en 1991, cuando se firmó el primer contrato para la construcción del F-22, la amenaza soviética se había derrumbado.
Gran inversión
No obstante, el Pentágono decidió seguir adelante con su desarrollo, pese al costo que llegó a la extraordinaria cifra de US$ 69.000 millones, o casi US$ 370 millones por cada uno de los 188 ejemplares de la aeronave que se construyeron.
Al llegar los primeros F-22 al servicio de la fuerza áerea estadounidense en 2005, la cara del contrincante había cambiado de manera drástica.
Las tropas de Estados Unidos peleaban ahora cuerpo a cuerpo contra insurgentes rudimentariamente armados en los campos y poblados de Afganistán e Irak, contra los que poco podía hacer desde el aire la costosa aeronave.
Como si fuera poco, el avión sufrió una serie de incidentes en los que pilotos en misiones de entrenamiento con el F-22 perdían el conocimiento en pleno vuelo, aparentemente por problemas en el suministro de oxígeno. En 2010 una de las aeronaves se estrelló, muriendo su ocupante.
Por casi una década, el Raptor permaneció en reserva, sin que se le encontrara uso en el campo de batalla. Pero en 2014 parece ser la estrella en los bombardeos contra Estado Islámico en Siria e Iraq.
Estados Unidos y sus aliados árabes comenzaron la semana pasada ataques en Siria contra los combatientes del grupo autodenominado Estado Islámico.
Los bombardeos sirvieron como la primera prueba de combate de los aviones F-22 "Raptor", una nueva generación de avanzados aviones de combate que fueron encargados hace décadas.
El F-22, arma secreta de la Guerra Fría que Washington desempolvó para atacar en Siria, fue ideado en 1988, en las postrimerías de la Guerra Fría.
Invisible al radar enemigo, era un arma crucial para mantener la superioridad militar sobre sus rivales más temidos, los avanzados aviones de combate de la Unión Soviética. Pero en 1991, cuando se firmó el primer contrato para la construcción del F-22, la amenaza soviética se había derrumbado.
Gran inversión
No obstante, el Pentágono decidió seguir adelante con su desarrollo, pese al costo que llegó a la extraordinaria cifra de US$ 69.000 millones, o casi US$ 370 millones por cada uno de los 188 ejemplares de la aeronave que se construyeron.
Al llegar los primeros F-22 al servicio de la fuerza áerea estadounidense en 2005, la cara del contrincante había cambiado de manera drástica.
Las tropas de Estados Unidos peleaban ahora cuerpo a cuerpo contra insurgentes rudimentariamente armados en los campos y poblados de Afganistán e Irak, contra los que poco podía hacer desde el aire la costosa aeronave.
Como si fuera poco, el avión sufrió una serie de incidentes en los que pilotos en misiones de entrenamiento con el F-22 perdían el conocimiento en pleno vuelo, aparentemente por problemas en el suministro de oxígeno. En 2010 una de las aeronaves se estrelló, muriendo su ocupante.
Por casi una década, el Raptor permaneció en reserva, sin que se le encontrara uso en el campo de batalla. Pero en 2014 parece ser la estrella en los bombardeos contra Estado Islámico en Siria e Iraq.