La Supercopa elige esta noche un campeón y un estilo de juego
Madrid, AS
Atlético y Real Madrid no cambiarán de guión: defensa contra ataque. El papel de Koke y Kroos, fundamental en el centro del campo.
El elogio unánime al plan defensivo del Atlético, a su sistema de ayudas, ha estado acompañado en los dos últimos días de un mayoritario reproche al juego del Madrid: falta de profundidad, ausencia de mediapuntas y nostalgia de Di María. En ese planteamiento general, se esconde una trampa. No es posible hacer convivir en el mismo análisis el elogio entusiasta y el severo reproche. Si el Atlético lo bordó, de poco se puede culpar al Madrid, y si el Madrid falló, el elogio a los rojiblancos debería ser más moderado. Pocas veces encontraremos un empate que mejor defina un partido, e incluyo el penalti no señalado y otras incidencias que han animado las redes sociales.
TODO QUEDÓ EN EL AIRE EL MARTES.
El 1-1 de la ida del Bernabéu dejó todo a expensas de lo que suceda esta noche en un Calderón que sueña con consumar la revancha de la dolorosa derrota sufrida en la final de Lisboa (24 de mayo). | Getty
Para el Atlético, si nos fijamos en lo de hoy, la ventaja es obvia: el gol del Bernabéu le permitirá concentrarse de modo, casi exclusivo, en la defensa, su arma más poderosa. Si el equipo se aplica atrás, el contragolpe será una consecuencia inevitable del juego, no una lección por memorizar. En ese escenario, los minutos correrán a favor de los locales y la afición atacará la moral de los madridistas. Añadan la previsión de que Mandzukic marque algún día. Así planteado, no es mal panorama para quienes visten de rayas.
La gran dificultad, y nada descubro, es conseguir que un equipo tan cargado de goles como el Madrid no consiga uno. Si los de blanco marcan, el Atlético debe cambiar de idea. Y en esa transformación ideológica (defensiva/ofensiva) se encuentra su debilidad. Como decía Di Stéfano, “es mucho más fácil romper una silla que fabricarla”.
Ese argumento (esa cita) también sirve para exculpar al Madrid, en cierta medida, de lo ocurrido hace tres días. Mientras el Atlético sacó brilló a su esquema defensivo (una coreografía), el equipo de Ancelotti asumió la responsabilidad del dominio y el ataque, y para esa labor no basta con ser buen estudiante. También se requiere inspiración.
Centrados en los nombres propios, la principal novedad es que Cristiano parece recuperado de su sobrecarga muscular (o sobrecarga de músculos) y jugará. Tampoco se esperan piruetas en la portería del Madrid (Iker, pues) y más incierto es lo que ocurra con Modric, cuya posición (débil) se disputan James y Di María. Lo del argentino da para una novela (de desamor): se quiere ir porque no se siente querido y el club no termina de quererle porque siempre se quiere ir. Más allá de esta tormentosa relación, su anarquía vertical es una amenaza para cualquier adversario, y también para el Atleti. Si el Cholo lo señala como el mejor del Madrid no es sólo por afecto de compatriota, sino para ejercer una doble presión: sobre los suyos (no lo pierdan de vista) y sobre el rival (divide y vencerás).
Bloque. En el Atlético tampoco se esperan revoluciones significativas, aunque podría haber retoques. Siqueira sufrió ante Bale (Insaldi fue su relevo) y Griezmann es una carta que puede jugarse al principio o al final de la partida, según el grado de arrojo. Pero lo que funcionó no es frecuente cambiarlo.
Kroos y Koke son dos jugadores que conviene mencionar antes del final para no dejarse ninguna clave. Lo demás es un choque de opuestos tácticos, técnicos y filosóficos. Un derbi, en definitiva.
Atlético y Real Madrid no cambiarán de guión: defensa contra ataque. El papel de Koke y Kroos, fundamental en el centro del campo.
El elogio unánime al plan defensivo del Atlético, a su sistema de ayudas, ha estado acompañado en los dos últimos días de un mayoritario reproche al juego del Madrid: falta de profundidad, ausencia de mediapuntas y nostalgia de Di María. En ese planteamiento general, se esconde una trampa. No es posible hacer convivir en el mismo análisis el elogio entusiasta y el severo reproche. Si el Atlético lo bordó, de poco se puede culpar al Madrid, y si el Madrid falló, el elogio a los rojiblancos debería ser más moderado. Pocas veces encontraremos un empate que mejor defina un partido, e incluyo el penalti no señalado y otras incidencias que han animado las redes sociales.
TODO QUEDÓ EN EL AIRE EL MARTES.
El 1-1 de la ida del Bernabéu dejó todo a expensas de lo que suceda esta noche en un Calderón que sueña con consumar la revancha de la dolorosa derrota sufrida en la final de Lisboa (24 de mayo). | Getty
Para el Atlético, si nos fijamos en lo de hoy, la ventaja es obvia: el gol del Bernabéu le permitirá concentrarse de modo, casi exclusivo, en la defensa, su arma más poderosa. Si el equipo se aplica atrás, el contragolpe será una consecuencia inevitable del juego, no una lección por memorizar. En ese escenario, los minutos correrán a favor de los locales y la afición atacará la moral de los madridistas. Añadan la previsión de que Mandzukic marque algún día. Así planteado, no es mal panorama para quienes visten de rayas.
La gran dificultad, y nada descubro, es conseguir que un equipo tan cargado de goles como el Madrid no consiga uno. Si los de blanco marcan, el Atlético debe cambiar de idea. Y en esa transformación ideológica (defensiva/ofensiva) se encuentra su debilidad. Como decía Di Stéfano, “es mucho más fácil romper una silla que fabricarla”.
Ese argumento (esa cita) también sirve para exculpar al Madrid, en cierta medida, de lo ocurrido hace tres días. Mientras el Atlético sacó brilló a su esquema defensivo (una coreografía), el equipo de Ancelotti asumió la responsabilidad del dominio y el ataque, y para esa labor no basta con ser buen estudiante. También se requiere inspiración.
Centrados en los nombres propios, la principal novedad es que Cristiano parece recuperado de su sobrecarga muscular (o sobrecarga de músculos) y jugará. Tampoco se esperan piruetas en la portería del Madrid (Iker, pues) y más incierto es lo que ocurra con Modric, cuya posición (débil) se disputan James y Di María. Lo del argentino da para una novela (de desamor): se quiere ir porque no se siente querido y el club no termina de quererle porque siempre se quiere ir. Más allá de esta tormentosa relación, su anarquía vertical es una amenaza para cualquier adversario, y también para el Atleti. Si el Cholo lo señala como el mejor del Madrid no es sólo por afecto de compatriota, sino para ejercer una doble presión: sobre los suyos (no lo pierdan de vista) y sobre el rival (divide y vencerás).
Bloque. En el Atlético tampoco se esperan revoluciones significativas, aunque podría haber retoques. Siqueira sufrió ante Bale (Insaldi fue su relevo) y Griezmann es una carta que puede jugarse al principio o al final de la partida, según el grado de arrojo. Pero lo que funcionó no es frecuente cambiarlo.
Kroos y Koke son dos jugadores que conviene mencionar antes del final para no dejarse ninguna clave. Lo demás es un choque de opuestos tácticos, técnicos y filosóficos. Un derbi, en definitiva.