Catalanes marcharán mañana por el referéndum y la independencia en Barcelona
Madrid/Barcelona, dpa
Decenas de miles de catalanes marcharán mañana jueves en Barcelona exigiendo la independencia de Cataluña del resto de España en una multitudinaria manifestación que el movimiento secesionista confía en que sea histórica.
Una cadena humana en forma de “V” ocupará 11 kilómetros de la Gran Vía y la Avenida Diagonal, dos de las grandes arterias de Barcelona, formando una “V” con vértice en la plaza de Les Glòries.
Faltan dos meses para el 9 de noviembre, fecha en la que el gobierno de Artur Mas sitúa la consulta de autodeterminación en la región del noreste de España, de 7,6 millones de habitantes. Y solo queda una semana para el referéndum de independencia de Escocia, al que el secesionismo catalán mira con esperanza.
Y solo queda una semana para el referéndum de independencia de Escocia, al que el secesionismo catalán mira con esperanza
El independentismo de Cataluña ejercerá en la calle presión sobre Mariano Rajoy, que pretende impedir una consulta que califica de inconstitucional. Es “un disparate” que “es enormemente negativo para los ciudadanos que viven en Cataluña y para el resto de los españoles”, dijo el jefe del Ejecutivo español hace poco.
Pero el independentismo también presionará a Mas, que ha dado señales de no querer sacar las urnas si el Estado español lo prohíbe.
“Queremos que sea la manifestación más masiva de la historia de Europa para asegurar que sea la Diada definitiva”, dice Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la plataforma que coorganizadora la manifestación.
El 11 de septiembre de 1714, las tropas borbónicas de Felipe V tomaron Barcelona en la Guerra de Sucesión española. La caída supuso la abolición de las instituciones catalanas. Cada 11 de septiembre, Cataluña celebra su fiesta oficial, la Diada, en recuerdo de aquello.
El tercer centenario tiene un carácter simbólico especial y para la “V” de Barcelona hay medio millón de personas inscritas, más o menos las mismas que las que el año pasado se inscribieron en la cadena humana de 400 kilómetros que atravesó Cataluña de norte a sur pidiendo la independencia en la Diada.
Algo más de 5.700 policías velarán mañana por la seguridad en una jornada en la que habrá otro medio centenar de manifestaciones en Cataluña. Una de ellas es de ultraderechistas y otra, de la plataforma unionista Sociedad Civil Catalana.
El proceso que lleva al referéndum lo abrió Mas hace tres años, cuando Rajoy rechazó dar una financiación preferencial a Cataluña
A dos meses del referéndum de autodeterminación impulsado por Artur Mas, su celebración es una incógnita.
El gobierno de Rajoy recurrirá ante el Tribunal Constitucional la ley de consultas que el Parlamento catalán aprobará este mes para dar cobertura legal a la cita bajo el argumento de que según la Constitución española solo el gobierno central convoca referendos. La mera admisión a trámite en la corte supone su suspensión.
“El plan es votar pero obviamente se tiene que hacer bien”, ha dicho Mas. “Yo trabajo por este 9 de noviembre, y si no, habrá otro 9 de noviembre”, dijo por su parte su vicepresidenta, Joana Ortega, activando las alarmas de los sectores políticos y sociales más independentistas, que defienden un referéndum sí o sí.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido que lo sostiene a él y a su formación, Convergència i Unió, en el Parlamento regional, ha llamado a la desobediencia civil. “Como hizo Martin Luther King”, dijo esta semana su líder, Oriol Junqueras.
Según los medios españoles, Rajoy no se plantea ninguna medida drástica, como sería la suspensión de la autonomía en Cataluña a través del artículo 155 de la Constitución española.
El proceso que lleva al referéndum lo abrió Mas hace tres años, cuando Rajoy rechazó dar una financiación preferencial a Cataluña.
El independentismo había ido creciendo en la región al calor de la crisis económica en España y los recortes frente a ella. Lo impulsó también la sentencia en la que el Tribunal Constitucional declaró ilegales algunos puntos del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, algo que muchos vivieron como afrenta y humillación.
Mas se puso al frente del clamor secesionista tras la manifestación de la Diada de hace tres años, en la que una multitud sin precedentes marchó por el centro de Barcelona, la segunda ciudad de España, pidiendo la independencia de Cataluña.
El porcentaje de catalanes a favor de la secesión no está claro. Las encuestas van desde el 35 al 55 por ciento. Lo que sí que muestran todas es que la mayoría quiere que se les permita votar sobre su futuro.
A una semana para el referéndum de independencia de Escocia, el secesionismo catalán confía en que una victoria allí del sí sea favorable a sus intereses. Sobre todo porque obligará a la Unión Europea a pronunciarse. Hasta ahora, la posición oficial de Bruselas se limita a calificar el tema catalán como un asunto interno de España. Eso sí, altos funcionarios han dicho por activa y pasiva que una Cataluña independiente estaría automáticamente fuera de la UE.
La canciller alemana, Angela Merkel, apoyó hace poco y en público a Rajoy en su rechazo al referéndum.
