Muerte de Eduardo Campos provoca giro radical en escenario electoral en Brasil

Brasilia, AFP
La muerte en un accidente aéreo del candidato socialista a la presidencia de Brasil Eduardo Campos provoca un giro radical en la campaña para las presidenciales de octubre, ante la eventualidad de que lo sustituya la popular ambientalista Marina Silva, su candidata a vice.
“El fallecimiento de Campos crea un elemento nuevo, triste y emocional, en una campaña que estaba muy distante del elector; la muy posible elección de Marina Silva como su sustituta cambia mucho las cosas, porque entraría en juego una candidata muy competitiva“, dijo a la AFP el analista político André César, de la consultora Prospectiva.


Campos, de 49 años, murió el miércoles al estrellarse el jet en el que viajaba en la ciudad de Santos, en el estado de Sao Paulo.

“La presencia de Marina en la carrera electoral trae desafíos importantes para los dos principales candidatos (la presidenta Dilma Rousseff y el senador socialdemócrata Aecio Neves): crea una tercera vía que puede crecer muy rápidamente“, sostuvo el economista jefe de Gradual Investimentos, André Perfeito.

Marina Silva, exministra de Medio Ambiente de 56 años, fue la revelación de las presidenciales en 2010, cuando con el minúsculo Partido Verde fue la tercera candidata más votada y conquistó casi un 20% de los votos.

Con su sorprendente alianza con la ambientalista, el socialista Campos, tercero en las encuestas, proponía una tercera vía alternativa al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y a la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) de Neves, que se alternaron en el poder en los últimos 20 años.
Marina, como Lula de falda

Silva fue criada en una comunidad de recolectores de caucho en plena Amazonía, recién se alfabetizó a los 16 años y fue compañera de lucha del mítico líder amazónico Chico Mendes, asesinado en 1988.

“Marina Silva es muy carismática: parece una Lula de falda, y eso la hace congregar a muchos sectores diferentes de la sociedad brasileña”, declaró a la AFP el politólogo de la Universidad de Brasilia Lucio Renno, comparándola con el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).

“La elección se tornó todavía más indefinida: si Marina Silva es candidata aumenta la posibilidad de un segundo turno, que ella o Neves disputarían con Rousseff; y sin Marina, aumenta la posibilidad de victoria de la presidenta en la primera vuelta”, dijo a la AFP Ricardo Ribeiro, analista de MCM Consultores.

Una encuesta de abril pasado señalaba que si la ambientalista fuese candidata a la presidencia estaría segunda en la intención de voto, con 27%, contra 39% de Dilma Rousseff.
Una decisión rápida

Los analistas coinciden: el Partido Socialista Brasileño (PSB) tendrá que decidir a toda velocidad quien será su candidato, ya que el martes próximo comienza oficialmente la campaña electoral, con la televisión exhibiendo la propaganda de los candidatos y los electores tomando partido.

Sólo que no es una decisión fácil, ya que “Marina es una forastera en el Partido Socialista”, donde muchos criticaron esa alianza de Campos con la ambientalista, evangélica y profundamente religiosa, sostuvo Ribeiro.

“El PSB está dividido, pero el partido no tiene mucha elección, porque en la política lo importante es alcanzar el poder, y ella es la única alternativa con posibilidades”, dijo César, de Prospectiva.

Tras la muerte de Campos, la legislación da 10 días al partido para definir un nuevo candidato o retirar la candidatura.

Destrozados por la muerte del candidato, simpático, afable y con una excelente relación con todos los políticos brasileños, líderes del PSB indicaron que la decisión no será inmediata.

“Pensemos en eso un poco más adelante, estamos todos muy tristes, consternados”, dijo el diputado Marcio França, presidente del PSB en Sao Paulo.

Demacrada y visiblemente emocionada, Marina Silva elogió a su compañero de fórmula y dijo que ambos trabajaron con “la esperanza de un mundo mejor, más justo”, en una breve declaración a los periodistas.

La muerte inesperada de Campos conmocionó a Brasil y llevó a Rousseff y a Neves a suspender por unos días la campaña. La presidenta declaró tres días de duelo.

La repercusión fue también grande fuera del país, con muchos inversionistas cautelosos ante unas elecciones cuyo resultado parece más incierto.

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