El frenazo en Brasil no es para todos
Los beneficios del sector bancario y del minorista desafían al pesimismo del mercado por la desaceleración del crecimiento económico
Carla Jiménez / Frederico Rosas
São Paulo, El País
Un dicho popular afirma: “En una crisis, mientras unos lloran, otros venden pañuelos”. En este momento de pesimismo de la economía brasileña, hay muchas empresas que siguen registrando beneficios, sobre todo en los sectores bancario y minorista. Los balances financieros del segundo trimestre revelan que el temor a la recesión no les ha afectado.
El pasado martes, el banco Itaú, el principal del país, anunció que ganó 4.160 millones de dólares en el primer semestre de este año, un 33,2% más respecto del mismo periodo de 2013. Bradesco, a su vez, registró un beneficio neto de 3.190 millones de dólares en el primer semestre, un aumento del 22,9%. Incluso el Santander, que en las últimas semanas se vio involucrado en una polémica por relacionar el Gobierno de Dilma Rousseff con el deterioro en la economía, celebró una mejora en sus resultados. La filial brasileña del banco español ganó 630 millones en el segundo trimestre, un 1,9% más que el año pasado. Las tres instituciones se beneficiaron de la expansión del crédito, al tiempo que redujeron la exposición de los clientes con mayor potencial de riesgo.
El aumento de los tipos de interés en la economía, que encarece el coste del dinero, es una de las explicaciones para esos resultados, explica Luis Miguel Santacreu, analista de la agencia de calificación de riesgos Austin Rating. “Brasil tiene las tasas más altas del mundo, así que los bancos se permiten el lujo de reducir el volumen de crédito. Aun así el beneficio sube, porque los intereses cobrados compensan la caída del volumen”, dice Santacreu. Hoy la tasa de referencia de intereses del Banco Central está en un 11%. Otra explicación para el buen desempeño, según el analista, es que el sector bancario brasileño concentra diversas actividades en un mismo holding: crédito, seguros, fondos de pensiones, gestión de recursos y bancos de inversión. “Eso también garantiza la diversificación de ganancias, es decir, un sector compensa el otro”, recalca.
Los números llaman la atención por el contraste entre los balances cada vez mayores de algunas empresas y el débil crecimiento del país. El boletín semanal Focus (del Banco Central de Brasil), que recoge las expectativas del mercado sobre la economía, redujo el pasado lunes por décima vez consecutiva la previsión de crecimiento del PIB este año. Los analistas consultados revisaron sus expectativas del 0,9% al 0,86%.
Ese mismo día, la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) rebajó la previsión del incremento del PIB de Brasil del 2,3% al 1,4%. La organización prevé que la región crezca un 2,2%. En julio, el FMI recortó por quinta vez su estimación para la economía brasileña en 2014 del 1,9% al 1,3%.
El comercio minorista, a su vez, se beneficia de una demanda de electrodomésticos en Brasil, sobre todo de la denominada clase C (la nueva clase media). La red de tiendas Magazine Luiza, que publicó sus resultados el pasado 31 de julio, cerró el segundo trimestre de 2014 con un beneficio neto de 11,65 millones de dólares, un 130,6% más respecto del año pasado. “Mientras la tasa de desempleo esté baja, la clase C seguirá comprando”, sostiene Marcelo Silva, director ejecutivo de la empresa. Pero añade que la inflación alta sí puede afectar al sector. La compañía se benefició, además, del Mundial de fútbol, del que fue patrocinadora oficial.
El grupo GPA, dueño de los supermercados Pão de Açúcar y Extra, y de las tiendas Casas Bahia y Ponto Frio, registró un beneficio neto de 80,2 millones de dólares en el segundo trimestre, un aumento del 20,9%. Christophe Hidalgo, director ejecutivo de la empresa, cree que el mantenimiento de los planes de inversión del grupo, ajeno al pesimismo en el mercado, explica parte del buen desempeño. El segundo semestre, sin embargo, todavía es una incógnita: “No hay magia, vamos a acompañar al mercado”, sostiene.
Para Heron do Carmo, profesor de la Universidad de São Paulo, las incertidumbres de los periodos electorales obligan a las empresas a tener más cuidado, reduciendo la exposición a riesgos y aumentando sus márgenes en los balances. “Como ocurrió en 2002, se busca garantizar la posición y contener la inversión, para constituir fondos y ahorros”, analiza. “La expectativa es que, cualquiera que sea el vencedor de la elección presidencial de octubre, haya cambios en la economía”, añade. Entre ellos, destaca un nuevo marco regulador para liberalizar las inversiones y la corrección de los precios administrados por el Gobierno, como el de los combustibles.