Decenas de miles de catalanes marcharán mañana jueves en Barcelona exigiendo la independencia de Cataluña del resto de España en una multitudinaria manifestación que el movimiento secesionista confía en que sea histórica.
Una cadena humana en forma de “V” ocupará 11 kilómetros de la Gran Vía y la Avenida Diagonal, dos de las grandes arterias de Barcelona, formando una “V” con vértice en la plaza de Les Glòries.
Faltan dos meses para el 9 de noviembre, fecha en la que el gobierno de Artur Mas sitúa la consulta de autodeterminación en la región del noreste de España, de 7,6 millones de habitantes. Y solo queda una semana para el referéndum de independencia de Escocia, al que el secesionismo catalán mira con esperanza.
Y solo queda una semana para el referéndum de independencia de Escocia, al que el secesionismo catalán mira con esperanza
El independentismo de Cataluña ejercerá en la calle presión sobre Mariano Rajoy, que pretende impedir una consulta que califica de inconstitucional. Es “un disparate” que “es enormemente negativo para los ciudadanos que viven en Cataluña y para el resto de los españoles”, dijo el jefe del Ejecutivo español hace poco.
Pero el independentismo también presionará a Mas, que ha dado señales de no querer sacar las urnas si el Estado español lo prohíbe.
“Queremos que sea la manifestación más masiva de la historia de Europa para asegurar que sea la Diada definitiva”, dice Carme Forcadell, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la plataforma que coorganizadora la manifestación.
El 11 de septiembre de 1714, las tropas borbónicas de Felipe V tomaron Barcelona en la Guerra de Sucesión española. La caída supuso la abolición de las instituciones catalanas. Cada 11 de septiembre, Cataluña celebra su fiesta oficial, la Diada, en recuerdo de aquello.
El tercer centenario tiene un carácter simbólico especial y para la “V” de Barcelona hay medio millón de personas inscritas, más o menos las mismas que las que el año pasado se inscribieron en la cadena humana de 400 kilómetros que atravesó Cataluña de norte a sur pidiendo la independencia en la Diada.
Algo más de 5.700 policías velarán mañana por la seguridad en una jornada en la que habrá otro medio centenar de manifestaciones en Cataluña. Una de ellas es de ultraderechistas y otra, de la plataforma unionista Sociedad Civil Catalana.
El proceso que lleva al referéndum lo abrió Mas hace tres años, cuando Rajoy rechazó dar una financiación preferencial a Cataluña
A dos meses del referéndum de autodeterminación impulsado por Artur Mas, su celebración es una incógnita.
El gobierno de Rajoy recurrirá ante el Tribunal Constitucional la ley de consultas que el Parlamento catalán aprobará este mes para dar cobertura legal a la cita bajo el argumento de que según la Constitución española solo el gobierno central convoca referendos. La mera admisión a trámite en la corte supone su suspensión.
“El plan es votar pero obviamente se tiene que hacer bien”, ha dicho Mas. “Yo trabajo por este 9 de noviembre, y si no, habrá otro 9 de noviembre”, dijo por su parte su vicepresidenta, Joana Ortega, activando las alarmas de los sectores políticos y sociales más independentistas, que defienden un referéndum sí o sí.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido que lo sostiene a él y a su formación, Convergència i Unió, en el Parlamento regional, ha llamado a la desobediencia civil. “Como hizo Martin Luther King”, dijo esta semana su líder, Oriol Junqueras.
Según los medios españoles, Rajoy no se plantea ninguna medida drástica, como sería la suspensión de la autonomía en Cataluña a través del artículo 155 de la Constitución española.
El proceso que lleva al referéndum lo abrió Mas hace tres años, cuando Rajoy rechazó dar una financiación preferencial a Cataluña.
El independentismo había ido creciendo en la región al calor de la crisis económica en España y los recortes frente a ella. Lo impulsó también la sentencia en la que el Tribunal Constitucional declaró ilegales algunos puntos del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, algo que muchos vivieron como afrenta y humillación.
Mas se puso al frente del clamor secesionista tras la manifestación de la Diada de hace tres años, en la que una multitud sin precedentes marchó por el centro de Barcelona, la segunda ciudad de España, pidiendo la independencia de Cataluña.
El porcentaje de catalanes a favor de la secesión no está claro. Las encuestas van desde el 35 al 55 por ciento. Lo que sí que muestran todas es que la mayoría quiere que se les permita votar sobre su futuro.
A una semana para el referéndum de independencia de Escocia, el secesionismo catalán confía en que una victoria allí del sí sea favorable a sus intereses. Sobre todo porque obligará a la Unión Europea a pronunciarse. Hasta ahora, la posición oficial de Bruselas se limita a calificar el tema catalán como un asunto interno de España. Eso sí, altos funcionarios han dicho por activa y pasiva que una Cataluña independiente estaría automáticamente fuera de la UE.
La canciller alemana, Angela Merkel, apoyó hace poco y en público a Rajoy en su rechazo al referéndum.