Con la Argentina, un fuerte daño mutuo

lanacion.com
En tiempos de recesión, las economías de la Argentina y de Brasil son como una pareja en la que cada una de las partes le hace mal a la otra.


Ésa es la situación por la que atraviesan los principales socios del Mercosur desde principios de este año. Según los números oficiales, la Argentina entró en recesión en el primer trimestre. Y Brasil acaba de anotar una "recesión técnica", aunque el gobierno de Dilma Rousseff intente edulcorarla al cabo del segundo trimestre.

La mala fortuna de uno es un problema para el otro, si bien el país vecino tiene mayor capacidad de daño. Sucede que ambas economías tienen una relación "simbiótica". Así define el vínculo Fausto Spotorno, del centro de estudios de Orlando Ferreres. El sector automotriz es el más integrado. "Es casi una única industria en ambos países", según el economista.

Ayer, el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, le echó una parte de la culpa por el estancamiento a la menor demanda de autos de la Argentina. Los números oficiales explican la molestia del funcionario: en los primeros seis meses del año, el país redujo 18% las importaciones de Brasil, hasta los 7601 millones de dólares. Pero en el rubro vehículos automotores de pasajeros, el tropezón fue aún mayor: 23 por ciento.

Claro que el ministro de Economía, Axel Kicillof, podría reprocharle lo mismo. En los primeros seis meses del año, la Argentina le vendió 152.159 vehículos a Brasil, un 20% menos en comparación con el mismo período de 2013.

Lejos de tocar fondo, la caída en las compras en ese rubro a Brasil sigue profundizándose. Por caso, en julio, las compras a Brasil cayeron 58% en comparación con el mismo período del año anterior. Ese número se notará en las cuentas del país vecino recién en el informe del próximo trimestre.

"Para la Argentina, esto implica que un socio que tracciona exportaciones pierda peso en un escenario de restricción externa. Así, el sector comercial envía señales amarillas: soja en baja, petróleo en alza y Brasil", resumió Dante Sica, de la consultora Abeceb.com, uno de los especialistas en temas bilaterales.

En recesión, los consumidores argentinos también demandan menos electrodomésticos, plásticos y químicos, todos productos en los que hay un alto nivel de integración. Por todo eso, el estancamiento de la economía brasileña es una mala noticia tanto para Cristina Kirchner como para los empresarios locales. Y el enfriamiento del consumo doméstico, casi una novedad en los años del kirchnerismo, llega para Dilma en el momento en que más necesita a su aliado comercial para enfrentar las reñidas elecciones del 5 de octubre próximo.

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