Carla Jiménez / Frederico Rosas
São Paulo, El País
Un dicho popular afirma: “En una crisis, mientras unos lloran, otros venden pañuelos”. En este momento de pesimismo de la economía brasileña, hay muchas empresas que siguen registrando beneficios, sobre todo en los sectores bancario y minorista. Los balances financieros del segundo trimestre revelan que el temor a la recesión no les ha afectado.
El pasado martes, el banco Itaú, el principal del país, anunció que ganó 4.160 millones de dólares en el primer semestre de este año, un 33,2% más respecto del mismo periodo de 2013. Bradesco, a su vez, registró un beneficio neto de 3.190 millones de dólares en el primer semestre, un aumento del 22,9%. Incluso el Santander, que en las últimas semanas se vio involucrado en una polémica por relacionar el Gobierno de Dilma Rousseff con el deterioro en la economía, celebró una mejora en sus resultados. La filial brasileña del banco español ganó 630 millones en el segundo trimestre, un 1,9% más que el año pasado. Las tres instituciones se beneficiaron de la expansión del crédito, al tiempo que redujeron la exposición de los clientes con mayor potencial de riesgo.
El aumento de los tipos de interés en la economía, que encarece el coste del dinero, es una de las explicaciones para esos resultados, explica Luis Miguel Santacreu, analista de la agencia de calificación de riesgos Austin Rating. “Brasil tiene las tasas más altas del mundo, así que los bancos se permiten el lujo de reducir el volumen de crédito. Aun así el beneficio sube, porque los intereses cobrados compensan la caída del volumen”, dice Santacreu. Hoy la tasa de referencia de intereses del Banco Central está en un 11%. Otra explicación para el buen desempeño, según el analista, es que el sector bancario brasileño concentra diversas actividades en un mismo holding: crédito, seguros, fondos de pensiones, gestión de recursos y bancos de inversión. “Eso también garantiza la diversificación de ganancias, es decir, un sector compensa el otro”, recalca.
Los números llaman la atención por el contraste entre los balances cada vez mayores de algunas empresas y el débil crecimiento del país. El boletín semanal Focus (del Banco Central de Brasil), que recoge las expectativas del mercado sobre la economía, redujo el pasado lunes por décima vez consecutiva la previsión de crecimiento del PIB este año. Los analistas consultados revisaron sus expectativas del 0,9% al 0,86%.
Ese mismo día, la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) rebajó la previsión del incremento del PIB de Brasil del 2,3% al 1,4%. La organización prevé que la región crezca un 2,2%. En julio, el FMI recortó por quinta vez su estimación para la economía brasileña en 2014 del 1,9% al 1,3%.
El comercio minorista, a su vez, se beneficia de una demanda de electrodomésticos en Brasil, sobre todo de la denominada clase C (la nueva clase media). La red de tiendas Magazine Luiza, que publicó sus resultados el pasado 31 de julio, cerró el segundo trimestre de 2014 con un beneficio neto de 11,65 millones de dólares, un 130,6% más respecto del año pasado. “Mientras la tasa de desempleo esté baja, la clase C seguirá comprando”, sostiene Marcelo Silva, director ejecutivo de la empresa. Pero añade que la inflación alta sí puede afectar al sector. La compañía se benefició, además, del Mundial de fútbol, del que fue patrocinadora oficial.
El grupo GPA, dueño de los supermercados Pão de Açúcar y Extra, y de las tiendas Casas Bahia y Ponto Frio, registró un beneficio neto de 80,2 millones de dólares en el segundo trimestre, un aumento del 20,9%. Christophe Hidalgo, director ejecutivo de la empresa, cree que el mantenimiento de los planes de inversión del grupo, ajeno al pesimismo en el mercado, explica parte del buen desempeño. El segundo semestre, sin embargo, todavía es una incógnita: “No hay magia, vamos a acompañar al mercado”, sostiene.
Para Heron do Carmo, profesor de la Universidad de São Paulo, las incertidumbres de los periodos electorales obligan a las empresas a tener más cuidado, reduciendo la exposición a riesgos y aumentando sus márgenes en los balances. “Como ocurrió en 2002, se busca garantizar la posición y contener la inversión, para constituir fondos y ahorros”, analiza. “La expectativa es que, cualquiera que sea el vencedor de la elección presidencial de octubre, haya cambios en la economía”, añade. Entre ellos, destaca un nuevo marco regulador para liberalizar las inversiones y la corrección de los precios administrados por el Gobierno, como el de los combustibles.